La tragicómica paradoja del anticristo (quizá la mayor paradoja en ese tema)

Índice
─ La paradoja del anticristo: dependencia de Dios
─ Más sobre «depender de Dios»
─ Religiones basadas en la transgresión, y más sobre el anticristo
─ Nota sobre la variedad de discursos falsos sobre «gente sin alma», «almas perdidas», etc.
─ Nota final sobre el carácter anticrístico de «un curso de milagros»: libertad

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En este vídeo vemos algo sobre el crucial tema de «el anticristo»:
https://www.youtube.com/watch?v=0j2-RokOgj4

Como resulta que está tan de moda el tema del «anticristo», vemos un poco lo que sería quizá la mayor paradoja en el tema.

La mayoría de la humanidad estamos en una especie de estado «zombi» que no nos permite fácilmente abrirnos a reconocer la posibilidad que tratamos, y abrirnos a sentir esta paradoja.

Esa zombificación estaría representada, en un polo de la polarización social, por «élites» que están así como semiposeídas, y que tienen altos cargos en las empresas de moda (IA, etc.), y/o en los gobiernos, etc.

(Recordemos que todos estamos un poco «semiposeídos» por dinámicas que, gracias a nuestras heridas emocionales, involucran a desencarnados que influyen o pretenden influir, más o menos directamente, en nuestras vidas y decisiones, con muy diversas intenciones y grados de «sabiduría»).

Para tratar esto, hemos visto algunas líneas de un mensaje sobre el tema de la «inmortalidad», que enlazo aquí:
unplandivino.net/padgett-1-3-1/

Este mensaje fue dado por Jesús hace más o menos un siglo. Ahí habla del tema que sería clave para captar «lo del anticristo»:

─ depender de Dios para la continuidad de nuestra existencia.

El concepto de «depender» es muy profundo cuando lo vamos viendo en su vertiente espiritual, digamos.

Si existe Dios (que ya habríamos comprobado en el alma que sí, existe), entonces resulta que Dios es «independiente», en el sentido de que es increado, no tuvo creador/a.

Pero nosotros sí tendríamos creador, aunque seamos la «más grande de las creaciones».

Entonces, para poder nosotros realmente «ser independientes», es decir, para compartir eso tan esencial de Dios… o sea, para compartir su capacidad de «sentirse tan libre», digamos… necesitamos compartir con Él/Ella algo nuevo (su amor).

Es análoga, esta situación, a lo que pasa con la crianza o la educación sana:

En buena lógica, los tutores de los niños… o sus padres y madres que estén más o menos mentalmente sanos… habrían de desear que esos niños, esos hijos, se vuelvan como los adultos, es decir:

«adultos independientes»

(aunque, por otra parte, y por cierto, sucede que en este «sistema social/industrial», tan «antiecológico» él… tal independencia suele conllevar también muchos desastres para nuestra alma… pero bueno).

Más sobre «depender de Dios»

Podríamos decir que en todo dependemos de Dios:
─ para estar vivos (habiendo sido creados, como almas, por Dios)
─ para tener experiencias en un universo creado por Dios…

Por otro lado, recordemos el dato de que en realidad las almas no mueren (por ahora nadie vio, al parecer, que se anulara realmente un alma, y todo el mundo ha seguido vivo en el mundo espiritual, en su cuerpo espíritu), pero muchas almas están en ese estado donde alcanzan un tope en su evolución, hasta ser perfectas sólo en el amor natural (esfera 6), mientras no reciban el amor divino. Continuar leyendo «La tragicómica paradoja del anticristo (quizá la mayor paradoja en ese tema)»

1/11:35) 11. La expiación vicaria (Juan escribe sobre el cuerpo espíritu) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 11:35

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

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Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga
La lectura de estos mensajes dura en el audio hasta el minuto 12:26, y luego hay comentarios. Esta vez quizá podemos decir que el mensaje no tiene relación directa con este tema 11 ─que agrupa mensajes muy variados─.

Vemos un mensaje de Juan, el llamado «apóstol». Trata de cosas muy básicas e importantes sobre el hecho de que tenemos un cuerpo espíritu además de un cuerpo físico, y el hecho de ser un alma con esos dos cuerpos ─en el proceso de la muerte (corte del cordón de plata), etc.─.

A continuación, pues, vamos a ver parte del apartado:

11) La expiación vicaria

Se trata del siguiente mensaje contenido en este apartado.

El tema principal en el apartado es «la expiación vicaria», ya que es una creencia o dogma muy dañino.

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/padgett/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth entre otras personas.

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria [estamos aquí: Vemos el siguiente mensaje en este apartado 11]
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
11. La expiación vicaria (cont.)

¿Qué hace el espíritu del hombre cuando abandona el cuerpo físico para la eternidad? (San Juan, apóstol de Jesús) (29 mayo 1916)

Estoy aquí, Juan.

Vengo esta noche a contarte una verdad vital que sé que te interesará.

Con frecuencia se ha preguntado: «¿Qué hace el espíritu del hombre cuando abandona el cuerpo físico para la eternidad?».

Sé que muchos espíritus te han escrito sobre este asunto, y algunos han descrito sus experiencias personales. Sin embargo, en toda la información que has recibido hay algunos hechos que no se han mencionado, y los describiré brevemente.

Cuando el espíritu abandona el cuerpo, se rompe el llamado cordón de plata, y con ello se corta para siempre toda conexión entre el espíritu y el cuerpo; nunca más podrá ese espíritu entrar en ese cuerpo, ni tampoco ningún otro espíritu, aunque sé que algunos espiritualistas afirman que otro espíritu puede habitar el cuerpo abandonado. Pero esto es completamente erróneo, pues ningún espíritu entra jamás en el cuerpo que una vez fue el hogar de otro espíritu, y, por lo tanto, las afirmaciones de algunos sabios de Oriente de que tal cosa puede suceder carecen de fundamento en los hechos. Continuar leyendo «1/11:35) 11. La expiación vicaria (Juan escribe sobre el cuerpo espíritu) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 11:35»

1/10:11-13) 10. El infierno (últimos mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 10:11-13

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

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Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga
La lectura de estos tres importantes mensajes dura en el audio hasta el minuto 34:09; luego hay comentarios.

A continuación vamos a ver parte del apartado:

10) El infierno

Se trata de los últimos tres mensajes contenidos en este apartado.

El tema es el infierno, aunque en este caso, y en el de otros mensajes de este apartado, se tratan las cosas de modo que podríamos decir que sólo indirectamente tienen que ver con la condición álmica que llamamos «infierno» (esas partes más bajas de la primera esfera).

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/padgett/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth entre otras personas.

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno [estamos aquí: Vemos los tres últimos mensajes en este apartado 10]
─ 11. Expiación vicaria
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
10. El infierno (cont.)

La fe, y cómo puede ser obtenida (Jesús) (1 octubre 1915)

Estoy aquí, Jesús.

Vine esta noche para decirte que estás más cerca del Reino que en mucho tiempo, y que si oras al Padre con más fervor, pronto percibirás la afluencia del Amor Divino, que te hará verdaderamente libre y te preparará para disfrutar de esa íntima comunión con el Padre que te va a permitir olvidar todas tus preocupaciones y decepciones, y ver con la percepción de tu alma las grandes verdades que mis seguidores y yo podamos procurar enseñarte. Continuar leyendo «1/10:11-13) 10. El infierno (últimos mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 10:11-13»

Despertando a la vida biológica del suelo y los ciclos: el diseño natural amoroso de Dios y la necesidad de arrepentimiento sincero

En este audio…

enlaces: en ivoox // enlace descarga

…vemos hechos básicos sobre la vida del suelo, que es un sistema fascinante que las plantas usan para vivir (lleno de microorganismos, hongos, gusanitos, etc.).

De hecho, el suelo es como si fuera el estómago de las plantas, ya que ellas ─tal como nos pasa a nosotros con nuestra flora bacteriana en el cuerpo físico─ obtienen nutrientes gracias a la vida de bacterias, nematodos, etc., y gracias a «pastorear» esa vida a su gusto y necesidad.

Esto lo vemos tras una introducción donde lo contextualizamos en el tema general de nuestro «no ser armónicos» (no ser amorosos o cuidadosos) con las actitudes que tenemos debido al «sistema» personal y colectivo de creencias y acciones más o menos «normales».

Temas vistos en la presentación:

─ Modelo: naturaleza. Las leyes naturales forzarán que nuestro modelo sea la naturaleza en alguna medida, a la larga y a veces a la corta… Ley de compensación.
─ El suelo respira: amortiguación, buffering: clima. Plantas y enfriamiento, suavizamiento de condiciones extremas, etc.
─ Trópicos y diversidad.
─ Quitar cubierta vegetal calienta, mata «la biología» del suelo.
─ Sistema económico-político: ¿Es malo? Sí, es desarmónico, pero nosotros muchas veces ni siquiera agradecemos que funcione. Ejemplo de empresarios que, gracias a su ambición por «crecer», llenan las baldas del supermercado para bien y para mal. Profesiones «egoístas» o intereses lucrativos «llenan supermercados», pese a todo, para bien y para mal.
─ Polarización y empeoramiento de las condiciones álmicas.
─ Falta de agradecimiento implica «antieconomicidad» de todo.
─ El principio de economía está tergiversado en nuestras creencias, personal-colectivamente. Continuar leyendo «Despertando a la vida biológica del suelo y los ciclos: el diseño natural amoroso de Dios y la necesidad de arrepentimiento sincero»

Un testimonio sobre el infierno como experiencia cercana a la muerte y las «manipulaciones cristianas»

Una captura de un momento del vídeo del que hablamos

En este audio…

enlace en ivoox // enlace descarga

… comento y narro con detalles el testimonio de la experiencia de Dominic Morrow, que aparece en el siguiente vídeo-podcast en youtube, en un canal llamado «Know Christ»:

https://www.youtube.com/watch?v=hV0SmcxLJoY
«I Was Dead For 3:47 Secs & Went to Hell. It Felt Like I Was There For Months! | Dominic Morrow»

Esa experiencia la tuvo Dominic tras sufrir disparos, ya que él estaba «en la mala vida»: era un criminal traficante, en una banda en los EEUU…

La experiencia consiste en vivencias muy intensas de oscuridad y luego algo violentas, tenidas en su cuerpo espiritual (que él reconoce como tal).

Una vez conocemos estas verdades básicas que tratamos en la web, al hilo de lo que vemos con Jesús y María Magdalena, es fácil sentir o empezar a sentir verdades sobre la manipulación que se da en torno a estas experiencias cercanas a la muerte (ECM), ya sean experiencias «de luz» o «de oscuridad».

Es decir, Jesús mismo nos contó que por ejemplo los exorcismos (al parecer casi todos) serían experiencias artificiales, es decir, experiencias en gran medida artificiosamente creadas o concebidas parcial o totalmente desde el mundo espiritual, para demostrar dogmas ─los dogmas que siguen determinados grupos y religiones─.

Uno de tales dogmas, que nos atañe en este caso, es el de que existe «un demonio», o sea un «jefe del mal»… cuando en realidad hay muchos «demonios» (como ya saben también «los cristianos»), pero que son personas, almas como nosotros… y no «ángeles caídos» que hubieran sido creados directamente por Dios, etc.

En el testimonio de Dominic vemos algunas verdades esenciales mezcladas con cosas no tan verdaderas… y sobre todo, vemos las pistas que nos indican que en parte estaría pasando lo mismo que con esos exorcismos de los que Jesús comenta que sobre todo se usan para intentar «convencer de dogmas».

Es decir, aunque sea una experiencia real, donde Dominic habría vivido en su cuerpo espíritu cosas muy relevantes que reflejaban su condición álmica, la experiencia podría haber sido en parte concebida o tratada después como algo a poner al servicio (mientras Dominic se deje) para fomentar ciertas «ideas cristianas» ─tal como las conciban los determinados grupos de desencarnados que vayan siendo guías de Dominic y sus grupos─.

La experiencia contendría al final rasgos de manipulación más o menos condescendiente, ya que normalmente nuestra condición de alma habilta eso mismo; es decir, nuestra condición álmica es la de querer ser más o menos manipulados y manipulables, a imagen de esa «actitud profunda» que aprendimos a tener en el hogar, con las emociones de nuestros tutores, padres, madres, etc.

En este testimonio vemos asomarse ciertos dogmas, pero lógicamente también contiene verdades maravillosas, así como «avances» evidentes hacia verdades que a veces echamos en falta en muchos grupos religiosos o mundos de la «espiritualidad».

 

1/9:3-4) 9. La expiación (siguientes mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 9:3-4

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

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Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga

A continuación vamos a ver una parte del apartado:

9) La expiación

Vemos los siguientes mensajes contenidos en el tema 9.

El tema es la expiación («atonement»).

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/padgett/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth (entre otras personas).

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación [estamos aquí: Vemos los siguientes mensajes en este apartado 9]
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
9. La expiación (cont.)

Confirma que Lucas escribió sobre la expiación (Jesús) (4 enero 1916)

Estoy aquí, Jesús.

Escribiré solo unas pocas líneas, pues deseo confirmar lo que Lucas ha explicado tan claramente sobre lo que es la expiación.

Él ha expuesto el verdadero plan de Dios para la redención de la humanidad, es decir, para situarla en la misma relación con nuestro Padre que ocupaban nuestros primeros padres, relación que les fue arrebatada por su desobediencia y que no se restableció hasta mi venida. Los hombres deben aprender el verdadero significado del gran plan para su salvación y para que se vuelvan en unidad con el Padre en Su naturaleza divina. No se ha proporcionado ningún otro plan, y no hay ningún otro camino abierto para que los hombres reciban esta naturaleza divina del Padre y la inmortalidad. Continuar leyendo «1/9:3-4) 9. La expiación (siguientes mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 9:3-4»

1/9:1-2) 9. La expiación (primeros mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 9:1-2

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

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Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga

A continuación vamos a ver parte del apartado:

9) La expiación

Vemos los primeros mensajes contenidos en el tema 9.

El tema es la expiación («atonement»).

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/padgett/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth (entre otras personas).

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación [estamos aquí: Vemos los primeros mensajes en este apartado 9]
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
9. Expiación

Expiación – Parte I (San Lucas – del Nuevo Testamento) (30 diciembre 1915)

Estoy aquí, San Lucas.

Vengo esta noche para hablaros de una verdad que es de gran importancia para vosotros y para la humanidad, y deseo que prestéis mucha atención a lo que voy a decir. Me encuentro en un estado de amor que me permite saber de lo que escribo y hacer que lo que diga sea aceptado por vosotros como verdadero. Continuar leyendo «1/9:1-2) 9. La expiación (primeros mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 9:1-2»

1/8:2-3) 8. El perdón (siguientes mensajes) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 8:2-3

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

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Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga

A continuación vamos a ver parte del apartado:

8) El perdón

Vemos los dos siguientes mensajes contenidos en el tema 8.

El tema es el perdón.

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/transicion/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth (entre otras personas).

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón [estamos aquí: Vemos los siguientes mensajes en este apartado 8, para completarlo]
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
8. El perdón (cont.)

Cómo un alma debe recibir el amor divino del Padre para convertirse en habitante del Reino de Dios y llevar a cabo esa inmortalidad de la que te he escrito (Jesús) (28 febrero 1916)

Estoy aquí, Jesús.

Deseo escribirte esta noche sobre el tema de cómo un alma debe recibir el Amor Divino del Padre para convertirse en habitante del Reino de Dios y llevar a cabo esa inmortalidad de la que te he escrito.

En primer lugar, debe entenderse que el Amor Divino del Padre es un tipo de amor completamente distinto del amor que el Padre concedió al hombre en el momento de su creación, y que el hombre ha poseído en una condición de más o menos pureza desde aquel entonces.

Este Amor Divino nunca le fue conferido al hombre como un don perfecto y completo, ni en el momento de su creación, ni desde mi venida a la tierra, sino como un regalo que espera las propias aspiraciones y los propios esfuerzos del hombre para obtenerlo, y sin los cuales nunca puede llegar a ser suyo, aunque siempre esté cerca de él, a la espera de responder a su llamada.

Entonces, comprendiendo lo que este Amor es, y que el hombre debe buscarlo, y cuál es su efecto sobre el alma del hombre, se vuelve muy importante que el hombre haga, de la obtención del mismo, el único gran objeto de sus aspiraciones y deseos. Pues cuando lo posee en un grado tal que lo aúna con el Padre, deja de ser un mero hombre y pasa a tener una naturaleza de existencia álmica tal que lo hace Divino, con muchas cualidades del Padre ─la principal de las cuales es, por supuesto, el Amor─, y que también le hace darse cuenta absolutamente del hecho de su inmortalidad.

La mera bondad moral, o la posesión del amor natural en su grado máximo, no conferirá al hombre esta Naturaleza Divina que he mencionado; ni los buenos actos, la caridad y la bondad conducirán por sí mismos a los hombres a la posesión de este Amor; sino que la posesión de este Amor, en verdad y de hecho, conducirá a la caridad, a los buenos actos, a la bondad siempre desinteresada y a una hermandad de hombres en la tierra hacia la cual el mero amor natural no puede conducir ni puede hacer que exista.

Sé que los hombres predican acerca de la Paternidad de Dios y la hermandad del hombre, y exhortan a los hombres a tratar de cultivar pensamientos y obras de amor, abnegación y caridad de manera que se logre la tan deseada unidad de vida y propósito por parte de los hombres; y en razón de este amor natural pueden, por sí mismos, hacer una gran obra para dar lugar a esta hermandad. Sin embargo, la cadena que los une no puede ser más fuerte que el amor natural que la forja; y cuando éste se vea eclipsado por la ambición y los deseos materiales, la fraternidad se debilitará enormemente o desaparecerá por completo, y los hombres se darán cuenta de que sus cimientos no estaban construidos sobre roca, sino más bien sobre débil arena que no puede sostener la superestructura cuando se ve azotada por las tormentas que surgen de la ambición de los hombres y de sus deseos de poder y grandeza ─y de muchas otras cosas materiales─. Por eso es que digo que hay una gran necesidad de algo más que el mero amor natural del hombre para ayudarle a formar una hermandad que permanezca firme y estable bajo todas las condiciones y entre todos los hombres.

Así que este amor natural, bajo las circunstancias más favorables para preservar la constancia de la felicidad del hombre y la liberación del pecado y el error, demostró por sí mismo no ser suficiente para mantener esa condición, y entonces, qué se puede esperar de él cuando las circunstancias son tales que este amor ha degenerado de su estado puro y se ha contaminado por todas estas tendencias de los hombres a hacer lo que está en violación, no sólo de las leyes de Dios, sino de todo aquello que en otro caso ayudaría a los hombres a llevar a cabo una verdadera hermandad.

Como he dicho anteriormente en mis escritos, llegará un momento en que este amor natural se verá restaurado a su estado original de pureza y liberación del pecado, y en que esta hermandad pueda existir en un grado de perfección que hará felices a todos los hombres.

Sin embargo, ese tiempo está muy lejos y no se realizará en la tierra en absoluto hasta que surjan el Nuevo Nacimiento y los Nuevos Cielos [will not be realized on earth at all, until the New Birth and the New Heavens appear, …], y mientras tanto, los sueños de los hombres sobre esta gran fraternidad no van a verse realizados.

Sé que los hombres esperan que alguna vez, en un futuro muy lejano, por medio de la educación, las convenciones y las predicaciones de la verdad moral, este sueño de una hermandad ideal se vea establecido en la tierra, y que desaparezcan todas las almas de odio y guerra, y la opresión de los débiles por los fuertes. Pero yo os digo que si, para dar lugar a esta condición tan deseada, los hombres dependen de este mero amor natural y de todos los grandes sentimientos e impulsos que puedan surgir de él, se encontrarán con decepciones y perderán la fe en la bondad de los hombres, y a veces se las verán con un retroceso no sólo en dicho amor, sino en la conducta de los hombres entre sí, y en el trato de las naciones entre sí.

Me he desviado un poco de mi tema, pero he creído oportuno mostrar al hombre que su dependencia de sí mismo ─que es su dependencia de este amor natural─ no es suficiente y adecuada para llevarlo a una condición de felicidad siquiera en la tierra, y por tanto totalmente inadecuada para llevarlo al Reino del Cielo.

El Amor Divino del que hablo es, por Sí mismo, no sólo capaz de hacer de un hombre un habitante del Reino del Padre, sino que es suficiente para permitirle dar lugar y llevar a cabo esa gran hermandad hasta el nivel máximo de sus sueños, incluso mientras está en la tierra.

Este amor del Propio Ser del Padre [of the Father’s Own Self] es de naturaleza inmutable, y en todos los lugares y bajo todas las condiciones está produciendo los mismos resultados y convirtiendo las almas de los hombres en la tierra, así como las de los espíritus en el mundo espiritual, no sólo en la imagen sino en la Sustancia de la Naturaleza Divina. Puede poseerse en menor o mayor grado, dependiendo del hombre mismo; y este grado de posesión determina la condición del alma y su proximidad al Reino del Padre, tanto si el alma está en la carne como en el espíritu.

El hombre no tiene por qué esperar a convertirse en espíritu para buscar y obtener este Amor, pues el alma es la misma en la tierra que cuando está en el mundo espiritual, y su capacidad para recibir este Amor es tan grande en un lugar como en el otro. Por supuesto, en la tierra hay muchas circunstancias, entornos y limitaciones en el hombre que impiden el libre funcionamiento del alma en el camino de las aspiraciones y la fe, y que no existen después de que el hombre se convierta en un habitante del mundo espiritual; pero, sin embargo, y a pesar de todos estos inconvenientes y escollos de la vida terrenal, el alma del hombre puede recibir este Amor Divino sin limitaciones y en una abundancia tal que lo volverá una nueva criatura, como dicen las escrituras.

La posesión de este Amor Divino significa también la ausencia de esos deseos y anhelos de lo que se llama el hombre natural, que producen egoísmo, falta de bondad y otras cualidades que crean el pecado y el error, e impiden la existencia de esta verdadera fraternidad que los hombres desean tan fervientemente como precursora de la paz y la buena voluntad; y cuanto más de este Amor Divino entra en el alma del hombre, menos hay de esas tendencias y deseos malos, y más de la Naturaleza y Cualidades Divinas.

El Padre es todo Bondad, Amor y Verdad, y Perdón, y Generosidad [Kindness], y cuando los hombres reciben y poseen el Amor Divino, estas Cualidades llegan a dominar sus almas. Y cuando el hombre es sincero y fiel, y posee estas Cualidades, nunca le abandonan ni cambian; y cuando esta hermandad se fundamente en ellas, será algo construido sobre roca, y que continuará viviendo y haciéndose más puro y firme en su efecto vinculante y en los grandes resultados que de ello fluirán, pues la roca de sus cimientos será la Naturaleza Divina del Padre, que es sin variabilidad ni cambio, y nunca decepciona.

Una hermandad así creada y unida es, como digo, «la única hermandad verdadera que hará para el hombre una especie de cielo en la tierra, y desterrará las guerras, el odio, la contienda y el egoísmo, y el principio de lo mío y lo tuyo. Lo mío se cambiará por lo nuestro, y toda la humanidad será verdaderamente hermana, sin referencia a raza, secta o adquisiciones intelectuales. Todos serán reconocidos como hijos del único padre».

Tal será el efecto de la existencia de este Amor en las almas de los hombres en la tierra, y cuando tales almas dejen su envoltura de carne, encontrarán sus hogares en el Reino de Dios ─partes de la Divinidad del Padre, y partícipes de su Inmortalidad─.

Pero sólo este Amor Divino capacitará a las almas de los hombres para este Reino, pues en este Reino todas las cosas participan de esta Naturaleza Divina y nada que no tenga esa Cualidad puede entrar en él.

Así que los hombres deben entender que ninguna mera creencia, ceremonia de la iglesia o bautismo ─ni cualquiera de este tipo de cosas─ basta para capacitar a un alma para convertirse en un habitante de este Reino. Los hombres pueden engañarse y se engañan, a sí mismos, en sus creencias de que cualquier cosa que no sea este Amor Divino pudiera asegurarles una entrada en el Reino.

Las creencias pueden ayudar a los hombres a buscar y aspirar a la posesión de este Amor, pero a menos que y hasta que este Amor Divino sea realmente poseído por las almas de los hombres, no podrán llegar a ser partícipes de la naturaleza divina y disfrutar de la felicidad y la paz del Reino del Padre.

Cuando el camino para obtener este Amor es tan fácil y la alegría de su posesión tan grande, es sorprendente que los hombres se contenten con las cáscaras del formalismo, la satisfacción, el engaño de la mera adoración de boquilla y las creencias intelectuales.

Como he dicho, este Amor está esperando a ser poseído por todo hombre que lo busque sinceramente y con verdaderas aspiraciones del alma. No es una parte de cada hombre, sino que lo rodea y lo envuelve, pero sin formar parte de él a menos que sus anhelos y oraciones hayan abierto su alma para que pueda fluir y llenarlo con su presencia.

El hombre nunca está obligado a recibirlo, así como nunca está obligado a hacer otras cosas contra su voluntad, pero como en este último caso, cuando en el ejercicio de esa misma voluntad se niega a dejar que el Amor Divino fluya en su alma, debe sufrir la pena, que es la privación total y absoluta de cualquier posibilidad de convertirse en un habitante del Reino de Dios ─o Reino Celestial─ y de cualquier consciencia del hecho de su inmortalidad.

Que los hombres dirijan sus pensamientos y aspiraciones a Dios, y en verdad y sinceramente rueguen al Padre por una afluencia en sus almas de su Amor Divino, y tengan fe, y así siempre encontrarán que el Padre les otorgará su amor, de acuerdo con la extensión de sus aspiraciones y anhelos, que son las mediaciones [mediums] para abrir sus almas a las obras del Espíritu Santo, que, como he escrito antes, es el mensajero de Dios para la transmisión de su amor divino de su Fuente de Amor a las almas de los hombres orantes y aspirantes.

De ninguna otra manera puede el Amor Divino ser poseído por el hombre, y siempre es un asunto individual entre el hombre particular y el Padre. Ningún otro hombre, ni cuerpo de hombres, ni iglesia, ni espíritus ni ángeles pueden hacer el trabajo del individuo. En cuanto a él, su alma es lo único implicado, y sólo sus aspiraciones, sus oraciones y su voluntad pueden abrir su alma a la afluencia de este Amor, que lo vuelve parte de su propia divinidad.

Por supuesto, las oraciones, los pensamientos bondadosos y las influencias amorosas de los hombres buenos y de los espíritus divinos y de los ángeles pueden ayudar y ayudan a las almas de los hombres a volverse hacia Su amor y a progresar en su posesión, pero en cuanto a la cuestión de si un hombre llegará a ser poseedor o no de este amor, depende del hombre.

Bueno, ya he escrito suficiente por esta noche y debo parar.
Así que, mi querido hermano, con todo mi amor y bendiciones, buenas noches.
Tu hermano y amigo,
Jesús

¿Cuál es la razón por la que los mortales no buscan el amor del Padre, en lugar de esforzarse por creer en los credos y sacramentos de la Iglesia a la que pertenecen o con la que están afiliados? (San Juan, apóstol de Jesús) (4 junio 1917)

Estoy aquí, San Juan.

He venido esta noche para escribirte un mensaje que considero muy importante, y como te encuentras en buenas condiciones, me esforzaré por hacerlo.

En primer lugar, deseo decirte que te encuentras, mucho más que antes, en esa condición de desarrollo del alma tal que nos permite establecer una relación contigo; y nos complace que así sea, ya que cuanto mayor sea tu desarrollo, más fácil nos resultará expresar nuestras ideas sobre las verdades superiores que tanto deseamos revelar a través de ti.

Bien, el tema sobre el que deseo escribir es: ¿Cuál es la razón por la que los mortales no buscan el Amor del Padre en lugar de esforzarse por creer en los credos y sacramentos de las iglesias a las que pertenecen o con las que están afiliados?

Ahora bien, puede parecerte que los propios mortales podrían explicar mejor la razón de esta preferencia y sus acciones al llevar a cabo sus preferencias, pero esta suposición no sería cierta porque en realidad no lo saben. El conocimiento de la verdad que podrían obtener, y el supuesto conocimiento de la verdad que tantos de ellos se contentan con creer que poseen, son dos cosas distintas, y muy diferentes.

En primer lugar, creen que los credos de sus iglesias contienen y revelan las verdades sobre Dios y sobre la relación de los mortales con Él, y que, si siguen estos credos, harán lo que agrada a Dios y está de acuerdo con Su voluntad; por lo tanto, se conforman con permanecer en ese conocimiento y no buscan aprender más sobre las verdades de su existencia y de su salvación.

Los credos, en la mayoría de los casos, no contienen las verdades de estos asuntos espirituales, ya que se basan en el error y, por consiguiente, no pueden tener ninguna verdad como superestructura, y a partir de ellos los mortales no pueden instruirse sobre el verdadero conocimiento de las cosas espirituales.

Estos credos son creados por el hombre y no se basan en las verdades reales que nunca pueden ser cambiadas por los credos, ni por ninguna otra cosa que sea resultado de la creación del hombre.

Pero los mortales no saben que estos credos no les revelan la verdad, y esta es una de las razones por las que prefieren seguir las enseñanzas de los credos y confiar en ellos. No tienen nada más a lo que recurrir, excepto las muchas afirmaciones de verdad que contiene la Biblia; e incluso, aunque recurrieran a estas afirmaciones, en su estado de desarrollo mental y espiritual no serían capaces de descubrir las verdades que allí se revelan, ni de darse cuenta de la diferencia entre esas verdades y lo que ellos creen que son las verdades de sus credos.

Durante largos años, generación tras generación, estos credos han sido aceptados, creídos y proclamados como verdades por las respectivas iglesias a las que los mortales pueden haber pertenecido; y han visto a sus padres y abuelos creer y descansar en la seguridad de que los credos contenían la verdad, y han visto a estos familiares vivir y morir aparentemente felices en sus creencias, y por lo tanto se han conformado con hacer lo que hicieron aquellos que les precedieron y no cuestionar ni buscar la verdad en otra parte ─ni siquiera pensar que se puede encontrar en otra parte─.

Y tal como está constituido el hombre, se podría decir que tal posición y condición son naturales, y que nosotros o vosotros, que conocemos la verdad y también sabemos que los credos no contienen la verdad, no deberíamos sorprendernos.

Una vez más, los mortales prefieren sus credos, pues en la mayoría de los casos, cuando una iglesia o denominación ha existido durante mucho tiempo, aquellos que, por así decirlo, han heredado estas creencias en los credos nunca consideran por un momento que tengan que hacer otra cosa que creer sin cuestionar las enseñanzas de sus credos y que, en tal creencia, están en la verdad y no se les pide que duden o cuestionen. Y así, al crecer, como muchos hacen, en esta creencia, en muchos casos se convierte para ellos en algo meramente formal, sin vitalidad y sin crear en quienes la poseen ninguna preocupación especial por si su creencia está bien fundada o no. Esta creencia les ahorra la molestia de ejercitar sus mentes en profundidad, y dicen: «Estoy satisfecho con el credo de mi iglesia y no deseo preocuparme por cuestionarlo». Y, por lo tanto, verás que no les resulta difícil tener una preferencia, ya que, de hecho, no hay ninguna preferencia, sino una condición mental que no deja lugar al ejercicio de ninguna preferencia.

Y, además, esta preferencia existe debido a la vida social de las personas que creen en los credos de las iglesias, ya que si no creen de esa manera, no se les permite convertirse en miembros de las iglesias, pues deben suscribir el credo, sin importar qué otras cosas vitales se requieran creer o declarar ser creídas por parte del mortal que desea afiliarse.

La iglesia es el mayor centro social en la vida de los hombres, y su influencia y poder son muy grandes y llegan más lejos en la economía de la vida social de lo que las personas irreflexivas pueden darse cuenta. Así pues, cuando el solicitante suscribe el credo y se convierte en miembro de la iglesia, suele quedar satisfecho con su posición social, y sus pensamientos sobre las verdades espirituales dejan de ser flexibles para volverse fijos, y, con el paso del tiempo va actuando de manera automática y quedándose satisfecho en vez de prestar más atención a lo que los credos puedan exigirle. Su posición se vuelve entonces muy cómoda, y su mente se libera del esfuerzo al aceptar sin dudar las doctrinas de los credos de su iglesia.

Por supuesto, hay muchas excepciones a esta condición entre los miembros de las iglesias, ya que, aunque suscriban los credos, sus almas no están satisfechas y muestran su anhelo por el amor del Padre, un amor que muchos poseen, aunque intelectualmente no sepan lo que significa. No obstante la mayoría ya tiene su elección hecha, por las razones que he expuesto, y será muy difícil despertarlos de esta satisfacción y de la sensación de que en sus creencias reside la certeza de hacer la voluntad del Padre y de su propia salvación.

Ahora bien, aunque todo esto sea cierto, estos mortales no se dan cuenta de que es precisamente así, en el sentido que he descrito, y la gran labor que nos espera tanto a vosotros como a nosotros es hacer que las verdades que estáis recibiendo se presenten a estas personas de tal manera que no se conformen con descansar en la seguridad de sus antiguas creencias, sino que se sientan persuadidas a buscar la verdad fuera de las enseñanzas de sus credos. Y puedo decir que, si estas personas tuvieran tal despertar y buscaran la verdad con seriedad y honestidad, no dudarían en creer que se han equivocado en sus creencias y no estarían satisfechas hasta aprender la verdad.

Simplemente pensé en escribir esto porque, aunque más bien se trata de un tema relacionado con la mera vida de los hombres en la tierra, sin embargo, en sus resultados y consecuencias, si la vida es cambiada, las cosas espirituales se convertirán en las cosas más cautivadoras.

Estos credos excluyen la verdad, y los hombres nunca podrán encontrarla hasta que excluyan de sus mentes y almas las doctrinas de los credos.

No escribiré más por esta noche.
Así que, con mi amor, te daré las buenas noches.
Tu hermano en Cristo,
Juan

Versión en inglés

How a Soul Must Receive the Divine Love of the Father in Order to Become An Inhabitant of the Kingdom of God and Realize That Immortality of Which I Have Written You (Jesus) (28 Feb 1916)

I AM HERE. Jesus.

I desire to-night to write you on the subject: How a soul must receive the Divine Love of the Father in order to become an inhabitant of the Kingdom of God, and realize that immortality of which I have written you.

In the first place, it must be understood that the Divine Love of the Father is an entirely distinct kind of love from the love which the Father bestowed upon man at the time of his creation, and which man has possessed in a more or less condition of purity ever since that time.

This Divine Love was never conferred upon man as a perfect and completed gift, either at the time of his creation, or since my coming to earth, but as a gift which is waiting for man’s own efforts and aspirations to obtain, and without which it can never become his, although it is always close to him, waiting to answer his call.

Then understanding what this Love is, and that man must seek for it, and what its effect upon the soul of man is, it becomes very important that man should make the obtaining of it, the one great object of his aspirations and desires. For when he possesses it to a degree that makes him at one with the Father, he ceases to be a mere man, and becomes of a nature of soul existence that makes him Divine, with many qualities of the Father, the chief of which is, of course, Love; and also causes him to absolutely realize the fact of his immortality.

Mere moral goodness, or the possession of the natural love to its fullest degree will not confer upon man this Divine Nature that I have mentioned; nor will good acts, and charity and kindness, of themselves lead men to the possession of this Love, but the possession of this Love in truth and in fact, will lead to charity, and good deeds, and kindness, always unselfish, and to a brotherhood of men on earth that the mere natural love cannot possibly lead to or cause to exist.

I know that men preach about the Fatherhood of God, and the brotherhood of man, and urge men to attempt to cultivate the thoughts and deeds of love and self-sacrifice and charity in a way to bring about the greatly to be wished for unity of life and purpose on the part of men; and by reason of this natural love can, themselves, do a great work in bringing about this brotherhood. Yet the chain that binds them together cannot possibly be any stronger than the natural love which forges it; and when that becomes overshadowed by ambition and material desires, the brotherhood will become greatly weakened, or disappear entirely, and men will realize that its foundation was not built upon a rock, but rather upon the infirm sand, which could not sustain the superstructure, when the storms arising from men’s ambition and desires for power and greatness, and many other material things, beat upon it. So I say, there is a great necessity for something more than man’s mere natural love to help him form a brotherhood that will remain steadfast and firm under all conditions and among all men.

So this natural love, under circumstances the most favorable to preserve the constancy of man’s happiness and freedom from sin and error, proved itself to be not sufficient to maintain that condition, then what may be expected of it when circumstances are such that this love has degenerated from its pure state and has become defiled by all these tendencies of men to do that which is in violation not only of God’s laws, but of everything that would otherwise help men to realize a true brotherhood.

As I have heretofore said in my writings, there will come a time when this natural love will be restored to its original state of purity and freedom from sin, and when this brotherhood may exist in a degree of perfection that will make all men happy.

Yet that time is far off and will not be realized on earth at all, until the New Birth and the New Heavens appear, and in the meantime men’s dreams of this great brotherhood will not be realized.

I know that men expect that sometime, in the far distant future, by means of education and conventions and preachments of moral truth, this dream of an ideal brotherhood will be established on earth, and all the souls of hatred and war, and the oppression of the weak by the strong will disappear. But I tell you that if men depend upon this mere natural love and all the great feelings and impulses that may arise from it, to bring about this condition so much desired, they will find disappointments and lose faith in the goodness of men, and at times a retrogression, not only in that love, but in the conduct of men towards one another, and in the treatment of nations by one another.

I have digressed somewhat from my subject, but I thought it best to show to man that his dependence upon himself, which is his dependence on this natural love, is not sufficient and adequate to bring him into a condition of happiness even on earth, and therefore totally inadequate to bring him into the Kingdom of Heaven.

The Divine Love that I speak of, is of Itself not only able to make a man an inhabitant of the Father’s Kingdom, but is sufficient to enable him to bring about and realize to the fullest of his dreams that great brotherhood, even while on earth.

This love of the Father’s Own Self is of a never changing nature, and in all places and under all conditions is working out the same results and converting the souls of men on earth as well as of the spirits in the spirit world, into not only the image but the Substance of the Divine Nature. It may be possessed in smaller or greater degree, depending upon man himself; and this degree of possession determines the condition of the soul, and its nearness to the Father’s Kingdom, whether the soul be in the flesh or in the spirit.

Man does not have to wait to become a spirit, in order to seek for and obtain this Love, for the soul on earth is the same soul as when in the spirit world, and its capacity for receiving this Love is just as great in one place as in the other. Of course on earth there are many circumstances and surroundings and limitations on man that prevent the free workings of the soul in the way of aspirations and faith that do not exist after man becomes an inhabitant of the spirit world but, nevertheless, and notwithstanding, all these drawbacks and stumbling blocks of the earth life, the soul of man may receive this Divine Love without limitations and to an abundance that will make him a new creature as the scriptures say.

The possession of this Divine Love also means the absence of those desires and longings of what is called the natural man, which produce selfishness and unkindness and other qualities which create sin and error, and prevent the existence of this true brotherhood which men so earnestly desire as the forerunner of peace and good will, and the more of this Divine Love that enters into the soul of man, the less there is of evil tendencies and desires, and the more of the Divine Nature and Qualities.

The Father is all Goodness and Love and Truth, and Forgiveness, and Kindness, and these Qualities the souls of men become possessed of, when they receive and possess the Divine Love. And when man is sincere and faithful, and possesses these Qualities, they never leave him or change; and when this brotherhood shall be founded on them, it will be built on a rock and will continue to live and become purer and firmer in its binding effect, and in the great results that will flow from it, for its foundation stone will be the Divine Nature of the Father, which is without variableness or change and never disappointing.

A brotherhood so created and joined together is, as I say, «the only true brotherhood that will make for man a kind of heaven on earth, and banish wars and hatred and strife and selfishness, and the principal of mine and thine. The mine will be changed to ours, and all mankind will be truly brothers, without reference to race or sect or intellectual acquirements. all will be recognized as the children of the one father.»

Such will be the effect of the existence of this Love in men’s souls on earth, and when such souls leave their envelope of flesh, they will find their homes in the Kingdom of God – parts of the Divinity of the Father, and partakers of his Immortality.

But only this Divine Love will fit the souls of men for this Kingdom because in this Kingdom all things partake of this Divine Nature and nothing which has not that Quality can possibly enter therein.

So men must understand, that no mere belief or ceremony of church or baptism, or any of these things are sufficient to enable a soul to become an inhabitant of this Kingdom. Men may do and deceive themselves in their beliefs that anything short of or other than this Divine Love can ensure them an entrance into the Kingdom.

Beliefs may help men to seek and aspire to the possession of this Love, but unless and until this Divine Love is actually possessed by the souls of men, they cannot become partakers of the divine nature and enjoy the happiness and peace of the Father’s Kingdom.

When the way to obtain this Love is so easy and the joy of its possession is so great, it is surprising that men will be satisfied with the husks of formalism and the satisfaction and delusion of mere lip worship and intellectual beliefs.

As I have said this Love is waiting for every man to possess, who sincerely and with true soul aspirations seek it. It is not a part of, but surrounding and enveloping every man, but at the same time forming no part of him unless his longings and prayers have opened up his soul, so that it may flow in and infill him with its presence.

Man is never compelled to receive it, as he is never compelled to do other things against his will, but as in the latter case, when in the exercise of that same will, he refuses to let the Divine Love flow into his soul, he must suffer the penalty, which is the utter and absolute deprivation of any possibility to become an inhabitant of the Kingdom of God, or Celestial Kingdom, and of any consciousness of the fact of his immortality.

Let men turn their thoughts and aspirations to God, and in truth and sincerely pray to the Father for an inflowing into their souls of his Divine Love, and have faith, and they always find that the Father will bestow his love upon them, in accordance with the extent of their aspirations and longings, which are mediums of opening up their souls to the workings of the Holy Spirit, which, as I have before written, is the messenger of God, for the conveying of His Divine Love from his Fountainhead of Love to the souls of the prayerful and aspiring men.

In no other way can the Divine Love be possessed by man, and always it is an individual matter between the particular man and the Father. No other man or body of men or church or spirits or angels can do the work of the individual. As to him, his soul is the only thing involved, and only his aspirations, and his prayers, and his will can open up his soul to the inflowing of this Love which makes him a part of its own divinity.

Of course, the prayers and kind thoughts and loving influences of good men and divine spirits and angels can and do help the souls of men in turning to His love, and in progressing in its possession, but as to the question, will a man become possessor or not of this love, it depends upon the man.

Well I have written enough for to-night and must stop.
So my dear brother I will say with all my love and blessings, good-night.
Your brother and friend,
JESUS.

What is the Reason That Mortals Will Not Seek the Love of the Father, Rather Than Endeavor to Believe in the Creeds and Sacraments of the Church to Which They Belong or Be Affiliated With? (St. John – Apostle of Jesus) (4 Jun 1917)

I AM HERE. St. John.

I came to-night to write you a message that I consider very important, and as you are in good condition I will endeavor to do so.

In the first place, I desire to say that you are much more in that condition of soul development that enables us to make a rapport with you than you have been, and we are pleased that this is so, for the greater development you have the easier it is for us to express our ideas of the higher truths that we so much desire to disclose through you.

Well, the subject about which I wish to write is: What is the reason that mortals will not seek the Love of the Father rather than endeavor to believe in the creeds and sacraments of the churches to which they belong or be affiliated with?

Now it may appear to you that mortals themselves, could better tell the reason of this preference and their actions in carrying out their preferences, but this supposition would not be true because they do not really know. The knowledge of the truth which they might obtain, and the supposed knowledge of truth which so many of them content themselves with believing that they possess, are two and very different things.

And first, they believe that the creeds of their churches contain and disclose the truths as to God and as to mortals relationship to Him, and that, if they follow these creeds – they will do that which is pleasing to God and in accordance with His will; and, hence, they rest satisfied to abide in such knowledge, and seek no further to learn the truths of their being and of their salvation.

The creeds in most particulars do not contain the truths of these spiritual matters, for they are based upon error, and consequently, can have no truth as a super-structure, and from them, mortals cannot learn the true knowledge of things spiritual.

These creeds are man made and are not based upon the real verities that can never be changed by creeds, nor any other thing that is the result of man’s making.

But mortals do not know that these creeds do not disclose to them the truth, and this is one reason why they prefer to follow the teachings of the creeds and believe in them. They have nothing else to which they can resort, except the many statements of truth that the Bible contains; and even, though, they should resort to these statements, yet in their condition of mental and soul development they would not be able to discover the truths as therein disclosed, and to realize any distinction between such truths and what they believe are truths of their creeds.

For long years – generation after generation – these creeds have been accepted and believed in and proclaimed to be the truths by the respective churches to which the mortals may have belonged; and they have seen their parents and grandparents believing and resting in the assurance that the creeds contained the truth, and have seen these relatives live and die apparently happy in their beliefs, and hence they become satisfied to do that which those before them did and not question or search for the truth elsewhere, or even think that it can be found elsewhere.

And as man is constituted it may be said that such a position and condition is natural, and we or you, who know the truth and also that the creeds do not contain the truth, should not be surprised.

Again, mortals prefer their creeds, because in the majority of the instances when a church or denomination has existed for a long time those who have, as I may say, inherited these beliefs in the creeds never consider for a moment, that they should do anything else than give an unquestioning belief to the teachings of their creeds and that in such belief they are in the truth and are not called upon to doubt or question. And thus growing up, as many do, in this belief, it becomes to them in many cases, a thing of mere form, having no vitality and creating in those who possess it, no special concern as to whether their belief is well founded or not. This belief saves them the trouble of exercising their minds to any comprehensive degree, and they say: «I am content with the creed of my church and do not desire to be troubled by questioning the same.» And, hence, you will see, it is not difficult for them to make the preference, for in fact, there is no preference, but a condition of mind existing that has in it no room for the exercise of any preference.

And then again, this preference exists, because of the social life of the people who believe in the creeds of the churches, for if they do not so believe it is not permissible for them to become members of the churches, as the creed must be subscribed to, no matter what else that may be vital is required to be believed in, or declared by the mortal who desires affiliation to be believed.

The church is the greatest of social centers in the lives of men, and its influence and power are very great and reaches further in the economy of social life than unthinking people may realize. So then when the applicant subscribes to the creed and becomes a member of the church he becomes satisfied, usually, with his social position and his thoughts of spiritual truths are no longer plastic but fixed, and as time goes by he pays less attention to what the creeds may require of him, but in a kind of automatic manner acts upon them and rests satisfied. His position then becomes so comfortable and his mind free from efforts by the undoubting acceptance of the doctrines of his church creeds.

Of course, there are many exceptions to this condition existing among members of the churches, for while they subscribe to the creeds, yet their souls are not satisfied and go out in longings to the Father for His Love and many who possess this Love, though intellectually they do not know what it means. But with the majority the preference is made because of the reasons that I have stated – and the difficulty will be great to cause an awakening from this satisfaction and feeling that in their beliefs lie the certainty of doing the Father’s will and of their own salvation.

Now, while all this is true, yet these mortals do not realize that it is true just in the sense that I have described it, and the great work that lies before you and us is to cause the truths which you are receiving to be presented to these people in such a way that they will not be satisfied to rest in the security of their old beliefs, but be persuaded to seek for the truth outside of the teachings of their creeds. And this I can say, that if these people will have such an awakening, and seriously and honestly seek for the truth, they will not hesitate to believe that they have been mistaken in their beliefs, and will not be satisfied until they learn the truth.

I merely thought I would write this, because, while it is more of a subject pertaining to the merely living of men on earth, yet in its results and consequences, if the living be changed the things spiritual will become the things of absorbing interest.

These creeds shut out the truth, and men will never be able to find the truth, until they shut out from their minds and souls the doctrines of the creeds.

I will not write more to-night.
So with my love, I will say good-night.
Your brother in Christ,
JOHN.

 

 

 

1/8:1) 8. El perdón (primer mensaje) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 8:1

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

___

 

Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga

A continuación vamos a ver parte del apartado:

8) El perdón

Vemos el primer mensaje contenido en el tema 8.

El tema es el perdón.

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/transicion/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth (entre otras personas).

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón [estamos aquí: Vemos el primer mensaje en este apartado 8]
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
8. El perdón

El perdón (Ann Rollins – Espíritu Celestial, abuela del Sr. Padgett) (31 marzo 1915)

Estoy aquí, soy tu abuela.

He venido a escribirte sobre el perdón y la misericordia del Padre, y a iluminarte sobre este tema tan poco comprendido, desde que los hombres comenzaron a distorsionar las enseñanzas del Maestro.

El perdón es esa operación de la Mente Divina que libera al hombre de las penalizaciones por los pecados que ha cometido y le permite alejarse de sus malos pensamientos y acciones, y buscar el amor del Padre; y si lo busca con sinceridad, encontrar la felicidad que le espera. No viola ninguna ley que Dios haya establecido para impedir que el hombre evite las penas por sus violaciones de la ley de Dios que controla su conducta. Continuar leyendo «1/8:1) 8. El perdón (primer mensaje) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 8:1»

La puerta del Cielo | Capítulo 2: El ojo de la fe

Índice
─ Introducción
─ Notas al capítulo
─ Versión en español

─ Versión en inglés

____

Introducción

Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/

Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en esa página).

Para los audios:
En esa misma página estarán enlazados y ordenados los audios. Y, como en otros audios, hice un comentario al final de este, tras la lectura del texto. En el comentario vemos algunas ideas importantes y a veces aclaramos algunas cosas.

Reuniré todos los textos de este tercer libro de la trilogía de R. J. Lees (La vida elísea) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepl, google, wordreference…) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.

Notas al capítulo

─ Ver el audio correspondiente.
─ Utiliza la palabra «dimensión», aquí, de manera peculiar, digamos. No hemos de confundirlo, aunque tenga que ver, con el tema de las esferas concretas, vistas «en el mundo espiritual», donde nuestra alma va progresando desde este estado «caído».
─ Cuando habla del espacio como «dos dimensiones» podríamos por ejemplo entender que está hablando de dos cosas: espacio y tiempo, y por eso dice que son dos dimensiones del «espacio»: Tenemos la experiencia de esas cualidades que llamamos «espacio» (donde habitamos como cuerpo físico o como cuerpo espíritu) y «tiempo» (la experiencia interna en el mundo físico y en el mundo espiritual). Y esas experiencias de espacio y tiempo («dos dimensiones») las tenemos tanto en el mundo físico como en nuestra vivencia en el mundo espiritual.
─ De ahí quizá que él aprovecha para dar entidad a eso, considerándolos como «otras dimensiones», pues luego llama a lo físico «tercera» y a lo espiritual «cuarta».
─ En realidad, tratar como dimensión a lo espiritual tendría un sentido fundamental que no se refiere al «mundo espiritual» directamente; es decir, no se refiere en concreto a la experiencia en «otras dimensiones» ─la experiencia del mundo de las esferas espirituales donde viviremos más con el cuerpo espíritu en el futuro─.
─ Con «dimensión», en este caso, se referiría a la dimensión de los «valores», o sea, los principios y leyes «espirituales». Eso sería el «ámbito o reino del espíritu».
─ Nuestro progreso, en esa «dimensión espiritual» ─nuestro progreso como almas─, nos habilita para estar en más esferas del mundo «espiritual» (en un cierto «otro sentido» de «espiritual»).
─ También vemos que al hablar de dimensión expone la faceta de «interrelación», de comunicar efectivamente entre ámbitos. La dimensionalidad tendría que ver con esa capacidad, en su despliegue. La consciencia, como cualidad a desarrollar durante el progreso del alma, va desarrollando o desplegando grados en ese sentido «dimensional».

Versión en español
Capítulo 2
El ojo de la fe

«Mi recién encontrado yo» expresa significativamente mi condición y perspectiva en el momento en que Vaone me dejó. En la revelación que Jesucristo hizo a Juan en Patmos, Aquel que estaba sentado en el trono y al que se oye declarar ‘Miren: Yo hago nuevas todas las cosas’ (Ap. 21:5); y Pablo, escribiendo a los Corintios, nos asegura que ‘si alguien está en Cristo, ya es nueva criatura‘ (2 Corintios 5:17); pero la nebulosa incertidumbre que existe en cuanto a cuándo ha de alcanzarse la realización de esta condición, unida al íntimo conocimiento de mis propias imperfecciones, me impide aventurarme a esperar que tal culminación haya sido hasta ahora alcanzada siquiera aproximadamente en mi propio caso. Continuar leyendo «La puerta del Cielo | Capítulo 2: El ojo de la fe»