Carta a una persona «muy católica» (sobre la verdad divina)

Hace años, «casualmente» conocí a una persona muy católica.

Yo en aquel entonces estaba «semi-abducido» con el curso de milagros, y ahora tuve que escribirle esta especie de largo email, pues me permitió la comunicación.

Aunque hacía años que no hablábamos, no podía dejar de comentarle a esta persona acerca de esta «actualización» que tuve que «hacerme» y que hacer a esta web (gracias a haber encontrado estos exponentes tan maravillosos de la verdad divina que podéis ver divulgados por aquí).

Esta es la «carta». Es una exposición de algunas de las cosas más básicas de la verdad divina. Quizá ya las conocéis. Es parte de lo que hemos visto por aquí en español, y que podéis ver originalmente en divinetruth.com y en sus enlaces a materiales, vídeos, etc.:
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Gracias.

Solo si quieres abrirte a estas ideas…
te propongo estas posibilidades que siento muy certeras.

Algunos de los espíritus o desencarnados que te acompañan van a oponerse mucho tan siquiera a escucharlas.

Muchos de estos espíritus confunden más o menos aposta el amor divino y el amor natural.

No quieren que el ser humano, la Tierra, alcance esta comprensión elemental, pese a que dicen defender las enseñanzas de Jesús, etc.

Pero es “su Jesús”, y hay muchos “Jesuses” e ideas sobre Dios.

Aunque estas personas desencarnadas estén en condiciones más “brillantes” (o estén en relación más directa con desencarnados de condición más brillante…) estos desencarnados tienen miedo en el fondo a Dios (como en general todo el mundo tenemos miedo a Dios).

Por eso estos desencarnados semiposeen a gente como nosotros, es decir, gracias a que no tenemos cerradas nuestras heridas emocionales.

Estas heridas son abiertas durante la infancia y desde la concepción.

A través de esa apertura de las heridas, los desencarnados (de todo tipo, algunos y algunas de carácter muy asesino) pueden manipular individual y colectivamente a la gente; lo hacen energéticamente y con pensamientos y con el manejo de las emociones que no queremos sentir humildemente (miedo, etc.).

Al no querer sentir algunas cosas que tenemos dentro, bloqueadas y bloqueantes… desconfiamos de Dios, en realidad, es decir, desconfiamos del hecho de que seamos la creación más elevada de Dios: almas.

Desconfiamos de la capacidad del alma de sentirlo todo y de “superarlo” todo con humildad.

Definimos así por fin la humildad en relación a “volver a ser como niños pequeños” y con las emociones:

los niños tienden a no rechazar ninguna emoción; simplemente la sienten… pero tampoco reaccionan a la emoción en el sentido de ponerla en marcha y actuar desde la “subjetividad humana” que ya está mediatizada por creencias falsas en torno a miedos diversos (a la muerte, etc.).

He sentido esta oposición de desencarnados de la que hablo; la he sentido y sé que existe por ejemplo al ver lo que pasa con gente que está o estaba, por ejemplo, en el curso de milagros. Continuar leyendo «Carta a una persona «muy católica» (sobre la verdad divina)»