Vivimos en «engaños» y autoengaños que tienen que ver con la frase hecha: «mi teléfono murió», o el aparato tal «murió», el que sea.
Ese engaño sería algo así como «asociar vida con lo muerto», proyectar falsamente «vida» sobre los aparatos. Y esto es lo que parece acompañar o permitir en parte cosas como la obsolescencia programada, etc.
El paso lógico a continuación sería que realmente se una la biología con lo industrial tecnológico, metiendo cosas vivas, elementos vivos, a realizar por ejemplo la computación en los aparatos, y demás.
Así, todo se podría hacer de manera que se autorrepare, como sucede en un organismo vivo ─mientras el daño no sea muy grande y no «haya que operar»─.
¿Vivimos ya en parte y en gran medida para hacerle fácil la «vida» a un «sistema industrial» que «necesita» que se tiren las cosas?
… repasamos un poco el tema de cómo «todo» depende del alma y de la dinámica de su condición (tanto colectiva como individualmente): muy en particular, de la falta de arrepentimiento.
Pongo aquí abajo la especie de guión que fui escribiendo al hacer la versión en vídeo:
─ ¿»El sistema» depende del arrepentimiento?
Psicopatía
«conciencia / verdad»
«política» – tribalismo
identificación – partidos
Simone Weil
Rubén Gisbert – Trevijano
«El sistema político»
En el franquismo no había «control al poder»: corrupción en-nichada, y sin embargo, en «la transición» es más «caos», barra libre, etc.
Diputados votan aunadamente
Político se siente justificado
Tiene una «causa» («que no gane la derecha»)…
Pucherazos
Ídolos sagrados
(representada la dinámica global álmica)
«Eso no hay que sentirlo», «estamos justificados en no sentir», «en seguir con nuestra huida hacia delante»…
Derecha/Izquierda
Fachada/Fidelidad
(actitud interna profunda, más o menos arrogante… con las heridas emocionales: eso, los padres y las madres nuestros, lo pasan «sin querer queriendo»…
Miedo/juicio a sentir… «global»
Niños heridos: «cofabricando»
«Estoy justificado con sentirme en sentirme tal como siento; justificado en ser como soy… (fachada)»
Estoy justificado en proteger el castillo de dolor
Adicciones emocionales, codependencia con «masas» de borregos, que queremos ser más o menos normales… más o menos buenitos, «ser buenos» … querer eso… nos lleva a esa identificación «tribal» con políticos, o con dogmas religiosos, el Papa…
Casa Real: reina
miedo a sentir … nos hace manipulables
monigotes títeres
divinetruth.com
Es curioso que podría ser muy sencilla la explicación de por qué «se repite la historia» (o la historia «rima», dicen, más que se repite).
Se repite la historia mientras vivimos en el miedo, en vez de sentirlo tal como lo sentirían los niños, los niños más puros, al ser más espontáneamente «vitales».
En el vídeo enlazado abajo* hablan brevemente de que Alemania, en los años 1930, se dedicó a la fabricación de armas. Fue una respuesta, creo, ante una especie de «crisis».
Hoy se habla de «rearme de Europa» (esos famosos 800.000 millones)… similarmente a aquella situación de hace un siglo, por lo que se ve.
Creo que ahora la fabricación de armas no estaría radicada principalmente en Europa, sino más bien donde hay más fábricas y tecnología para ello (que creo que es en EEUU y quizá en algunos de sus satélites en Oriente Medio ─satélites que para cometer crímenes se escudan en varias supuestas «religiones», no sólo en una─).
Y claro, ahora las armas parece que son potencialmente muy diferentes: Aquí habría que hablar del control de las masas y de la expresión del conflicto dentro de las posibilidades abiertas por la Inteligencia Artificial…, o de cierto tipo de manipulación anímica, etc.
Entonces, siempre «se necesita» crear «demonios» para polarizar, dividir, justificar movimientos de industrias o conceptos obsoletos, etc.
Si a la larga se necesita controlar «un mercado», parece que lo más importante es saber medir emociones y creencias, poder fomentarlas, aprender a conducirlas y controlarlas ─a grandes rasgos─.
Son cosas como…: «Rusia me gusta/no me gusta», etc.
(Y la relevancia de esto ya se usaría y se conocería desde hace mucho, digamos.)
Visto en retrospectiva es fácil pensar que, como a las grandes corporaciones industriales y militares les interesaba lo de la guerra, entonces necesitan crear previamente «un problema», o fomentarlo (una crisis, del tipo que sea). Y eso no interesa sólo «para vender cosas», sino también ─o básicamente─ por afanes de dominio.
Lo de Alemania en los años 30 quizá fue uno de aquellos casos de «fomentamos un problema» (crisis), para aportar una solución, que sería quizá algo como…: «más dependencia de un cierto sistema económico, militar e industrial».
La realidad de la actual guerra «ruso-ucraniana» (o más bien OTAN frente a Rusia) fue fomentada instigando la guerra civil en Ucrania (golpe de Estado, etc.), hace muchos años. Y todo el mundo que lee sobre esto parece estar de acuerdo en que la instigaron las mismas agencias que ahora «sacan rédito».
Y ya había antes, en los medios, una campaña de demonización y «difamación» de Rusia ─aparte de la más continua desinformación que en general hay sobre cualquier cosa en los medios que antes eran «oficiales»─.
Así, en el caso actual, parece que vemos claramente cuáles son las excusas para dar «soluciones controladoras» ante problemas fomentados por esos mismos que ofrecen soluciones.
Recordemos que el control «es la otra cara del miedo», y rearmar Europa quizá servirá simplemente para intentar instalar un sistema mucho más «totalitario» para los propios europeos, al igual que lo de la «crisis» en el 2020 serviría para proseguir en eso mismo («proseguir», porque viene de más lejos).
Por cierto, esto del totalitarismo parece que siempre «viene bien» a la hora de gestionar grandes catástrofes, sean naturales o artificiales… experimentadas por masas como nosotros, que básicamente vivimos en el miedo. Y es que a veces, por una simple cerilla ─un poco de hambre, por ejemplo─ se encienden cosas feas en el ánimo de la gente.
A la hora de hablar de Rusia, es la típica historia de la «proyección»: Para no sentir nosotros (representados por la OTAN, etc.) nuestras heridas y «maldades» (maldades que surgen a raíz de mantener esas heridas), entonces acusamos a otros ─mismamente a Rusia, por ejemplo─.
Son enormes las salvajadas de la OTAN: bombardeos «democráticos» bajo el amparo de ídolos de masas como Obama, Bush, Clinton, etc. Fomento de golpes de Estado…, etc.
O sea, son enormes «nuestras» «heridas y maldades», y digo «nuestras» porque parece que en general en Europa mucha gente se siente más afín a EEUU que a Rusia ─para gloria de los «vampiros» en UK :), por cierto─.
Esas salvajadas creo que no tienen ni punto de comparación con cualesquiera cosas que queramos asignar a «otras potencias», incluyendo, por cierto, las cosas de nuestros aliades «árabes», que por ejemplo siguen condenando abiertamente la homosexualidad, etc.
(Por cierto, sobre ese tema, lamentablemente surgen de nuevo «cristianos», con bastante audiencia, que también condenan en general la homosexualidad, cuando en realidad el «problema con lo sexual» se soluciona en gran medida simplemente si vamos sintiendo la verdad de que sólo tenemos UN alma gemela, UNA, cada cual ─y un porcentaje no muy grande de nosotros la tiene del mismo sexo─).
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* Vídeoentrevista del ex-embajador José Zorrilla:
«Adrián Zelaia: la lucidez de un empresario» https://youtu.be/XAGqVw2XL7M
¡Hola! Esta es otra entrada a modo de saludo (es un comentario general, realizado en este vídeo del célebre «cura de Toledo» 🙂 ).
Las personas, en algunas religiones, se quejan a veces de que cosas como el yoga son «anticrísticas», y aunque todo esto lo hemos tratado ya ─en estos años atrás desde fines del 2020─, y se nos ha aclarado completamente esta cuestión, veamos un repaso aquí.
Ciertamente usamos técnicas, incluso las «espirituales», para «no poner primero a Dios» en nuestras vidas, y así, justificamos determinadas fachadas (es decir: justificamos formas de evitar sentir humildemente nuestro daño (miedos, etc.), el daño o heridas que tenemos en el alma, y en cuya justificación nos impedimos realmente ser nuestro «yo real», y por tanto, una relación con Dios, ya que «Dios solo se puede relacionar con nuestro yo real» ─que es algo que vimos expresado así, literalmente, en las enseñanzas que estamos viendo─).
El tema es ir sintiendo cómo las técnicas y actitudes espirituales, que en sí mismas serían «meros medios», se unen entre sí en estos tiempos.
Es decir, por ejemplo, tenemos la actitud de cierta «independencia» más o menos arrogante: con la inteligencia artificial parece poder darse una especie de colofón de autoendiosamiento potencial.
Parece que Dios quiere que estemos bien 🙂 .
Pero ya vemos que nuestra definición de «bien» tiene más que fallos 🙂.
Muchos apenas vamos sintiendo ─es decir, dándonos cuenta de verdad─ cómo tenemos ancladas cosas que demuestran que «no queremos que nos vaya bien», o nos aferramos a actitudes y cosas que demuestran eso.
Es tremendo.
Se ve que la gente en general no somos ni la mitad de «listos» que lo que parece que va a ser el mundo este de algoritmos y redes tecnológicas.
Lo digo porque parece que se van a pulir sí o sí esas técnicas que son prototípicas en la magia, la de los magos de cartas y demás… pero empleadas a nivel colectivo, en el sentido de hacer elegir a la gente cosas condicionadamente… cada vez más, mientras la gente pensamos que somos libres, o medio libres…
Eso, esa maestría en el engaño, es lo que hacen los magos de la magia de cartas, y demás… si investigáis los trucos, ya que ahora ellos mismos desvelan todo, y es fácilmente encontrable en internet ─los magos que usan cartas y demás instrumentos de magia «clásica»─.
Quizá sucede que los magos, como mucha gente, se ven como animados inconscientemente por la sensación de lo importante que podría ser «desilusionarse» y reprogramarse en cuanto a sentir la relación entre verdad y libertad (y fundarla en la simplicidad de Dios: que Dios existe, y es eternamente abundante).
Nos irá saliendo más acción, pero más espontánea… aunque sólo si sentimos los errores para que éstos se vayan ─errores acerca de lo que entendemos que es el amor─, y sólo si sentimos y ponemos en marcha la amorosa verdad que sustituya tales errores, como vimos en las enseñanzas.
Muchos apenas vamos entendiendo lo que la magia hace a este nivel: en el sentido de buscar que las personas creamos que hemos elegido libremente… o trucar las condiciones y estructuras que nos hacen creer y crear cosas (crear nuestras emociones de autoengaño), etc…
En eso estaría metido «nuestro sistema», el «probe»… 🙂 … este sistema más o menos sutilmente violento y no tan sutilmente violento, en los mil recovecos del laberinto interno y externo que fabricamos al huir de sentir humildemente nuestros miedos… este sistema que, así, co-fabricamos mediante nuestros miedos a sentir, pues parece que «el sistema» irá intentando trucar hasta la biología humana, y hasta límites que vete a saber dónde llegan… antes de la posible catástrofe X ─si es que tal cosa se da a nivel algo global─, aunque en todo el siglo XX y en este ya hemos hecho localmente muchas «catástrofes artificiales», en esta continuación de la Segunda Guerra Mundial, que en realidad nunca terminó─.
Imaginemos que, si hasta la verdad en ciencia, o sea, el progreso en la ciencia ─como búsqueda de la verdad a nivel «sólo materialista»─ ya causa tanto conflicto… (como pasó recientemente con Ryke Geerd Hamer)… qué no pasará con verdades que nos afecten más «personalmente», digamos.
Hoy parece que el gobierno «político» de la gente en la Tierra parece estar más que nunca ligado a estas cuestiones de la masa de «borregos» que todos somos, todavía… y parece ligado por tanto a lo que hacemos o dejamos de hacer con nuestro libre albedrío… o sea, en nuestra relación con nosotros mismos, es decir, con nuestro propio libre albedrío, y a nivel profundo (emocional).
O sea, las cosas parece que giran en gran parte en torno a esta disyuntiva:
─ o bien nos vemos como «cuerpos» que delegamos la responsabilidad, el cuidado, por ejemplo en corporaciones globales cada vez más automatizadas y que tienden a industrializar los cuerpos (porque les dejamos),
─ o bien nos vemos como otra cosa que no sea «sólo cuerpos», o que no sea «de entrada cuerpos».
Entonces, una verdad fundamental tiene que ver con qué somos realmente, los humanos. Si resolvemos eso he comprobado que las demás piezas «caen».
Hace años que descubrí esto de Hamer, y ya comprendí el marco más simple donde encaja, que tiene que ver con este asunto de «qué somos».
Lo descubierto por Hamer en el fondo apuntaría a la importancia del «ánimo», obviamente… o sea, del «alma» (deseos, emoción, etc.).
Y podríamos decir que eso «siempre se ha sabido», en realidad, pero que traicionamos estas cosas poniéndonos a «pensar», antes que a «sentir».
Diciéndolo rápidamente: este gesto de «resistirse a sentir» sería profundamente irracional, pues nuestras vidas no comienzan así, es decir, de pequeños no hacemos ese gesto interno, sino que aprendemos cosas que son quizá las más difíciles (caminar, lengua materna) simplemente porque el entorno nos permite sentir sin ponernos problemas a la hora de aprender esas cosas, y eso «nos desbloquea» de forma natural (y nosotros mismos nos permitimos sentir, por supuesto, de pequeños).
Se resuelve bastante bien el tema causa/efecto, el de la verdad, etc., una vez que nos plantamos un poco en estas obviedades sobre el «ánimo». Hay formas muy simples y profundas de hablar sobre esto.
Captura de un momento en que Rubén entra en una residencia de ancianos inundada. Es del vídeo en directo hecho por Rubén el día 31 de octubre del 2024, un día después de la inundación por la DANA en poblaciones valencianas y españolas
Al hilo de lo que estamos viendo últimamente por ejemplo en «Desmitificando de nuevo la fe«: unplandivino.net/desmitificando-de-nuevo-la-fe/,
… podemos ver un caso concreto de persona que hace declaraciones de fe muy nítidas: Rubén Gisbert, que precisamente ha sido masivamente difamado a finales de este año 2024, pues, como sabemos, en el mundo estamos básicamente en emociones contrarias a la verdad (en miedo y en las creencias asociadas al miedo), y el error lucha contra la verdad «como gato panzarriba», dentro de nosotros.
Rubén hace declaraciones de fe muy manifiestas, independientemente de lo «pura» o impura que esta fe pueda ser.
La fe no es algo religioso. La fe es la actitud de algo así como una fidelidad a «la verdad interna», que también muestran los científicos, pues la fe se basa en hechos, aunque sean hechos de la certeza sentida internamente (lo que tradicionalmente se llama «conciencia», que es la voz de los sentimientos de la conciencia ─no «consciencia» con ese, sino «conciencia»─).
La fe es como una fidelidad a algo que sabemos que es verdad ahora, y que es algo que deseamos sinceramente para nosotros que sea verdad ahora y en el futuro.
La fe puede estar más o menos impura, en cuanto a que lo que cultiva esa fe sea más o menos fiel a la verdad… pero el fenómeno es el mismo.
La declaración que Rubén Gisbert hace a menudo, es la de «hacer lo que siente que debe hacer», una declaración de lealtad, para poder «morir tranquilo», pudiendo entonces mirar atrás sintiendo cierta paz en ese día de la muerte ─y en general poder mirarse al espejo en el presente, todos los días─.
Y Rubén claramente expresa, por cierto, que ni siquiera cree en la vida más allá de la muerte, y, por tanto, mucho menos «cree en Dios», aunque él y muchas personas asocian de manera irracional y extraña ambas cosas, es decir: la vida tras la muerte, y Dios ─como si fueran indisociables─).
Pero el tema no es ese, porque insistamos, la fe no es algo religioso.
Rubén lo expresa a menudo usando la palabra «deber», en relación a esa especie de «llamada interna» que todo el mundo de algún modo sentimos, y que tiene que ver con un cierto «ser fieles a la verdad y a uno mismo».
Rubén da uno de los mejores ejemplos que he visto nunca de declaración de fe.
Quizá ese tipo concreto de expresión le viene de familia (la expresión del «deber»), y, por cierto, quizá en su familia él tuvo una experiencia algo mejor que la promedio, en cuanto a que su padre y/o su madre puede que fueran más «éticos» que el promedio, en el sentido de que «mantuvieran su palabra» con él, aunque él «sólo fuera un niño».
Esto de ser coherentes con los niños no suele pasar a menudo, por lo que parece, ya que de pequeños todos somos traicionados casi todo el rato con displicencia condescendiente.
Es decir, por ejemplo no se cumplen las promesas hechas a los niños. Con ellos se justifica ser incoherentes. Incoherentes por ejemplo en la enseñanza de lo que se llama «valores», una enseñanza esta que suele ser «inconsciente» y que en general creo que todavía no se tiene como algo realmente importante o primordial, y que ─digamos─ es dada «por el ejemplo», un ejemplo que muchas veces es malo ─es decir, está en desarmonía con la verdad y con el amor─.
Índice ─ Desmitificando de nuevo la fe
─ Un poco sobre nuestro tiempo
─ Aspectos en el desarrollo de la fe ─ Más materiales recientes sobre la fe _____
Un breve recordatorio de lo que ya en parte vimos:
El problema es que no se conciben como hechos los hechos que aparentemente son solo internos:
la experiencia emocional, que tiene que ver con el deseo, la intención, pasiones como las que muestran personas que son leales a ciertos «valores», etc.
Y eso es irracional.
Es irracional entre otras cosas por unos motivos en los que no entraremos mucho ahora ─que ya vimos y estamos todo el rato tratando─, y que tienen que ver con las muchas pruebas que existen para verificar las relaciones que existen entre:
─ el estado interno anímico de una persona
─ y los efectos visibles y materiales en la vida que rodea a esa persona (e incluso efectos en la materia, como el agua).
Los niños no piensan primero para aprender las cosas más difíciles, como son caminar, hablar, etc.
Los niños aprenden «emocionalmente», energéticamente, ejerciendo deseos (emoción = energía en movimiento).
Es decir, si no consideramos como hechos los de la experiencia emocional ─si no los consideramos sujetos a leyes como el resto de hechos─, atentamos contra la capacidad de hacer un uso cada vez más libre de nuestro libre albedrío, pues siempre empleamos nuestro libre albedrío ─todos lo hacemos─ también en relación a la experiencia interna.
Insistamos: También en relación a la experiencia interna.
Y si no usamos así, reflexivamente, el libre albedrío, entonces nos veremos influidos «sin saberlo» ─sin tomar consciencia de la influencia─.
El concepto de lo empírico se puede ampliar perfectamente a «los experimentos con uno mismo», que todos podemos realizar y comprobar.
Entonces, «todo» depende de cómo se defina la fe.
Fe es más que desear. Fe es un «deseo» digamos que basado en hechos, y que termina siendo efectivo (y por motivos racionales, es decir, sujetos a un proceso de entendimiento relativo a leyes).
Los niños aprenden a caminar porque, antes de saber pensar, sienten como algo valioso y posible el hecho del caminar. Lo desean, pues. Y como tienen fe, logran «hacerlo realidad» (como si hubieran «atraído un futuro»).
Y eso es fe porque está basado en una realidad, en hechos (adultos que caminan). La fe sería eso. Los niños sienten como valioso y posible un hecho que ven ahí fuera: los adultos caminan y hacen cosas que sienten como valiosas y que ellos no pueden hacer.
La fe es pues un deseo efectivo que trae de forma efectiva «el futuro posible» al presente que tendremos y seremos.
En eso los niños son además responsablemente amorosos, es decir, «cuidadosos», pues poder caminar les habilitará para:
─ quererse más o mejor a sí mismos ─si así lo eligen─,
─ querer más y mejor a los demás ─si así lo eligen─,
─ y querer más y mejor a la naturaleza ─si así lo eligen─.
(Y también, por cierto: para querer más y mejor a Dios.)
Los científicos tampoco ven las leyes que descubren, pues por definición una ley no es visible (jamás nadie ha visto una ley de la física, pero todos confiamos en ellas una vez que se descubren).
Los científicos en general se basan en hechos, SINTIENDO esa certeza que de cierto modo les guía en el refinamiento de la verdad (diciéndolo rápido).
Esos hechos no son solo «empíricos», materialmente hablando.
Un poco sobre nuestro tiempo
Somos muy hijos de nuestro tiempo, con sus carencias. Las leyes naturales no se ven y todos confiamos en ellas.
Es absurdo limitar lo empírico a lo físico, pues los hechos emocionales son hechos: Hechos del deseo, la intención, pasión… energía en movimiento… que es la emoción… Todos esos son también hechos.
Y tenemos nuestro libre albedrío para actuar sobre ellos.
No considerar esos hechos como algo sujeto a leyes es irracional.
Aquello famoso de la navaja de Ockham nos haría considerar la hipótesis simple y que puede darnos más resultados: que hay leyes para todos los ámbitos, si las hay para uno: el ámbito físico.
La humanidad va dando vuelcos, vaivenes entre diversos estados de mayor o menor ignorancia sobre temas fundamentales. Hace no muchos años la creencia en «la vida después de la muerte» estaba basada en hechos (era por tanto fe, ya que la fe es racional, está basada en hechos, y además estaba y está comprobado que nadie «muere» tras «morir»).
Estos hechos se admitían como comprobados en múltiples personas muy serias, que hablan y siguen hablando con las personas que continúan viviendo en las siguientes partes del universo («mundo espiritual»).
Hoy en día hay una artificial y cobarde forma de pensar sobre este tema, y que parece estar alimentada:
─ por nuestra pereza,
─ por nuestro deseo de ignorancia basado en nuestro miedo…
─ por el actual tratamiento absurdo y artificialmente autolimitado de lo «paranormal», etc. (en programas de TV supuestamente especializados, etc.), cuando, sin embargo, ya se comprobaron muchas cosas en esos ámbitos de «lo espiritual».
Durante años hubo al parecer mucho dinero invertido en difamar o distorsionar lo descubierto. La humanidad se permitió eso, digamos, al dejarnos guiar por nuestras malas intenciones en general.
Y todo gira en torno al libre albedrío, es decir, en torno a las adicciones a controlar el alma humana… a nuestra adicción a dejarnos controlar (adicciones al poder en general, etc.).
Aspectos en el desarrollo de la fe
Tenemos el ejemplo del niño aprendiendo a caminar, que Jesús utiliza a menudo:
El niño ve el hecho de que los adultos caminan. Ese hecho es motivador para activar en el ánimo del niño la chispa de aspiración* que activa el deseo de caminar, y que será «fe» en tanto que será un «deseo efectivo» si puede cultivarlo humildemente ─mientras el entorno le permita tener humildad con sus emociones─**.
Un «científico» en general ve hechos que siguen un patrón consistente. Él, ella, siente por tanto que hay verdad en torno a esos hechos, y que esa verdad o verdades se pueden entender y descubrir como ley: una ley (o varias) que regula los hechos en cuestión.
El científico tiene además herramientas que le sensibilizan con el sentido de la certeza, le sensibilizan con una especie de «amar la verdad y la certeza»: Son las herramientas matemáticas, conceptuales, lógico-instrumentales.
Con su fe, el niño es «científico» en el mismo sentido en que el adulto es «científico».
Así pues, en todo caso vemos algo posible y que notamos como valioso, algo que intuitivamente valoramos.
Otra cuestión es que eso que valoramos sea o no realmente valioso, es decir, redunde en el crecimiento o desarrollo de nuestra alma ─y por tanto del resto de almas y del entorno─.
Eso dependerá de las heridas emocionales, que, si nos resistimos a liberarlas, en general nos harán valorar y aspirar por cosas que en el fondo son dañinas ─nos harán tener ciertos tipos de «fe impura»─.
Las heridas emocionales (miedos, vergüenzas…), recordemos, son cosas que al principio no podemos evitar absorber de pequeños, y que en gran medida nos «construyen» ─condicionan─ para ser «a imagen del mundo», «a imagen de los falsos dioses», es decir, de los «legisladores» emocional-mentales en que convertimos a los padres, a los adultos, etc. ─en que se convierten en general los adultos que nos rodean─.
Estos adultos modelan el «falso amor» que expresa el mundo en los comportamientos ya generalizados desde una base principalmente de miedo. Y así, los adultos que nos «educan» en gran medida sustituyen a Dios y a nuestro yo real ─sustituyen a nuestra consciencia y a nuestra conciencia─.
Volvamos a lo natural: El niño que aprende a caminar en general no actúa desde las heridas emocionales, pues se permite desarrollar esa habilidad intrínsecamente valiosa.
En principio, a cada momento, tenemos mucha o poca experiencia previa con tal «intuición valorativa», con la capacidad de intuir, que nos hace aspirar a cosas. Esa capacidad actúa desde dentro de nuestro ánimo y nos advierte de que podemos conseguir algo valioso.
Por lo tanto, de forma natural tenemos una especie de «percepción emocional», una «intuición» que es previa al saber pensar intelectualmente. Es una percepción de las posibilidades, que además es valorativa.
Eso nos permite crecer de forma natural en nuestra responsabilidad:
─ En nuestra responsabilidad con respecto a nuestro entorno como almas, como vida: el entorno de ese «ánimo» que somos, de la vida que somos…;
ese «entorno» podemos decir que es el cuerpo físico, es decir, el «traje» que «se pone» nuestra vida, nuestra alma, un traje avivado por la vida de nuestra alma, un traje que tenemos para poder experimentar, para recoger experiencias en el ánimo, en el alma… y un traje que es acompañado siempre por el cuerpo espíritu, tal como iremos aprendiendo… y por el mundo físico o la dimensión en la que estemos, etc.
─ Crecer en nuestra responsabilidad con nuestra propia vida, nuestro propio ser vida, ser alma, estar animados por una vida regalada, y que sentimos porque la somos, todo el rato.
Podemos decir por tanto que el niño desea de forma natural caminar, «imitar» las destrezas operativas de las personas a su alrededor, incorporarse a nuevos mundos, estar en contacto con nuevas perspectivas, desarrollos…
De por sí el niño no tiene miedo, es decir, no está bloqueado en su ánimo ante el desarrollo de esta dotación natural que es su vida como alma. No tiene miedo, a no ser que el entorno se lo imprima y él lo acepte en su ánimo, lo cual es muy probable, ya que los niños desean sin límite, sienten intensamente, son «esponjas» emocionales y están rodeados de «gigantes» que pueden controlar su vida física para bien o para mal.
Ese «sentido direccional virtuoso», con esos aspectos principales como principios «acompañantes» (deseo, responsabilidad, vida…) sería la fe, la fe en acción, cultivándose.
Como vemos, la fe es un potencial del alma, del alma en cuanto que voluntad. El alma es lo que somos, creada por Dios, y contiene regalos como «la voluntad» y el deseo. Nuestra fe es esa cualidad desarrollable, tal como nos cuenta Jesús.
Cultivar la fe es purificar el deseo. Si la fe está basada en hechos, y si a las verdades absolutas (como la de que «Dios es bueno») las podemos también llamar «hechos», entonces cultivar la fe conlleva purificar nuestro deseo cuando esa fe se pone como objeto la verdad de Dios.
La verdad de Dios contiene desde las leyes físicas naturales hasta las leyes que rigen nuestra relación con Dios, como almas.
Más materiales recientes sobre la fe
Por ejemplo, el audio que enlazo en el siguiente texto:
─ «¿Valores, moral, fe? ¿Cómo las enseñanzas de Jesús distinguen entre esos conceptos en el 2019? | Contextualizando la lectura de los esquemas«:
─ unplandivino.net/valores-moral-fe-esquemas/
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* Es aspiración, porque el niño se responsabiliza de su propio deseo. La inspiración es cuando delegamos ─a sabiendas o no muy a sabiendas─… cuando delegamos en alguien la generación de nuestro deseo (como ya vimos, esas otras personas o entidades que nos motivan desde fuera a desarrollar el deseo son desencarnados, o bien otras personas encarnadas, o bien Dios, si se lo pedimos a través de nuestra conexión con el órgano de la conciencia que todos tenemos, etc.).
(Para este tema ver ejemplos breves donde Jesús comenta esta básica diferencia entre aspiración e inspiración, como por ejemplo en el minuto 20 en el material titulado: «20160528-1210 My Choice To Develop My Loving Self Q&A»)
** Humildad para poder aprender a caminar, es decir: poder liberarse, mediante llorar sin miedo, mediante sentir sin miedo la «pena».
Con esa pena profunda, expresada (es decir, humildemente sentida), es como en general nos podemos liberar de la firma emocional que muchas caídas, errores, etc., tienen en nuestra alma.
Esos errores bloquean, llenan nuestra alma, debido a no haber liberado esas firmas emocionales de las experiencias. Eso está en nosotros como material de «error», que crea nuestra mala condición álmica.
Y como nos cuenta Jesús, necesitamos liberar humildemente el error para poder desear efectivamente la verdad que lo sustituya y nos libere del todo ─la verdad correspondiente al aspecto concreto que es el que está bloqueado o clausurado por un error concreto─.
El error, y en general el pecado, generan miedo, y el miedo genera dolor.
Los errores y los pecados son creencias falsas ─o bien se quedan así como activando, en su base y en general, tales creencias falsas─. Esas creencias están dentro de nosotros como emociones.
Están en nuestra alma, y cuando tratan sobre cosas fundamentales (sobre la vida, el amor, etc.) nos condicionan enormemente si no procesamos humildemente esas creencias y esas emociones ─condicionan las aspiraciones que tenemos─.
Pero sólo nos condicionan, insistamos, debido a que nos resistimos al dolor ─y en general a las emociones─, pues no somos humildes como niños ─no volvemos a ser «como niños»─.
Texto inspirado por el encuentro, en diciembre del 2020, de las enseñanzas de Jesús y María Magdalena, que están efectuando lo que a veces se llama «la segunda venida»
Jesús afirma que, si preguntamos a Dios la respuesta sobre si es o si era necesario hacerse el célebre pinchazo relativo a la crisis del 2020, sería: «no lo necesito».
Y en el vídeo de aquel encuentro en Portugal en el 2024 habla de los motivos por los que no comentaron sobre eso ─o no dijeron simplemente eso─ en medio de todo el jaleo que se montó en el 2020:
«Porque todo el mundo tiene sentimientos que tiene que sentir sobre esta situación, y si yo me dedico a hacer declaraciones mientras ellos no han sentido sus sentimientos, querrán tomar toda una serie de decisiones basadas en sus sentimientos no sentidos que están intentando evitar, en vez de ocuparse realmente de sus sentimientos. Así que es mucho mejor para mí hacer las declaraciones después de que todo se haya calmado…»
Before min. 50:16 Jesus affirms that if we ask God the answer to whether or not it is or was necessary to have the famous jab in 2020 would be: ‘I don’t need it’.
And after that time mark he talks about the reasons why they didn’t comment on it, or just said that, in the midst of all the fuss that was made:
«Because everyone has got feelings they need to feel about this situation, and if I get involved in making statements while they haven’t felt their feelings, they wanna make a whole series of decisions based upon their unfelt feelings that they’re trying to avoid, rather than actually deal with their feelings. So it’s far better for me to make the statements after it’s all died down…»
… en este vídeo en directo vemos lo esencial de por qué «la política» nos repele.
Brevemente visualizamos* un ejemplo de emociones de autoengaño (en una votante del Partido Demócrata, que acaba de «perder las elecciones» en los USA).
Captura del momento donde John comenta la aparición del rostro de la mujer «demócrata»
Enlace al momento que visualizamos, del canal del youtuber John Acquaviva: