Mi caso con el aborto

¿Quieres hablar del aborto, sin dogmas?

Me llamo Iván, instigué un aborto, y sienta muy mal.
(Mi telegram: @ADivinePlan
– Para hablar, por teléfono por ejemplo… podéis escribirme también al email que tengo en la página de bienvenida.)

[Antes de nada, advertencia importante:
Esto no es para reforzar la culpa (una emoción en general narcisista), sino para sentir y responsabilizarse del daño hecho a otros (= arrepentimiento).
Ese sentir es necesario para congraciarse realmente con Dios, es decir, para reparar la relación con Dios que se vio aún más dañada con nuestros actos (cuando dañamos a otros y a nuestras almas, en ese proceso, con esos actos), y poder así sentir efectivamente el perdón ─incluso en la forma de amor de Dios, de recibir amor de Dios, que es más que meramente «sanar el alma»─.

Es necesario aclarar lo siguiente:
Dios «ya nos ha perdonado», pero nosotros no sólo podemos arrepentirnos ─sentir lo que conlleva haber hecho daño a las almas de otros, y a la nuestra─, y perdonar a personas ─sentir lo que conllevan los actos que cometieron contra nosotros, etc.─, sino que, involucrando a Dios, podemos habilitar la posibilidad de que Dios pueda empezar a darnos su amor (que no es el natural) o seguir dándonos su amor (en caso de que hayamos empezado esta relación «directa» con Dios).

Ese amor divino podríamos decir que «borra», por la «vía rápida», las heridas en nuestra alma provocadas por nuestros actos desarmónicos con la verdad y con el amor de Dios (pecados).
Así, arrepintiéndonos de verdad, podemos acceder más y mejor al daño relativo a lo que nosotros tenemos que perdonar, y que vino de fuera de nuestra alma, incluso desde que estamos en el útero.]

Índice
– Algo sobre mi caso
– Una nota escrita a alguien que salía de una clínica
– Algunas notas más sobre el aborto
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Algo sobre mi caso

[Última actualización sobre el tema en esta web: en este proceso de abrirse al error (la «verdad» personal), el 22 de noviembre de 2022 hice el audio (con texto) que enlazo abajo y que rectifica algún dato concreto sobre mi caso en relación a mi madre biológica, y las heridas compartidas:
– «Vidas congeladas en la arrogancia por miedo a sentir la vergüenza y la pena. Masculinidad distorsionada | Cómo funciona la manera de Dios, 5»: https://www.unplandivino.net/arrogancia/]

Parece que estoy comprobando que el alma encarna en la concepción, y por eso el aborto*, algo tan violento, sienta física y emocionalmente muy mal (imaginemos lo mal que puede sentir eso un alma recién encarnada).

Ahí tenemos una explicación de algo que parece evidente si quisiéramos mirar honestamente los efectos del aborto (en mujeres y en hombres, tal como puedo atestiguar en mí).

Muchas de las cosas que hacemos o dejamos de hacer dañan el alma.

Ese daño repercute en nuestro cuerpo físico, y así se dan las enfermedades, la vejez, accidentes, etc.

Esas cosas «negativas», por cierto, no son una «condena» ─ni son naturales en un sentido absoluto─.

Podemos entenderlas como llamadas de atención para que nos responsabilicemos ─personal y plenamente─ de todo lo que sentimos, o bien, mejor dicho: de todo aquello que nos dejamos «sin sentir del todo» (y por tanto sin expresar sanamente), y que, de ese modo, seguirá bloqueando el ánimo, el alma.

Nuestra resistencia a soltar las heridas emocionales ─las heridas que arrastramos desde la infancia─ es lo que nos lleva a cometer desarmonías (tradicionalmente «pecados»).

Esos actos, esas acciones (o falta de acciones), ensombrece el alma, y, como dije, eso repercute en más enfermedad, malestar, accidentes, confusión, desidia, etc.

En realidad, todos esos eventos «negativos» nos hablan de nuestra condición «manchada» de alma, y así, muchas de esas cosas que pueden parecer «malas» nos suceden en el fondo por amor, es decir, para que recordemos la «grandeza» de ser un alma (en realidad, la mitad de un alma), pues todas las almas tienen un gran destino.

De hecho, las almas ya somos «responsables», pero en un sentido simple y técnico:

– todo lo que hacemos o dejamos de hacer, a nivel del ánimo, del alma, repercute en nuestra vida (y en la del entorno), y nos habremos de hacer cargo emocionalmente de ello en algún momento;

– otra cosa es con cuánta consciencia (reconocimiento consciente) queramos hacer eso, en el sentido de darnos cuenta de la necesidad de humildad, es decir, del deseo de sentirlo todo por igual;
esta humildad creciente, en nuestras vidas, a nivel emocional, a veces nos dará pistas sobre a qué se refiere cada emoción, aunque esto no surgirá en todos los casos si son emociones absorbidas (bloqueadas) muy pronto ─por ejemplo en el útero─ y que no hemos liberado:
esas emociones no tendrán asociado un «recuerdo consciente» más o menos «mental-material».

– y otra cosa es cuánto queramos involucrar a Dios en el proceso (que doy fe de que existe), y no sólo involucrar a espíritus o desencarnados (que son a veces lo único que se involucra, es decir, que nos quieren o pueden «ayudar», como puedan o sepan hacerlo).
Este último aspecto (la participación de espíritus o desencarnados) es en general algo que inconscientemente asumimos, o recibimos, por nuestra parte (para bien y para mal).
Dichos espíritus a veces creen ser Dios, o «parte de Dios», etc., cuando no tienen amor divino en sus almas todavía.

(Sobre el tema del arrepentimiento y del perdón, ver por ejemplo esta página de recopilación de cosas importantes:
unplandivino.net/cap )

Esto lo estoy comprobando fuera de toda religión e incluso de las enseñanzas «Nueva Era» donde pasé muchos años «perdido» hasta darme cuenta de los engaños (mediados por desencarnados).

Puedes ver mis publicaciones (audios, etc.) en mi web, sobre el tema, clicando este enlace que lleva a todas las entradas etiquetadas con «aborto»:
unplandivino.net/tag/aborto/

(Puede ser que para acceder a esta web, a «unplandivino.net», aparezca un mensaje de «sitio no seguro» o algo así. Es una especie de «censura» automática, que parece deberse a los temas que trato sobre el devenir tan delirante del sistema y del mundo, ya que parece que están eliminando parte de la «libertad de expresión».)

Notas:
* Por cierto, también el aborto «espontáneo» es violento, aunque en otro sentido.

Una nota escrita a alguien que salía de una clínica

Este texto a continuación lo escribí a una persona que salía de una clínica de abortos:

Hola, me llamo Iván.

Perdona la indiscreción, pero tenías a la vista una forma de contactarte, y decidí escribir, aunque casi nunca hablo con nadie que sale de la clínica (llevo pocos días yendo), etc. Soy ese tío con canas que estaba ahí delante.

Si este es vuestro caso, yo puedo dar fe de que abortar sienta muy mal, y no lo digo desde ninguna religión, secta, etc.

Si no fuisteis por eso, no hace falta que leas, claro, pero noté que había algo de tristeza quizá, no sé.

El aborto es lo peor que hice (instigué) en mi vida. Cambió todo para mal, incluso físicamente.

Ya solo el desearlo nos daña. El deseo de matar nos indica que tenemos que sentir algo por debajo, algo que está por sanar, por llorar humildemente; así que ser conscientes de ello es un «regalo».

Ahora, gracias a las cosas que comento aquí (y gracias a descubrir que lo de Dios es real*, etc.), veo que mediante algunos procesos podemos regenerar nuestra «alma», etc.

Parece que las almas encarnan en la concepción, y que somos un alma.

Lo que le hacemos a los demás repercute en nosotros mismos, en nuestra alma, también, pero no repercute como castigo, sino para que podamos aprender y estar en consonancia con la «grandeza» que en el fondo conlleva esto de ser almas.

En realidad parece que este tema del alma es muy simple. Estoy comprobando que lo que hacemos mal (o lo que dejamos de hacer), resulta que daña el alma, y eso repercute al final en el cuerpo físico (pasando por el cuerpo «espiritual», que también tenemos).

De las almas se puede empezar diciendo que esencialmente son deseos, emociones, pasiones, vida, libre albedrío, la sede final de la autoconsciencia, etc. Todo ello serían «componentes» del alma de cada uno. Y el alma es, por supuesto, algo muy complejo y que no vemos, pero que parece que en realidad contiene a nuestro cuerpo físico, y que es la sede de nuestro ser más real, por así decirlo.

En este mundo, la inmensa mayoría de las personas son encarnaciones primeras (no hay reencarnación al uso), y venimos aquí a empezar lentamente a ser conscientes de nosotros mismos, etc.

Por si mi testimonio sirve, entonces, sucede que realmente enlacé las cosas, en mi caso. Me ha costado algunos años de búsquedas medio absurdas, pero en mi caso siempre me gustó el tema de «la verdad», así que parece que «sin remedio» tuve que encontrarme al final con cosas que me encarrilen mejor respecto a la verdad acerca de estos temas.

Así que lo dicho, a veces voy a algunas clínicas a «rezar» delante. No me atrevo a hablar con mucha gente por ahora, ni es bueno dar la nota, claro… Y lo que haga, si sigo con ello de vez en cuando, es en plan de «por si mi testimonio sirve», y esas cosas – pues he podido comprender algo de todo esto por experiencia propia -.

Así que voy en plan «rezar», por si me inspiro a hablar con alguna persona o alguien me dice algo, etc.

Insisto, estoy fuera de cualquier religión, aunque en mi web divulgo cosas de lo mejor que encontré, y que no es una religión, aunque a estas personas les han difamado mucho, como es lógico (pero simplemente son enseñanzas).

Estoy en una especie de proceso de arrepentimiento y perdón (que van muy juntos), comprobando y descubriendo las cosas en la propia experiencia.

gracias


* Dios es real, y el truco es que el amor que le podemos pedir es diferente al amor natural.
Dios no se trata de una mera influencia espiritual de desencarnados, de «guías», etc. (pues esa influencia la tenemos, y de muchos tipos, y este tema es uno de los grandes «secretos a voces» que nuestro sistema está como «sacando de la ecuación», de cierto modo).

Por cierto, nuestro mundo hace mucho más culto a lo muerto que a lo vivo, por así decirlo.
En vez de, digamos, pasear rodeados de árboles y demás, que dan gratis frutos, agua fresca y aire puro… (cosas escasas solo porque queremos que lo sean…), en vez de eso, hacemos mucho culto a cosas en realidad muertas (tan hacinados como estamos muchos, en las ciudades, pueblos, entre tantos coches, etc.).

Algunas notas más sobre el aborto

Se degrada la condición del alma de la mujer que aborta, y la del padre que lo desea, también
(y obviamente se degrada la condición de la nueva alma encarnada, y en general,
colectivamente, se degrada la condición álmica «sumada» de la sociedad).

Eso genera más caos, pues las leyes naturales están en el fondo para corregir el alma humana (buena parte de esas leyes).

Así se autocondena una «civilización».

Si el alma encarna en la concepción, entonces el aborto equivale exactamente (o es incluso peor) que un
asesinato (a nivel de la compensación en el alma).

Es decir, el sacrificio de nonatos es lo mismo que el sacrificio de niños sí nacidos, que parece que es lo
que hemos hecho, desde casi siempre, en el planeta.

Existe una compensación negativa (en el fondo amorosa) para que recibamos información de que eso que
hacemos desarmoniza el alma.

Como vemos entonces, la cuestión del pecado es una cuestión totalmente política y práctica,
desde siempre.

Pero «a río revuelto ganancia de pescadores»; es decir, muchos de los desencarnados que aún
nos influyen mediante las heridas emocionales que todos tenemos y que son muy intensas (y hay más
desencarnados que personas físicas)… influyen en buena medida todavía para crear y reforzar más el
miedo, y para así poder seguir satisfaciendo sus adicciones de control (y las nuestras, en los dirigentes
narcisistas, etc.).

El aborto es un método para ello, para crear miedo profundo, y que se está automatizando
(muy grave, como comprobé por experiencia).

Si hubiera un cuidado extremo social por la vida (no tanto culto a lo muerto, con los políticos
fomentando la venta de coches, etc.)… se alentaría a que se tuviera el hijo y se diera en adopción de maneras muy cuidadas, o en centros y fincas permaculturales casi-paradisiacas (unos centros que no tenemos ni hacemos porque estamos entregados a un «industrialismo comodón», antivida, y adicto al control de masas, la manipulación de deseos, engaños de todo tipo, etc.).

El aborto degrada el alma de la mujer (y del hombre que lo desea, como yo comprobé); pone
su condición de alma en cualidad de asesino.

Eso activa una compensación negativa que viviremos por ley (las leyes «leen» el alma, una
parte de las leyes naturales).

Esa compensación es difícil de superar solo con estrategias de «amor natural» (lo mejor es
recurrir al arrepentimiento y al amor de Dios, pero esta tierra en gran medida parece estar
«tecnificando» fríamente estos asuntos).

Todo esto tiene que ver con la revolución nueva, industrial, que propugnan en el contexto de la
agenda 2030: nueva industrialización de los cuerpos, etc.

En realidad, los adictos narcisistas que son estos políticos (y en parte muchos de nosotros)
contribuyen quizá a una posible gestión automática de los efectos que provoca socialmente la
desarmonía («pecado»), pues es el alma lo que rige, lo que gobierna, en el fondo.

Mientras se establece esta especie de automatización que implica la inteligencia artificial,
parece haber esta época de suicidio civilizatorio…

Es «raro»… veremos qué pasa.