1/11:53-54) 11. La expiación vicaria (Lutero escribe) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 11:53-54

Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés 

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Introducción

─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga
La lectura de estos mensajes dura en el audio hasta el minuto 19:12, y luego hay comentarios. Esta vez los mensajes tienen relación muy directa con el tema de este apartado 11 ─que agrupa mensajes muy variados─.

Vemos dos mensajes de Lutero. En ellos vemos por ejemplo el arrepentimiento de Lutero. ¿Por qué? Porque, pese a él haber mejorado en algunas cosas la «doctrina», sin embargo el cristianismo siguió básicamente con los mismos dogmas que luego, en el mundo espiritual, se comprueba que son dañinos.

A continuación, pues, tratamos parte del apartado:

11) La expiación vicaria

Son los siguientes dos mensajes contenidos en el apartado.

El tema principal en el apartado es «la expiación vicaria», ya que es una creencia o dogma muy dañino.

Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:

unplandivino.net/padgett/

Forma parte de un libro que es el primer volumen de una recopilación concreta de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.

Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth entre otras personas.

El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):

a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.

           d) ─ La verdadera misión de Jesús

I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.

─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria [estamos aquí: Vemos los dos siguientes mensajes en este apartado 11]
e) ─ Mensajes adicionales

Versión en español
11. La expiación vicaria (cont.)

Fe y obras – La expiación vicaria – La importancia de obtener el nuevo nacimiento. Sus creencias han cambiado desde que se convirtió en espíritu. Confirma que Jesús escribe a través del Sr. Padgett (Martín Lutero, monje y reformador) (6 julio 1915)

Estoy aquí, un extraño, pero un espíritu interesado en la obra que estás haciendo para el Maestro, y también para muchos espíritus, buenos y malos.

Te escribo con el permiso de tu grupo, y por lo tanto, no lo considero una intromisión. Así que, si tienes la amabilidad de tener paciencia, diré algunas palabras.

Soy un espíritu que aprecia los esfuerzos que tú y tu grupo realizáis para ayudar a los desafortunados que acuden a vosotros con historias tan lastimosas de sufrimiento y oscuridad, y piden ayuda. Continuar leyendo «1/11:53-54) 11. La expiación vicaria (Lutero escribe) | El verdadero evangelio – Revelado de nuevo por Jesús | Vol. 1. / 11:53-54»

Es increíblemente sorprendente cuánta gente cree en la reencarnación

Es increíblemente sorprendente cuánta gente cree en la reencarnación. Y muchos de nosotros, hace no muchos años, creíamos en ello.

La reencarnación parece ser, o parecía ser, la explicación más inmediata ante las vivencias («recuerdos») que mucha gente tiene… unas vivencias o unas experiencias que no parecen ser suyas, pero que, a la vez, son como «recordadas» de manera muy intensa… o se sienten muy cercanas…

Pero nos olvidamos de que hay una explicación más sensata y simple, pues con ella reunimos varios fenómenos usando una base más simple, y es la explicación de que la supuesta reencarnación tiene que ver con la influencia de desencarnados.

Esa influencia consigue eso: que tengamos experiencias diferentes, intensas…

Aunque, recordemos algo que es hasta divertido, al respecto:
Resulta que hay casos en que los desencarnados que influyen ni siquiera creen en la reencarnación, y simplemente sucede que no quieren o no querían que pensáramos que nosotros somos ellos, cuando se pegan a nosotros un poco, o mucho… y cuando, por lo que sea ─por nuestras aperturas y heridas resonantes─ sentimos más su alma, sus vivencias pasadas. Continuar leyendo «Es increíblemente sorprendente cuánta gente cree en la reencarnación»

Despertando a la vida biológica del suelo y los ciclos: el diseño natural amoroso de Dios y la necesidad de arrepentimiento sincero

En este audio…

enlaces: en ivoox // enlace descarga

…vemos hechos básicos sobre la vida del suelo, que es un sistema fascinante que las plantas usan para vivir (lleno de microorganismos, hongos, gusanitos, etc.).

De hecho, el suelo es como si fuera el estómago de las plantas, ya que ellas ─tal como nos pasa a nosotros con nuestra flora bacteriana en el cuerpo físico─ obtienen nutrientes gracias a la vida de bacterias, nematodos, etc., y gracias a «pastorear» esa vida a su gusto y necesidad.

Esto lo vemos tras una introducción donde lo contextualizamos en el tema general de nuestro «no ser armónicos» (no ser amorosos o cuidadosos) con las actitudes que tenemos debido al «sistema» personal y colectivo de creencias y acciones más o menos «normales».

Temas vistos en la presentación:

─ Modelo: naturaleza. Las leyes naturales forzarán que nuestro modelo sea la naturaleza en alguna medida, a la larga y a veces a la corta… Ley de compensación.
─ El suelo respira: amortiguación, buffering: clima. Plantas y enfriamiento, suavizamiento de condiciones extremas, etc.
─ Trópicos y diversidad.
─ Quitar cubierta vegetal calienta, mata «la biología» del suelo.
─ Sistema económico-político: ¿Es malo? Sí, es desarmónico, pero nosotros muchas veces ni siquiera agradecemos que funcione. Ejemplo de empresarios que, gracias a su ambición por «crecer», llenan las baldas del supermercado para bien y para mal. Profesiones «egoístas» o intereses lucrativos «llenan supermercados», pese a todo, para bien y para mal.
─ Polarización y empeoramiento de las condiciones álmicas.
─ Falta de agradecimiento implica «antieconomicidad» de todo.
─ El principio de economía está tergiversado en nuestras creencias, personal-colectivamente. Continuar leyendo «Despertando a la vida biológica del suelo y los ciclos: el diseño natural amoroso de Dios y la necesidad de arrepentimiento sincero»

Por qué Jesús no es Dios (un repaso muy básico)

No se trataría de «dar a cambio» la inteligencia, de «entregarla» por «la felicidad», sino de desarrollar cierto sentido reflexivo y a la vez emocional acerca de las prioridades… y poner las cosas en una perspectiva cada vez más «universal», real, acorde al diseño real.

Si nos damos cuenta, por ejemplo, sucede que en la vida de todos, lo primero es eso, la vida. Antes que lo que llamamos «inteligencia» estaría el hecho de estar vivos, animados («anima─» / alma).

Todo esto en torno a «lo espiritual» en realidad es «muy lógico» también, pero hay mucha distorsión en las diversas denominaciones o religiones.

De ahí que cuando a veces la gente dice tener problemas con las «cuestiones metafísicas» de una religión (como por ejemplo con el tema de «Jesús es Dios»), vemos en realidad el signo de una «cordura fundamental», que parece que nunca debería ser descartada, sino puesta en perspectiva (lo cual a veces lo consigue hacer el mero «paso del tiempo»… si nos abrimos).

Por ejemplo, un dato clave es que entramos en la vida sin saber pensar y, sin embargo, hacemos las cosas «más difíciles» (aprender la lengua materna, caminar, etc.). Para hacerlas nos vemos impulsados simplemente por el ánimo, el «deseo de vivir», de conseguir cosas sanas… e impulsados por el ejemplo de lo posible, que en este caso lo vemos ahí, fuera de nuestro cuerpo físico: gente hablando, caminando…

Las «cuestiones metafísicas» (como lo de «Jesús es Dios», etc.) serían interpretaciones posteriores, en torno a las que lamentablemente mostramos además nuestras bajezas de tipo «espíritu partidista».

Jesús no estaría directamente detrás de la doctrina o dogma que se inició por motivos en gran medida «políticos». Y en todos los tipos de cristianismo quedarían distorsiones que vienen de la época en que se inició «lo doctrinal» (y en otras religiones pasarían cosas parecidas).

Desde el mundo espiritual se nos ha dicho a veces que hay muchas interpolaciones y añadidos en la Biblia, y en cualquier texto antiguo «religioso», por mucho que se sacralicen los textos.

Esto de sacralizar cosas sería, por cierto, altamente contradictorio, pues se está sacralizando algo que no es Dios, es decir, en algún grado se está priorizando algo que es artificio humano, ya que Dios no habla directamente con palabras. Continuar leyendo «Por qué Jesús no es Dios (un repaso muy básico)»

La creación de nuestra fachada: esquemas

Índice
─ Introducción
─ Esquema general: la creación de nuestra fachada
─ Primer esquema de preguntas en español
─ Segundo esquema de preguntas en español
─ Esquema general en inglés
─ Primer esquema de preguntas en inglés
─ Segundo esquema de preguntas en inglés

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Introducción

En esta página sólo estarán los esquemas relativos a las sesiones sobre «La creación de nuestra fachada».
En la siguiente página introductoria del tema están por ejemplo los enlaces a los audios leyendo y comentando estos esquemas, etc.:
unplandivino.net/creacion-fachada/

Esquema en español
La creación de nuestra fachada

Descripción: Jesús explica cómo la elección de negarse a sentir terror y a sentirse emocionalmente abrumado por el dolor crea una fachada que causa más pecado y dolor, de dónde proviene este rechazo emocional y las técnicas que desarrollamos, mantenemos y usamos para negar el dolor.

Lección de amor
Mi negación del dolor es falta de amor y causa más pecado y dolor
La negación de todo dolor (físico o emocional) es una falta de amor a uno mismo, a los demás y a Dios.
El dolor físico es el resultado de la represión del dolor emocional.
La negación del dolor crea motivaciones para crear dolor para los demás.
La negación del dolor es un rechazo de cómo Dios nos creó para vivir.
La represión del dolor causa una represión general de todas las emociones.
Negarme a sentir mi miedo al dolor es falta de amor y causa más pecado y dolor
Negarme a sentir el miedo al dolor es un problema global con consecuencias desamorosas y de gran alcance para el individuo y la sociedad en conjunto. Continuar leyendo «La creación de nuestra fachada: esquemas»

Esquema sobre «Actitudes hacia el pecado»

Índice
─ Enlaces audio
─ Introducción

─ Texto
─ Versión original en inglés en formato web

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Enlaces audio

─ Ivoox: https://go.ivoox.com/rf/137124458
─ Descarga:
https://www.dropbox.com/scl/fi/j37ripzxychev6d7fn3w4/20241221-Actitudes-hacia-pecado.mp3

Introducción

En estos materiales en texto y audio vemos el esquema donde Jesús y María Magdalena trataron en el 2019 el tema de las actitudes hacia el pecado.

(Material perteneciente a los encuentros realizados por Jesús y María Magdalena en 2019.)

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* Enlace a la página donde archivo estos materiales sobre los encuentros del 2016 y el 2019:
unplandivino.net/2016-grupos/

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Texto

Traducción del esquema de Divine Truth (Jesús y María Magdalena) sobre:

«Actitudes hacia el pecado» (2019)

2. Introducción
[1030][00:03:29.08]
3. Por qué examinar las actitudes hacia el pecado
Comprender mis actitudes hacia el pecado es crucial para:
 Identificar y despertar a los pecados que cometo.
 Examinar mis motivaciones para pecar, y liberar emocionalmente el pecado y mi motivación para pecar.
 Ayudarme a convertirme en una persona más lógica que no se deja llevar por el frenesí de la adicción.
 Llegar a tener fe en Dios, en las Leyes de Dios, y en las buenas razones de la Moral de Dios.
 Alinear mis creencias y mi vida con la Verdad de Dios.
 Recibir el Amor de Dios y la Verdad de Dios.
 Conectar sincera y verazmente con la vida, con los demás y con Dios.
[1030][00:10:11.05]
4. Las creencias que impulsan las actitudes hacia el pecado
Mis actitudes hacia el pecado son impulsadas por creencias que apoyan mi pecado, y estas creencias de apoyo provienen de mis creencias fundamentales sobre el pecado.
Mis actitudes hacia el pecado y las creencias que apoyan mis actitudes me ayudan a ignorar, justificar o minimizar mis pecados, y me permiten continuar pecando.
Si tengo muchas de las actitudes y creencias enumeradas en esta presentación, esto indica que estoy pecando constantemente y sin embargo ignoro el hecho.
Mis actitudes personales acerca del pecado, y las creencias que apoyan esas actitudes, determinarán grandemente cuánto pecado cometo, la cantidad de pecado que cometo diariamente, y las maneras en las que animo a otros a pecar. Continuar leyendo «Esquema sobre «Actitudes hacia el pecado»»

Desencarnado Eugene Morgan, amigo de Padgett, comenta sobre el proceso

Captura de una de las partes visualizadas

En este vídeo…
… enlaces:
─ YT: https://youtu.be/1vwpAh1woKg
─ Para descargar:
https://www.dropbox.com/scl/fi/7v1pwusk0nb8m153oh6kp/20241123-Desencarnado-E_-Morgan-amigo-de-Padgett.mp4

… visualizamos la primera parte de la canalización* y ronda de preguntas que hacen a un desencarnado, Eugene Morgan, que fue amigo de James Padgett (canalizador de Jesús en la primera parte del siglo XX, antes de toda la confusión que hemos vivido en ese siglo y en este XXI, con todas las suplantaciones de Jesús que han sido canalizadas e impulsadas por varios grupos de espíritus, de desencarnados).

Esto tuvo lugar el año 2024, en el encuentro final de la gira fuera de Australia, de Jesús y María Magdalena.

Me alargo mucho en algunos comentarios:
─ comentarios sobre el tema del alma gemela, actualizando en parte sobre algunas cosas relativas a la comprensión de esto, ayudados por lo poco que comentan Morgan y Jesús;
─ comentarios, al final, sobre heridas emocionales, ya que este caso de Morgan se parece mucho al de muchos hombres hoy.

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* Vídeo original (hasta minuto 36:21)
https://www.youtube.com/watch?v=3HF8KalxPAY
20241102 1400 DT Living Room Tour US event 13 Day2 Part2

Ejemplo sobre la génesis de nuestro error, la necesidad de ser conscientes de él, y de un arrepentimiento real

Captura de un momento del vídeo original

En este vídeo…
enlaces…:
─ YT:
https://www.youtube.com/watch?v=6SG6tkKq6zw

─ Para descargar:
https://www.dropbox.com/scl/fi/nay74uneaqzwfeibwit9a/20241017-Ejemplo-genesis-error.mp4

… vemos* un ejemplo sencillo e ilustrativo de un niño o niña muy pequeño que, al tener un trauma, crea asociaciones que dan lugar a esas creencias falsas que, luego, estructuran nuestras vidas.

De esas asociaciones nos vamos a responsabilizar en algún momento, al ir creciendo e ir dejando realmente atrás el trauma que sea.

Y los adultos, que de una manera u otra siempre maltratan a los niños, no son los responsables de la manera personal en que nosotros fabricamos esas asociaciones cuando apenas teníamos desarrollado el libre albedrío (los adultos son responsables del acto malo, y de haber fomentado nuestra degradación, pero no son responsables de nuestra respuesta interna).

Este material puede servirnos para acompañar el tema de la fe, de cultivar el deseo de darse cuenta de todos los errores ─de todo lo que hemos hecho después en base a las creencias falsas─.

En nuestra alma, entre el momento del trauma y los miles de errores que luego cometemos, hay muchísimas cosas almacenadas, y la responsabilidad de su almacenaje ya es sólo nuestra.

De esas cosas ya no queremos ni darnos cuenta, y mucho menos queremos sentirlas humildemente para deshacer nuestro error ─nuestro pecado, nuestro desatinar en la diana del amor perfecto, tal como Dios entiende el amor─.
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* Material original (min. 35:28 al 1:01:00):
https://www.youtube.com/watch?v=wplTmFHDj74
─ 20241006 1100 DT Living Room Tour US Day3 Part1
─ Es un evento de Jesús y María Magdalena en los USA (nº9, octubre 2024)

Nuestra valía y el pecado intencional | Texto, y enlaces al audio

[Última actualización: 24 julio 2023: subido también el texto en formato pdf, además de formato web]

Índice
– Introducción (y enlaces al audio y al pdf)
– El pecado intencional: refuerzo de las primeras heridas emocionales, en el sentido de invitar a «tomárselo personalmente»
– El pecado intencional y el «orden de prioridades»
– El pecado intencional hecho un niño/a: el perdón y el arrepentimiento; ejemplos básicos; prioridades; aborto
– Más sobre la valía y sentir personalmente los ataques
– Pecado intencional y control
– La familia y el aborto
– Más «utilización de pecadores»: la Nueva Era
– Notas
– Textos y audios relacionados

Introducción (y enlaces al audio y al pdf)

A continuación, en los apartados de abajo, va un texto leído en este audio:
Enlaces al audio: descarga // en ivoox // en spotify
Enlace al mismo texto de abajo, en formato pdf:  pdf   (versión 1.01. 24 julio 2023)

En realidad, antes de nada, es muy importante señalar que de este tema ─el del «pecado»─ lógicamente no queremos hablar a fondo y racionalmente, en general.

(Así, por cierto, de cierto modo le entregamos el tema del alma, y el tema de Dios, al «devenir dogmático» de las diversas religiones; o bien, entregamos el tema Dios a «espiritualidades» donde no necesariamente se distingue entre el amor de Dios y el amor natural… etc.)

Y entonces, veamos lo simple o incluso lo «fácil» que nos lo habría hecho o puesto «el universo» (si no se quiere hablar de «Dios», incluso ─podemos decir «el universo», «la vida», etc.─):

1. No hay casualidades.
2. Los eventos (incluyendo cómo nos tomamos los eventos) expresan la condición del alma.
3. Los eventos expresan dicha condición tanto individual como colectivamente.
4. Esa condición del alma (de cada cual) no es la condición óptima.
5. No es lo óptimo porque está en desarmonía con el destino del alma (y con su origen o estado inicial de pureza, es decir, de no estar condicionada por diseño a ser así o asá).
6. Lo que provoca esa desarmonía (entre el alma y su destino/origen) es algo concreto.
7. Ese algo concreto se llama «pecado».
(Lo podríamos llamar «error», pero parece sensato reservar la palabra «error» por ejemplo para casos como los de un aprendizaje digamos más «banal», cuando por ejemplo un niño, al aprender a andar, se tropieza y «yerra».
Pero el fenómeno sería esencialmente el mismo, porque siempre se puede conceptuar como «desobediencia a las leyes naturales».
Aprendiendo, el niño está así como «desobedeciendo» la ley de la gravedad. Esta ley sería simplemente «amorosa» ─si trabajamos en base al supuesto de que el universo no está hecho «a mala leche»─.
Así pues, la categoría de pecado podríamos hacer que sea más general, e incluya el caso no-intencional. Pero la mayoría de nuestros errores en realidad son más intencionales de lo que nos parece, o de lo que querríamos entender que son ─con más o menos fachada por nuestra parte, con más o menos disimule, máscara, e incluso fingimiento, etc.─.)

Entonces, la palabra «pecado» ha sido «muy mal empleada», en muchos sentidos de «mal» ─en «mal empleada»─.

Técnicamente, y dicho muy brevemente, pecado es simplemente:

– aquel comportamiento («comportamiento» aquí incluye deseos, intenciones, etc.) que está en desarmonía con el amor y la verdad,

– o la ausencia de un comportamiento que esté en armonía  con el amor y la verdad.

El pecado degrada el alma, y como dijimos, esa degradación tiene consecuencias individuales y colectivas ─pues el alma es «lo importante», lo que gobierna nuestra experiencia en muchos sentidos─.

Una clave aquí, entonces, es que el pecado es mucho más intencional de lo que quisiéramos creer, pues nuestro deseo de ignorancia acerca de sus consecuencias es en seguida cultivado por nosotros, como deseo, personalmente, en cuanto crecemos ─en cuanto maduramos más o menos─.

Es mucho más intencional de lo que nos gustaría creer, y ello por mucho que sea una cuestión muy de «mente-colmena», de «masas» humanas más o menos normalizadas, según la época… es decir, una cuestión de que «están bien vistos» ciertos comportamientos desamorosos y falaces, o la ausencia de comportamientos amorosos y francos.

Tal como aprendemos con Jesús, el pecado intencional recibido por nosotros nos causa a menudo mucho “auto-desamor”, en el sentido de causar o favorecer en nosotros un valor propio bajo, un bajo sentido o sensación de nuestra propia valía personal (a menudo muy bajo).

Pecados intencionales son por ejemplo evidentemente los golpes y gritos, realizados hacia otras personas; es decir, esas cosas que físicamente recibimos casi siempre como pecado cuando somos pequeños.

(Pero, muy importante (!): Ver el tema de «Los gritos a una madre como llamada al arrepentimiento de la madre«, aquí: unplandivino.net/ira-hijos-arrepentimiento/)

También son pecados la displicencia* y la condescendencia más o menos arrogante que reciben muchos niños ─o todos los niños─ a veces de forma continua, y que en general reciben los niños en casi todos los ámbitos donde se ven rodeados de adultos o en general de cualquier persona: madres, padres, compañeros «amigos», profesores, etc., pero también desencarnados (= «espíritus»).

Por un lado, por tanto, tenemos todas esas cosas intencionalmente hechas a los niños. Pero, por cierto, también tenemos el incesto emocional, que es aparentemente algo que podría parecernos «demasiado sutil», pero que también sería muy intenso y grave en tanto que pecado intencional, pues es una “intención herida proyectada” hacia nosotros, personalmente.

La fachada de buena madre y padre nos lleva a validarnos, a justificarnos a nosotros mismos como «conocedores de lo que es cuidar bien«, como conocedores de lo que es ser unos «mamás-papás buenos» (por ejemplo «sacrificados», sacrificados de algún modo… o «dadivosos», pero por adicciones emocionales más o menos bien vistas socialmente ─Navidad─, etc.).

Pero en estado de sueño sabemos que la fachada o máscara nos la solemos quitar ─o quitar bastante─ y por tanto solemos actuar «desde la herida» (en la fachada y sus adicciones emocionales).

Es decir, el pecado intencional hace que:

– la valía de nuestros «sometidos» (niños, etc.)

– quede enlazada a un «conocimiento del miedo» (en este caso, el miedo relativo al pecado de «incesto/abuso»).

Jesús nos comentaba cómo es que en la vida, en general, tenemos asociado nuestro sentido personal de valor, de valer, de valía, con un conocimiento que en general no está en armonía con el amor, sino con el miedo.

Es decir, en la vida pensamos ─con más o menos arrogancia─ que sabemos, que ya conocemos lo que es amar, cuidar (por ejemplo: ser buenos hijos, madres, padres, etc.), pero ese conocimiento suele estar muy en desarmonía con respecto a cómo ve Dios el amor y la verdad.

En la vida vamos arrastrando miedo desde los eventos pasados. Este miedo y muchas otras emociones se quedan dentro de nosotros sin procesar, así como bloqueadas (sin «llorar», etc.). Y eso va así como minando nuestra pureza, condicionándonos, armando en nosotros un «conocimiento» sobre el cual iremos basando nuestro comportamiento.

Y como la base de ese «conocimiento» es muy miedosa, el resultado de nuestro comportamiento nos mostrará en muchas ocasiones que estamos en desarmonía con el amor («sembraremos vientos, y recogeremos…«).

El «problema» añadido, aquí, es que usamos instituciones (empezando por el hogar ─y tradiciones, etc.─, que a veces son muy complejas) para justificarnos a la hora de sustentar todo esto (esta es en parte otra cuestión, aunque es completamente insoslayable y está inextricablemente enlazada).

Entonces, lo que son prácticas «normales de sacrificio», en la vida de vigilia, «de día» (unas prácticas «puntuadas» quizá por maltrato de algún tipo más flagrante, que «sirve» así como para que los padres, madres, etc., puedan desahogarse un poco)… eso, esas prácticas, son la cara A de una cara B que tiene lugar en estado de sueño, donde nuestra vida se convierte en pecado intencional más claramente ejercido (o sin tapujos, directo, el que por ejemplo es ejercido hacia los menores).

En el caso de que, además, las madres y padres sean muy claramente no tan «buenos» como lo querrían aparentar (mismamente en el caso de por ejemplo haber abortado, incluso espontáneamente), es lógico pensar ─y fácil de constatar, por lo que vi─ que «la fachada de buenos padres» se verá en general exacerbada, o paradójicamente más exacerbada.

Entonces, veíamos que ese incesto emocional es como una utilización energético-sexual de los niños por parte de madres, padres… etc.

Dicha utilización se daría:

– tanto en el estado de vigilia, con «proyecciones» o «bombeos energéticos», por así llamarlos, y que de algún modo confunden, mezclan, el tipo de amor «alma gemela» (del que todos tenemos anhelo, por diseño), con el amor en general (el «de amistad» en general, digamos)…
(y, claro está, a veces también ocurre simplemente con abusos físicos «reales», es decir, en este estado de vigilia).
(Ver algunas reflexiones sobre la amistad por ejemplo en: «Mi abuela: «salvada por el jamón serrano»… y aprovechamos para hablar de cómo es que «Dios es vegano»«: unplandivino.net/salvada-por-el-jamon/)

– así como esa utilización, ese incesto emocional, también ─o quizá sobre todo─ se daría en el estado de sueño, es decir, cuando vamos a dormir y salimos del cuerpo físico en el cuerpo-espíritu, pues nuestros actos en el cuerpo-espíritu pueden ser muy directamente abusivos hacia personas vistas como inferiores o que, debido a sus heridas emocionales, simplemente son más moldeables.
(Y lo que sucede en el estado de sueño sería igualmente real, ya que somos el alma que da vida tanto al cuerpo físico como al cuerpo-espíritu.)

Este incesto emocional, que sería generalizadamente «sólo» emocional (aunque, como dijimos, en estado de sueño estaría muy generalizado el «pasar al acto», en alguna medida ─según parece─)… este incesto emocional es, por tanto, otro pecado intencional recibido por nosotros como almas desde que somos pequeños.

Y, por lo que parece, por lógica, debido a toda esa “obsesión con los hijos” ─que constatamos─, y debido a todo ese “tabú de la madre” o «tabú familiar» en general ─que también constatamos─, resulta que este pecado del incesto emocional sería mucho más corriente de lo que pensamos que es. Es decir, ocurriría en una medida bastante abundante en casi todas las familias u hogares, tal como parece a todas luces cada vez más evidente.

Luego, en general, todo ese pecado intencional recibido desde pequeños, al no perdonarlo (al no sentir, al resistirnos a simplemente sentir y dejar fluir el dolor emocional acumulado por ello), estaremos resentidos, y nosotros mismos en seguida cometeremos actos más o menos desarmónicos, es decir, actos que estarán más o menos en armonía con el tipo de actos (pecados) que cometieron o tenían la intención de cometer los adultos (y/o los hermanos, etc.) de los que aprendimos a hacernos la fachada para no sanar el yo herido.

Son actos a veces muy desarmónicos, como el de instigar abortos, etc. Y, de entrada, podríamos verlos o sentirlos, en cierta medida, simplemente como una especie de «venganza ciega contra la vida».

El pecado intencional: refuerzo de las primeras heridas emocionales, en el sentido de invitar a «tomárselo personalmente» más o menos temprano en la vida

Un aspecto clave en estas cuestiones es el condicionamiento, pues todos tenemos heridas emocionales absorbidas desde nuestra estancia en el útero.

Aunque, cuidado: luego «el pecado es el pecado»; es decir, es un deseo o intención que tenemos de hacer eso, lo que sea (lo hagamos o no), y no podemos responsabilizar directamente a las heridas, muchas o pocas, que tengamos en el alma ─en tanto que emociones erradas─.

Es decir, las heridas son condicionamiento, sí; pero podemos y hemos de hacernos cargo del simple hecho de que el primer y principal motivo de que pequemos es que queremos hacerlo (en ese momento).

En el momento, aquí y ahora, hacemos o hicimos eso, y a nosotros nos toca responsabilizarnos de esa intención.

Y vale que en la vida vamos «como locos», es decir, vamos más o menos arrastrados por una vivencia en el yo herido más o menos confusa, más o menos aturdida… viviendo en ese «yo» o esa parte de nuestra alma ─con los bloqueos, etc.─ que Dios no puso, no hizo, en nosotros ─o si se quiere decir así: que «la vida», en su esencia, no puso en nosotros, si por ahora no se quiere creer en un Dios personal infinito, tal como muchos hemos comprobado que existe─.

Y vale que así, en ese yo herido, viviremos por tanto más o menos enfebrecidos, huyendo de sentir esas partes heridas de nosotros, y vale que en ese estado haremos ─o dejaremos de hacer─ cosas que en realidad alimentarán más el yo herido (pecados)… vale todo eso… pero, aun con todo, es a nosotros a quien nos toca sentir la intención de pecar y seguir pecando, reconocerla y sentirla humildemente, ya sea que la hayamos cultivado mucho o poco ya, ya sea que la hayamos recibido como «mal ejemplo» por parte de adultos, etc.

Es decir, para sanar hemos de desarrollar el carácter, sintiendo y soltando nuestras resistencias:
– resistencia al amor (es decir, a cambiar nuestra definición de amor empezando por reconocer y sentir la que tenemos, y reconociendo con honestidad cómo y cuánto queremos aprender sobre el amor «real»);
– resistencia a la fe (y así esa falta de fe o escasa fe, no puede generar deseo sincero);
– resistencia a la verdad (a la honestidad, etc.);
– resistencia a la humildad; es decir, resistencia a la hora de sentir el miedo, o cualquier emoción en general (positiva o negativa). Etc.

Los adultos transmitimos, pues, las heridas emocionales a los niños. Esto lo hacen madres, padres… Y, debido al gran rol emocional que tienen las madres biológicas, las heridas son pasadas en gran medida y al principio muy intensamente por la madres biológicas ─así como «sin querer queriendo»─.

Es decir, en el principio del traspaso de tales heridas por parte de los padres, aunque todo parezca ser «tan inconsciente» (y a la vez «transgeneracional»), siempre hay un matiz de intencionalidad, en el sentido de que si yo, cuando soy adulto/a, no sano mis heridas ─por ejemplo, como futura progenitora─, entonces, lo que ahora le sucede al niño/a ─al absorber éste, ésta, mi condición emocional herida─ cae o entra en gran medida bajo mi responsabilidad álmica, por el sencillo motivo de que yo, como adulto que ya tiene bastante autoconsciencia desarrollada, y bastante ejercicio del libre albedrío a sus espaldas… yo, no he sanado ni deseado sanar nada o casi nada en mi alma.

Sobre todo al principio de la vida del niño/a en el útero, muchas de esas emociones ─pero quizá no todas de entre esas emociones que vivo ahora como adulto y que están «sin sanar» (miedos, vergüenza sexual, etc.)─, muchas, son sentidas y absorbidas por las almas de los niños en el útero ─y son así vividas por ellos─.

Y esa absorción se da de tal forma que en principio parece que podríamos decir lo siguiente en general sobre ello: «no es algo que se dirija personalmente hacia o contra el niño/a«.

Pero, como dijimos, pese a eso, sí hay muchas emociones que serían dirigidas muy personalmente hacia la existencia misma del niño/a, como por ejemplo la incomodidad por el mero hecho del embarazo, del cambio que supone en la vida, etc. ─que es una emoción que frecuentemente lleva al aborto, es decir, al asesinato─.

Por cierto, y muy importante: también las emociones verdaderamente positivas entrarán ─por supuesto─ bajo mi responsabilidad álmica, como adulto ─y evidentemente «puntúan bien», digamos─.

Entonces, esos miedos, y esos miedos a sentir, que son miedos que todos tenemos, y también tiene la madre biológica al principio (es decir, esa falta de humildad, en tanto que la dificultad que todos tenemos en algún grado a la hora de patalear, temblar, sollozar… y liberarnos como niños pequeños, etc.), esas emociones erradas… esa resistencia a la humildad… todo eso es en seguida más o menos bombeado a menudo muy personalmente o cada vez más personalmente hacia la existencia del niño/a por nacer o del ya nacido.

En cuanto a los no-nacidos, es evidente que en muchos casos más o menos «molestan», perturban las vidas, inquietan por lo que pasará o no pasará en el futuro, pues las almas recién venidas al mundo ─o que están en el útero o probeta─ cambian la vida de los adultos ─tal como se suele decir─.

El pecado intencional y el «orden de prioridades»

Nuestro «sentido herido de nosotros mismos» nos hace que «nos dé igual todo» en algunos aspectos básicos, y no valoramos el arrepentimiento, etc., pues estaremos bastante a gusto con ciertos sacrificios que ya realizamos o que tenemos como «norma de vida», en el sentido de que «sacrificamos» el orden de prioridades natural en cuanto al amor.

Por ejemplo, al nosotros vivir en el yo herido, podemos tener y construirnos con el tiempo una «fachada de buena mamá» o de «buen papá», más o menos intensa como fachada. De ese modo estaremos sacrificando el amor por nosotros mismos por el «amor» a los demás (los niños) ─un «amor» entre comillas─. Es decir, justificaremos el sacrificio, con más o menos fachada.

Bien entendido ─pues esto puede darnos pie a confusión─ el orden de prioridades «en la vida» es que nosotros vamos primero en estas cuestiones del amor.

Eso se debe a que, si en el fondo, con lo que hacemos, nos sacrificamos, nos estaremos haciendo más infelices a nosotros mismos (ya sea a la larga o en el plazo más breve). Y si somos infelices irradiaremos eso y enseñaremos eso «al universo» ─una lección en realidad «falsa»─.

Claro está que no querremos entender que lo que hacemos es efectivamente sacrificio, sino que lo llamaremos «amor», «cuidados», etc. Pero la mayoría de cosas «en sociedad» (y en el hogar) suelen ser sacrificio, al simplemente no estar hechas totalmente «de corazón».

Y así, no podremos realmente beneficiar a nadie. Al final, en la situación, nadie saldrá realmente beneficiado, en el sentido de que el resultado no va a ser armónico de verdad con el desarrollo de todos los participantes. Es decir, no será armónico con un desarrollo real de los participantes como almas. Sí que podría satisfacerse un desarrollo por ejemplo como «cuerpos» y/o «mentes» que han de recibir una determinada educación para adecuarse a cierto sistema de creencias, cierto sistema social, etc.

Y, claro, pusimos entre comillas «amor» ─al hablar de «amor» por los demás─, porque en este caso, y como en el fondo ese supuesto amor es en realidad prácticamente sólo sacrificio, será como poco un «amor distorsionado» que a veces no tiene nada que ver con cómo Dios considera el amor.

El amor no sacrifica ni se sacrifica. El amor nos habilita a todos para ser realmente más felices, por ejemplo cuando nos habilita a sentir y practicar un verdadero altruismo, uno realmente espontáneo, un altruismo que nos salga de verdad de corazón.

El pecado intencional hecho un niño/a: el perdón y el arrepentimiento; ejemplos básicos; prioridades; aborto

El adulto que comete un acto que objetivamente degrada su alma y la del niño/a (pecado), a menudo va a querer que el niño no sienta hasta el final las emociones relativas al perdón de ese acto, o ni siquiera las empiece a sentir.

Es decir, un adulto que por ejemplo maltrata físicamente, a menudo no querrá (él u otros adultos cercanos) que el niño llore tras ser pegado.

La voluntad de que el niño no «suelte» el alma ─de que el niño no libere emociones─ es otro pecado que se añade al del maltrato físico, pues alienta al niño a no perdonar; es decir, le alienta a cometer un acto en desarmonía con una «ley básica del alma», la ley que nos dice que, para nosotros estar bien, hemos de liberar todas las emociones (y las relativas al perdón en la situación serán de «lloro», «duelo», por lo que el niño ha recibido como pecado de parte de sus progenitores o adultos cercanos).

Cuando el adulto maltrata, si a su vez sigue sin hacer su propio duelo, o sea, si sigue sin liberar de su alma las causas emocionales que hacen que tenga esa intención de pecar y que además la ejerza, ese adulto, inevitablemente, seguirá acumulando culpa ─la muy narcisista culpa─ y emociones similares superficiales de vergüenza, etc.

Hará eso en vez de afrontar las causas emocionales de sus actos; es decir, en vez de arrepentirse sinceramente y perdonar a su vez aquello que pueda surgir o descubrirse en el proceso (como causas emocionales profundas de nuestras intenciones de pecado, pues las causas serán en general resistencias a sentir emociones alojadas muy profundamente en nosotros, y que son relativas a las «cuestiones a perdonar», las cuestiones «a volver a sentir sin miedo»).

El adulto está, pues, viviendo en el miedo a sentir sus propias heridas emocionales, y esto lo puede hacer con más o menos fachada de «buena madre/padre»; o bien, obviamente puede trasladar esa actitud hacia el mundo exterior, para alimentar fachadas externas de todo tipo ─externas a la situación íntima en el hogar: fachada de buen profesional, buen ciudadano, jefa, jefe, político, etc.─.

Proteger el miedo es una desarmonía en el amor con uno mismo, viéndose «uno mismo» como alma (pues el alma no está hecha para albergar lo desarmónico con el amor, para bloquearse así).

Por tanto, ese comportamiento nos hará tener inevitablemente ─tener y vivir en─ conceptos distorsionados del amor a los demás.

Es decir, sacrificaremos el amor hacia nosotros mismos por un modo de tratar, cuidar, amar a los demás… por un modo de concebir como posibles ciertos modos de tratar a los demás, que están en desarmonía con la manera en que realmente es el amor ─la manera de Dios─.

En este caso de maltrato directo, simplemente se trata de lo que podríamos quizá denominar un pecado «directo», aunque podemos justificar nuestra intención de muchas maneras: «es que hay que pegar a los hijos por su bien» (sería la más evidente)… pero aquí ─y como fácilmente se comprueba─ hacemos todo tipo de malabares, es decir, de complejas maniobras justificatorias.

El caso del aborto también es muy simple de ver en este sentido, pues por nuestra comodidad estamos dispuestos a sacrificar una vida.

Entonces, somos resistentes, simplemente, al concepto de humildad que tiene Jesús: «deseo apasionado de sentir todo«, sea como sea la emoción, el deseo, etc. Esta falta de humildad, esto tan general, es una desarmonía en el amor a nosotros mismos. Y así, simplemente sucede que el motivo de muchas de las cosas que hacemos es para no tener que sentir por ejemplo esas incomodidades a las que acabo de aludir, y para no sentir las causas emocionales de por qué estamos dispuestos a cometer pecados y degradar así más nuestra alma.

Más sobre la valía y sentir personalmente los ataques

La valía, el sentido de «amor propio», en el niño, es una clave. Los niños siempre reciben ataques personales, aunque sólo sea maltrato emocional: displicencia más o menos arrogante, etc.

Esos ataques nos invitan a concebirnos malos en sí mismos. Es decir, cuando el ataque es personal, tenderemos a sentir, cuando seamos mayores, que lo que vivimos es un ataque personal.

Como vemos en los resúmenes sobre el tema del arrepentimiento y perdón (ver página aquí), de pequeños sentimos la intención del pecador (madre, padre, etc.), y eso crea en nosotros «sentimientos terribles si nuestra valía ya ha sido dañada«.

Y la valía ─en tanto que el sentido más básico que diríamos que «funda» el amor a uno mismo─ se ve potencialmente muy dañada desde que estamos en el útero absorbiendo muchas emociones heridas que luego no nos enseñarán a soltar, sino todo lo contrario.

En la vida habrá ocasiones en que sí podamos soltar esas emociones negativas tan tempranamente absorbidas, pero terminaremos haciéndonos una fachada a imagen de los adultos, y, por tanto, ya sea muy intenso o poco intenso el ataque personal recibido, este ataque nos hará tomarnos la vida en plan: «hay algo mal en mí» ─pues de hecho ya nos sentimos muy mal con nosotros mismos─.

En cuanto al ejemplo de la intención ejercida en un aborto, podemos preguntarnos: ¿es una intención personalmente dirigida hacia la persona, es decir, hacia la esencia única que está de hecho encarnada ya en el útero? Así lo parece, en el sentido de que a esa alma se le causa ese trauma (de violencia al cuerpo físico) por lo que ella es en sí misma: una vida concreta, aquí y ahora, pero que «no interesa».

Pecado intencional y control

La gente que tiene miedo a arrepentirse (es decir, en realidad todos nosotros, en algún grado) es más manipulable o controlable, pues en general tener cualquier tipo de miedo nos lleva ser así.

Entonces, por lógica, cuanto más cosas tengamos sobre las cuales arrepentirnos, más manipulables seremos.

Podemos ponernos en una especie de caso general extremo, y pensar en personas muy manipuladoras que, recordemos, si son así es a su vez por miedo, básicamente (es decir, debido a la resistencia a traspasar el miedo que ya tienen ─claro está─).

En los hogares hay personas con actitudes a veces muy controladoras o manipuladoras ─aunque todos los adultos somos un poco así en el ámbito más íntimo, familiar, etc.─.

Y luego, en algunas instituciones, vemos que prospera esa misma actitud como «actitud normal», o incluso como la actitud que es necesario cultivar para poder siquiera permanecer en esas instituciones y sobre todo en algunas posiciones dentro de ellas. (Obviamente aquí me refiero a instituciones como las militares y policiales, o todo tipo de cuerpos de seguridad y vigilancia, y en general escuelas, etc.)

En esos casos extremos la vida en realidad se vuelve literalmente perversa, pues toda la sustancia de los actos, del comportamiento, se podría resumir en «técnicas para controlar a pecadores», y justificarlos y/o enseñar a que se justifiquen a sí mismos.

¿Cómo nos justificamos en las diversas instituciones? Por ejemplo cultivando dogmatismos de todo tipo: religiosos, nacionales, familiares, etc. Y entonces, en todos esos lugares, para sostener todo eso, le ponemos un poco de sublimidad, o bien de «espíritu épico», de una epicidad más o menos «heroica», o de cierta «politicidad», o ponemos «ideales» diversos como aderezo… pero no deja de ser lo que es, por mucha «sal y pimienta ideales» que añadamos o queramos añadir: Son «escuelas de pecado», por decirlo rápidamente.

Jesús nos puso un ejemplo de «escuela militar» sacado de su vida en el primer siglo. Y es que su padre biológico, José, quería que Jesús cumpliera el rol de Mesías político-militar; y así, en su infancia, Jesús fue metido a una escuela sobre la guerra y todo lo relativo a ésta (incluyendo «guerra psicológica», pues por ejemplo tenían que realizar prácticas de abuso sexual; tenían que aprender a realizar ese ataque personal, y se lo hacían practicar a los niños desde muy pronto, perpetrándolo con niñas semiesclavas o esclavas, etc.).

Lógicamente, esas escuelas usan técnicas que explícitamente se aprovechan de las leyes básicas y simples sobre el alma, sobre el ánimo, sobre la dinámica emocional.

Como hemos dicho, una persona que tenga «muchos pecados» en su haber será más controlable, pues la persona tendrá más miedo a sentir todo lo que le ha hecho a los demás, cuando estuvo dañando así ─con todos esos pecados─ a los demás y a su propia alma en el proceso ─al cultivar esas intenciones desarmónicas con el amor─.

Esas intenciones no están en consonancia con el diseño o propósito del alma y las leyes naturales ─que son amorosas─; así que ya sólo el hecho de tener y mantener en el alma esas intenciones acarrea sus consecuencias ─ya no digamos las que acarrea el poner esas intenciones también en práctica─.

Podemos recordar un poco la actuación de la ley de atracción aquí, pues en general, «todo» dependerá de las heridas emocionales que ya están alojadas en el alma de los niños, y de cómo se vean los niños reforzados en su resistencia a soltar esas heridas ─a ser humildes con esas emociones─.

En las escuelas militares se verán muy reforzados ─y obligados─ a hacer eso. Y normalmente les será muy difícil resistirse a esos adultos que les quieren conducir tan mal. Si los niños siquiera pueden entrar en esas escuelas es porque ya vienen heridos desde el hogar, y, con el refuerzo recibido allí, podrán aceptar algún tiempo o incluso de por vida esas prácticas ─tras esas invitaciones tan macabras─. Podrán aceptar casi incluso de por vida esa supuesta «formación», ese «comulgar con ruedas de molino», normalizado como «educación militar», «educación patriótica», «educación religiosa», etc.

La familia y el aborto

Volviendo entonces al tema más familiar: El caso del aborto sería sólo un extremo de lo que ocurre con el sacrificio normalizado en las familias, ya que en gran parte éstas son una escuela de pecado, ya que en los hogares no paramos de usarnos entre nosotros para tapar miedos, para no tener que sentir vergüenzas, penas, soledad… Es decir, no paramos de cultivar el pecado de las adicciones emocionales.

Y, por cierto, claro está que el mayor problema para el alma parece ser el hecho de que enseñamos eso a «almas nuevas» que ni siquiera han hecho nada para merecérselo.

En general, madres y padres, «sin querer queriendo», y más o menos ayudados por la configuración de las instituciones (por la obligatoriedad de muchas instituciones bastante desarmónicas con el amor, por los chantajes emocionales sistémicos concomitantes al mero hecho de «tener hijos», etc.)… padres y madres, decíamos… transmiten ─y refuerzan─, en realidad intencionalmente, heridas emocionales a los niños. Eso repercute o condiciona el sentido de valía de los niños.

Más «utilización de pecadores»: la Nueva Era

Otro modo evidente de «usar pecadores» involucra la relación entre el mundo físico y el mundo espiritual, de la cual ya hemos hablado bastante.

Este uso se da mediante las creencias y tradiciones nuevas de la «Nueva Era», por ejemplo.

Un ejemplo de esto son las suplantaciones de Jesús, es decir, las suplantaciones o simulaciones de la esencia única personal de Jesús y María Magdalena, que se realizan o facilitan a través de cursos o libros como el curso de milagros, un curso de amor, la vía de la maestría, etc.

La gente nos vemos atraídos por «verdades a medias», y como no queremos arrepentirnos de lo nuestro y sentir a fondo toda nuestra alma (todo el dolor relativo a nuestros pecados, que muchas veces son el aborto, el aborto espontáneo, etc.), entonces, así, nos metemos más o menos ciegamente en cosas como «la Nueva Era» (pues además, resulta ser realmente muy atractivo, ya que sí que las novedades vehiculadas por libros así simulan partes importantes de lo que podemos llamar «la verdad divina» ─la verdad de Dios─).

Entonces, nuevamente, nos metemos de motu proprio, y a modo de «soldados del pecado», de «soldados del control», en esas «nuevas tradiciones», y literalmente estaremos entregando de una u otra manera el alma a espíritus más o menos controladores.

Esos espíritus (= desencarnados) tienen diversos grados de miedo a perder sus «posiciones» en el mundo espiritual, partes de la dimensión en la que estén, tradiciones, formas de vida, etc.

Es decir, este fenómeno demuestra que estamos en codependencia emocional con el mundo espiritual (igual que lo estamos con gente físicamente encarnada), debido a nuestros pecados y falta de arrepentimiento y de perdón. Y esos espíritus con los que nos «relacionamos» así, están a su vez protegiendo sus respectivos miedos, claro está.

Es decir, estamos en adicciones emocionales con el mundo espiritual (ese mundo adonde todos iremos, pues todos seremos «desencarnados»).

Así pues, somos manipulados al no desear arrepentirnos de nuestros asuntos, y al desear por tanto poner una fachada ─en este caso una fachada más o menos espiritual─ sobre ese deseo que es desarmónico con el amor: El deseo de no querer sentir el dolor relativo al arrepentimiento por ejemplo de los abortos espontáneos o físicamente violentos en los que nos hemos visto involucrados/as ─tanto por la parte de las mujeres así como de los hombres involucrados en ello─.

Notas

* Displicencia es: desagrado o indiferencia que mostramos en el trato que damos (ser tratados con displicencia).

Textos y audios relacionados

– «Humildad y valía«:
nplandivino.net/humildad-valia/

Lucas (1917): sobre las creencias y la verdad

En este mensaje de Lucas (ver abajo los enlaces al audio y el texto), del 4 de enero de 1917, Lucas habla a través de Padgett sobre las creencias y la verdad.

Enlaces audio: en ivoox / descarga

Primero hago algunos comentarios para proponer temas relacionados, ya que vivimos una época tan «mentirosa» en tantos niveles 🙂 .

Luego, a partir del minuto 11:04, lo leo y paro bastante para comentar y remarcar algunas cosas, o simplemente para detenernos en algo.

4, enero, 1917

Lucas: El Apóstol de Jesús declara que ningún hombre puede alcanzar la condición de hombre perfecto a menos que sus creencias mentales estén en consonancia con la Verdad.

Estoy aquí, Lucas.

Esta noche escribiré unas líneas sobre un tema que deseo dar a conocer a ti y a otros, pues sé que será de interés para todos los que lo lean.

El tema es la verdad de la afirmación de que ningún hombre puede alcanzar la condición de perfección a menos que sus creencias mentales estén en consonancia con la verdad. Continuar leyendo «Lucas (1917): sobre las creencias y la verdad»