¿Cómo realizamos la separación entre mente y corazón, en el contexto usual de "maltrato emocional"? Un ejemplo "infantil": una niña visita una residencia de ancianos

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seta
Hemos dicho que vamos a utilizar el ejemplo de un niño, una niña, que va de visita una residencia de ancianos.
Pero, antes de nada, recordemos esto: no hay víctimas, pero que sí hay un trato «malo», y que por ejemplo el caso del maltrato físico es en realidad menos importante que el maltrato emocional, que está normalizado… y que en realidad podríamos decir que abarca al maltrato físico.
El «maltrato» en general fomenta cierto tipo de elecciones que quitan poder y que quitan de la vista posibilidades… frente a otras elecciones que fomentan la mayor apertura posible de uno mismo hacia sí mismo (hacia «dentro») y de uno mismo hacia el mundo (hacia «fuera»).
En el caso del maltrato físico, es muy sencillo sentirnos justificados (y más si somos pequeños) en fomentar pensamientos miedosos, de impotencia, y en general «interpretaciones miedosas» del mundo.
Por tanto, eso es «maltrato», es «hacer el mal», no porque sea «malo en sí» (pues en realidad la maldad no es verdaderamente lo real), sino porque con esas ideas y actitudes relacionadas con el «castigo» (que son unas ideas y unas actitudes que el maltrato físico de cierta forma intenta «imprimir» en las mentes de todos)… con esas ideas… fomentamos la impotencia, es decir, se fomenta por ejemplo que los niños se sientan justificados pensando que no pueden, que no valen, etc.
En general, el miedo gobierna en cualquier atmósfera de «maltrato», más o menos, y por ello, por si acaso… para defendernos… para que no nos caigan más golpes o más «incomprensión»… no nos permitimos expresarnos –no nos permitiremos expresar sensaciones, sentimientos, opiniones, etc., ya que no esperamos nada bueno si lo hacemos–.
Y la situación de «maltrato emocional» es lo normal en la infancia, donde, «como son pequeños» hay excusa para no preguntar a esos «pequeños» cómo se sienten, qué opinan, qué les gustaría hacer (aunque luego en realidad eso no se pueda hacer, pero al menos preguntar, «contar con»).
Con los niños a menudo hay «barra libre» para todo. Como son pequeños, todo da igual, y los adultos se han criado en esas mismas atmósferas en las que otros adultos tampoco «tenían tiempo para tonterías», así es que todo el mundo sigue sin poder hablar de lo evidente.
Entonces, pongamos que un niño, o digamos una niña, para variar, visita una residencia de ancianos.
Quizá siente tristeza.
Quizá esa tristeza es natural, mostrando una especie de duelo.
¿Duelo? Sí, duelo ante una muerte que ya es muy real, pues los ancianos que ya están retirados o apartados en residencias, ya no tienen en gran medida «relaciones personales»… y tampoco son víctimas más que de sí mismos… pues en general son ellos mismos quienes se han hecho eso a sí mismos. Continuar leyendo «¿Cómo realizamos la separación entre mente y corazón, en el contexto usual de "maltrato emocional"? Un ejemplo "infantil": una niña visita una residencia de ancianos»

Nuevo tema en el apartado de Materiales para la educación: Cuerpo, espontaneidad, juego, mente, observación: Feldenkrais

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Inicio con este audio –el enlazado en la cabecera del texto– un nuevo tema para el apartado de la web que trata de la «educación»: el apartado, o índice, número 12: «Materiales para la educación, el hogar, los niños».
En él presento unas cuantas ideas claves (muy simples, y para mí muy curiosas) en las que quizá iremos profundizando mediante la lectura del texto de Feldenkrais titulado: «El poder del yo» (The Potent Self).
Espero leer y comentar al menos unos cuantos capítulos de dicho libro, pero de cierta manera basta con el conjunto de ideas presentado en este audio como introducción. Ahí está básicamente todo lo que quería comentar… o lo más importante. Son unas pocas observaciones sobre la elección, la mente, el cuerpo, la observación, el juego, la espontaneidad, etc.
 
 
 

"Basurear": ¿Qué hacemos cuando "basureamos"? Los estratos de la experiencia, la memoria cósmica en el caos humano… y el reciclaje

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seta¿Qué es realmente la basura?
Antes de responder tenemos que definir las cosas inertes (piedras, tierra, átomos, etc.) de una forma que no sea «mecánica».
Esta definición va a ser un mero esbozo o «apunte», indicación… pero sirve para hacer una especie de gesto cómico de «salida del aislamiento»… de ese «aislamiento» que conlleva nuestro ego (ya que nuestro ego es una especie de oda al caos y a la separación, y con él en gran medida nos hacemos la vida más difícil).
Y además, esta definición lo que va a conseguir ante todo, es que nos planteemos más y más preguntas… antes que responder a ninguna.
Entonces, la pregunta sería más bien esta: ¿qué es la basura, entendida con un poco más de realidad?
Y aquí, cuando digo «realidad», me refiero a tener en cuenta la génesis constante de las cosas, del universo: el proceso aparentemente banal por el que todo el rato estamos sintiendo/viendo/siendo este universo en lo físico.
Es decir –aclaremos ya– este texto no va simplemente de «ecologismo».
Como veremos a continuación, el tema trata de una observación neutra, de una descripción de una especie de hecho objetivo que tiene su lado cómico en el universo (aunque la experiencia que conlleva será quizá casi siempre tragicómica).
(Y esto, por cierto, nos lleva a sospechar que toda objetividad es cómica y siempre ha sido algo esencialmente cómico.)
Así es que sigamos: respecto a «la basura» hay algo independiente del ecologismo –tal como quizá normalmente lo entendemos–, y que puede ser interesante tener en cuenta.
Como hemos visto en textos anteriores (siempre al hilo de nuestros queridos seres ascendidos, Jeshua, Seth…), y aunque solamente sea para jugar… hemos de contemplar esta hipótesis fundamental: Que en todo lo que sentimos o vemos hay una cierta satisfacción; que todo está de alguna manera movido por una tendencia o ser que se satisface.
Es decir, que EN «ser un átomo» habría una satisfacción… (entendamos como entendamos esta «particularización» de una entidad cuando decimos «un átomo»). O bien, dicho de otra manera ligeramente diferente: TRAS el hecho de que un átomo exista… habría una satisfacción, un cumplimiento.
Y esa satisfacción, que podríamos quizá considerar como un cierto «brillo interno» que es de entrada invisible… sería algo inherente, fundamental. Esta satisfacción, este estar satisfecho por ser lo que se es, sería la búsqueda o el intento inevitable de «realzar» ese ser… y gracias a asociaciones con otros átomos, etc.
Es decir, no podría haber una verdadera satisfacción en el inmovilismo.
Por tanto, además, ese brillo no sería algo anecdótico para el ser de un átomo, sino un ingrediente fundamental, algo «constituyente».
Por lo tanto, esa satisfacción la podemos relacionar con una cierta tendencia «natural» a efectuar o a representar dos cosas a la vez:
– ser en continuidad (preservarse),
– y a la vez cierta «superación».
Por lo tanto, lógicamente todas estas cosas no serían solamente humanas (la búsqueda de la preservación y de la superación).
O sea, cuando percibimos un objeto «estáticamente», en nuestra percepción normal… nos estamos viendo –por así decirlo– muy tentados a pensar que ahí detrás no hay ningún tipo de «brillo» o de búsqueda de satisfacción.
Y sin embargo la hipótesis que consideramos es que esta satisfacción es algo esencial para que siquiera podamos percibir algo… lo que sea que de alguna manera percibamos.
Entonces, pongamos que consideramos átomos que están siendo plantas (y plantas de las que luego nos comemos, como por ejemplo una manzana).
Pero… ¡un momento!
Antes tenemos que repasar lo que vimos sobre la experiencia y la memoria: Toda entidad está visitando o suscitando de alguna manera una memoria de lo que supone ser esa entidad… es decir, el tipo de ser que esté siendo esa entidad. Continuar leyendo «"Basurear": ¿Qué hacemos cuando "basureamos"? Los estratos de la experiencia, la memoria cósmica en el caos humano… y el reciclaje»

Los niños… esos locos bajitos… ¿o esos dictadores bajitos? La importancia del hogar. Cómo casi todos los niños son (lógicamente) abandonados emocionalmente (maltratados). Más sobre la necesidad de un "carnet" de padre/madre. El maltrato emocional

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niño con pistola (yo)
Servidor

Antes de exponer un ejemplo muy concreto (el mío) que nos dará una idea muy buena de lo fácil que es abandonar a los niños «emocionalmente» y «sin querer»… antes de eso… vamos a hablar del contexto más en general.
Es muy importante contextualizar bien este tema, ya que el hecho de que venga al mundo «un nuevo ser»… como se suele decir… es algo extraordinariamente singular… si lo podemos decir así.
¿Por qué?
Ese ser es una especie de «anti-adulto»; es decir, no se puede relacionar con los adultos en el nivel de la convivencia usual… pues por ejemplo un bebé no nos puede preguntar si nos apetece que justo ahora se ponga a llorar… o a tener hambre… etc.
Así es que tenemos que tener claro que solo estamos describiendo, no «victimizando».
Es decir, vamos a hablar de ser unos «mal-nacidos», pero en su sentido objetivo, sin juicios… ya que simplemente hay formas de nacer «malas», en el sentido de que se nace en atmósferas que fomentan el mal, es decir… que fomentan que los niños justifiquen o alimenten la pena, la victimización… el dolor… el sufrimiento… la enfermedad… etc.
Como es evidente, esas atmósferas son infinitamente variadas, y pueden contener uno o todos estos ejemplos de «cosas que fomentan el mal»:

  • los niños no deseados o no del todo deseados (por ejemplo es mi caso, que soy hijo de madre soltera, una madre que tenía poco claras las cosas y mucho miedo… y que estaba en parte rodeada de un ambiente de culpabilización, etc.)…
  • o los que nacen en una gran pobreza…
  • los que nacen en ambientes de claro maltrato hacia ellos… o de maltrato y desamor entre las personas que les cuidan…

Sabemos que, aunque desde la perspectiva del «alma» en realidad no hay víctimas… no por ello se justifica que seamos cínicos, «inhumanos»…
Si describimos y miramos de la forma más tranquila posible lo que realmente pasa… entonces quizá podamos «elegir de nuevo». Pero si ni siquiera estamos dispuestos a mirar tranquilamente lo que pasa… quizá no podamos sentir cierta claridad necesaria.
Es muy fácil abandonar a los niños, y de una forma aparentemente muy sutil… es decir, de forma «emocional», pues el maltrato físico (hambre, golpes, etc.) ya es un «abandono» evidente. Continuar leyendo «Los niños… esos locos bajitos… ¿o esos dictadores bajitos? La importancia del hogar. Cómo casi todos los niños son (lógicamente) abandonados emocionalmente (maltratados). Más sobre la necesidad de un "carnet" de padre/madre. El maltrato emocional»

Las madres como "fábrica" de machistas y de potenciales maltratadores y asesinos (más sobre las dolorosas consecuencias tragicómicas de no haber implantado el "carnet amoroso de padre-madre" :) )

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parque
Dicen que muchas mujeres siguen educando a los hijos de forma machista.
¿Qué quiere decir «machismo»?
En realidad quizá sea más preciso decir que las mujeres (y los hombres) educan a los hijos de forma demencial, loca.
Literalmente mucha gente hoy cría a los niños potenciando la posibilidad de una literal locura de las personas, una literal enfermedad.
¿Por qué?
Se cría a los niños año tras año lanzándoles mensajes contradictorios. Y creo que el machismo, o los potenciales asesinos y maltratadores, son uno de los resultados más espectaculares que derivan de tal práctica «educativa».
¿Qué es eso de «mensajes contradictorios»?
En realidad es un tema muy célebre en psicología, y es tan tragicómicamente divertido… que es una pena que no hayamos tratado más sobre ello en clases sobre psicología básica en la escuela elemental 🙂 .
Este proceso, el de ofuscar a las mentes infantiles con «mensajes contradictorios», se llama doble vínculo (double-bind).
Es un proceso que queda ejemplificado en tres sencillos puntos, y que en seguida ponemos; el ejemplo es relativo al tema del «machismo», y en él concretamos y ampliamos el sencillo esquema que aparece en el artículo que acabo de enlazar sobre el doble vínculo. Primero ponemos el esquema sin desarrollar, y luego con algunos pocos comentarios:

  1. El niño varón tiene que hacer tareas domésticas, debe hacerlas.
  2. En realidad, y a la vez, no tiene que hacerlas, no debe hacerlas.
  3. No se pueden hacer comentarios sobre lo absurdo de la situación –sobre esta contradicción.

Y desarrollándolo un poco más:

  1. El niño varón debería hacer tareas domésticas, o hacer más tareas.
    La madre quizá siente profundamente que lo lógico es eso.
    Y quizá hasta a veces se lo exprese al niño… y por tanto quizá el niño tiene claro, al menos a ratos, que sí, que tiene que hacer las tareas –aunque es muy importante tener claro que con los niños no hace falta que las cosas se expresen explícitamente, pues en realidad lo captan todo.
    Y además es bueno quizá tener en cuenta que a la mayoría de los niños les gusta mucho participar y sentirse queridos –es decir, sentir que ayudan.
  2. Por otro lado había y hay, en ciertos entornos, unas creencias muy claras que dicen que un niño pequeño varón no debe hacer ese tipo de tareas –o bien casi ninguna tarea–, lo que entra en conflicto con el primer punto.
    El entorno de las madres a veces actúa de forma muy visible, pues puede incluso que convivan con los abuelos, es decir, con sus propias madres y padres, reforzando las ideas distorsionadoras de muchas abuelas y abuelos.
  3. Además, y aquí está lo más pasmoso… no se pueden hacer comentarios sobre lo absurda o lo incomprensible que es la situación.

Este bloqueo, por llamarlo de alguna manera… el del punto 3… es muy chocante. Continuar leyendo «Las madres como "fábrica" de machistas y de potenciales maltratadores y asesinos (más sobre las dolorosas consecuencias tragicómicas de no haber implantado el "carnet amoroso de padre-madre" 🙂 )»

La necesidad de instituir un "permiso" para ser padre/madre

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parque
Otro de los rasgos más tragicómicos de nuestra sociedad quizá sea el de que no tenemos una educación profunda y divertida para los «futuros padres» en torno a lo que conllevan los niños.
Y el ambiente que absorben los niños de pequeños es muy importante (literalmente lo absorben).
Esto es tragicómico porque es como una inmensa muestra de masoquismo generalizado, relacionado quizá con esa extraña frase hecha que dice que «el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra».
Es tragicómico tener un «carnet» o permiso de conducir automóviles, y no tenerlo para los hijos.
Y es que estamos viviendo una gran mentira, porque nosotros no somos animales, es decir, nuestro entorno no es directamente «natural» o «biológico», sino cultural. Es decir, no salimos de nuestra guarida y nos comemos lo primero que nos encontramos por ahí, como hacen básicamente los animales.
Nosotros interaccionamos primero con un entorno de ideas materializadas e instituciones, y de gran parte de la humanidad casi literalmente se podría decir que «come dinero».
Igualmente, por eso mismo, si queremos que las cosas funcionen con alegría, armonía, abundancia… no debemos dejar que los padres tengan hijos como los tienen los animales, es decir, «espontáneamente».
Si queremos vivir en paz no nos podemos engañar: lo humano no es «espontáneo» en ese sentido.
Para nuestro estado humano lo «natural» sería que hubiera mucha comunicación en torno a la crianza, es decir, que los padres tengan una educación profunda, divertida, amable… sobre lo que significa la crianza, el amor, etc., pues, como hemos dicho, está demostrado incluso «científicamente» que los primeros años de los niños son fundamentales*.
Es decir, no hablamos de aplicar prohibiciones o restricciones, como las que creo que hay explícitamente en China en cuanto al número máximo de hijos… sino que hablamos de «saberes», de sabiduría… es decir, de comunicación amable sobre la realidad de los sentimientos y de las necesidades de los niños y de las personas cercanas a los niños en general. Continuar leyendo «La necesidad de instituir un "permiso" para ser padre/madre»

Gran Hermano, o la increíble espiritualidad de la televisión

plantas
Otoño 2016

[Mantengo este artículo del 2016, pero, por favor, todo lo que no «encaje» con lo dicho en lo que hemos visto tras el 2020 ─en las enseñanzas del «Jesús real»*─ pido se tenga mucho cuidado con ello.
_
* «El camino del amor divino», o «la manera de Dios»
]

En este programa, Gran Hermano, como quizá sabéis, se trata de la convivencia.
En él, unos concursantes se prestan a convivir con desconocidos, sin salir de una casa durante un periodo de tiempo que será determinado en parte por cómo convivan.
Interrumpen así todos sus patrones o pautas habituales: ya no pueden ver a sus amigos ni a sus familias… ni tienen internet, ni televisión, ni por tanto redes sociales… ni sus tipos más queridos de comida, etc.
Ya por solo esa interrupción, el experimento se trata, como vemos, de un «retiro espiritual» en toda regla 🙂 , a la vieja usanza… en una especie de «monasterio» que seguro que debe hacer resonar en el «alma» de muchos de ellos muchas cosas «vividas» –cosas que de alguna manera están presentes en ese nivel «sin tiempo» que es el del alma… ese nivel que engarza diversas vidas, y no sabemos cómo –más allá del tiempo lineal.
Y así, por cierto, es lógico que los concursantes se pongan realmente de los nervios, atacados… y afloren muchos «dolores» aparentemente «irracionales» (y ya sabemos lo que son esos dolores, pero este es otro tema –es el tema de esta página web en general).
Pero no vamos a tratar sobre eso.
Aunque hay muchas cosas que se pueden comentar, quería notar solo una, muy obvia, y que me parece realmente impresionante, alucinante –o aluciflipante, como decía Bea, la simpática ganadora de la edición española de este año.
Es esta: el programa permite construir y reconstruir de muchas formas un segmento de la «vida real» del concursante que sale de la casa.
El concursante, al salir, va a tener que afrontar vídeos donde su vida se monta de forma diferente. Así, vuelve de cierto modo a «revivir» las cosas, vuelve a ver la película de su vida recién pasada, pero montada bajo otra lógica.
Su vida no se expone de forma lineal, temporal, sino que los aspectos de la vida se montan, se editan, siguiendo pautas o líneas «emocionales»… y esto es, diríamos en general, más parecido a lo que sucede por ejemplo «en los sueños», o en cierta etapa después de «la muerte», donde nuestro Yo más amplio campa más a sus anchas a la hora de tener su concepto sobre lo que es «vivir»… y donde parece que él, nuestro Yo más amplio, se vive a Sí Mismo como un gran y potencial editor, montador, director… e incluso productor… de películas.
Así que, tras la muerte, tras la muerte de todo ese mundo que ha sido la convivencia en la casa, el concursante se ve confrontado con una lógica diferente a la hora de presentar los acontecimientos de la vida: por ejemplo puede que vea de sopetón todos esos vídeos de su «vida real», donde él –él solo o también con algunos otros personajes de la casa– experimentaba más o menos cierta emoción concreta de «amor», o de «ira», etc.
Así que el «hilo conductor» de la vida que acaba de vivir, de esa vida real durante varias semanas… ya no será el hilo del tiempo, sino otras cosas.
Y a la vez sucede otra cosa muy graciosa y «educativa»: el concursante también se ve confrontado a escuchar lo que podríamos llamar «voces de la conciencia», es decir, personas del programa que, al salir, en el plató, quizá le digan…: «eh, pero mira lo que sentía fulanito o menganito cuando tú hacías o decías eso y lo otro de más allá».
Y esto último nos lleva obviamente a ese otro gran aspecto de una de las etapas tras la muerte: En ese estado «no-físico», tras la muerte, al parecer todos llegamos a sentir (en nuestras propias no-carnes) lo que sentían los demás seres en nuestras vidas… –las personas, etc.–, ya que lo real es unidad… y nuestro «Yo más amplio», aunque no lo podamos entender, vive «en unidad», sin dejar de ser «él mismo» (ahí «dentro» no estamos tan «desdoblados», como sí nos ocurre aquí, en el mundo de lo relativo, donde podemos degustar de forma tan separada «las cosas», «los significados», «los valores»…).
Así que el programa representa un calco de una parte de lo que sucede «tras la muerte».
El concursante «revivirá» por tanto su vida, aunque solo sea con esos vídeos… y otro aspecto muy relevante aquí es que además la revive de forma muy expuesta, pues visualiza su vida ante el público, ante cientos de miles de personas que están viendo su entrevista, pues nada más salir el concursante es entrevistado, como en una especie de «juicio».
Y esto es importante porque de alguna manera calca, refleja, lo que «pasaría» tras la muerte, donde nos sentiremos de alguna manera abiertos, expuestos… ya que de entrada somos una sola unidad con todo el resto de la especie, la humanidad.
El concursante visualiza pues, de otra manera, algunos aspectos de la «vida real» que ha vivido en ese mundo de la casa que, por cierto, ya ha muerto. Por tanto, la persona, al salir, es como si muriera en parte, ya que realmente «muere» todo ese «mundo» de relaciones, de convivencia, que había sido creado en la casa durante por ejemplo los dos o tres meses que pueda haber pasado allí.
Así que esta persona ha entrado en una casa donde todo queda grabado, registrado en vídeo… y por tanto su «vida real» ha quedado grabada –vida «real», más o menos real, pues obviamente es bastante más artificial que la normal, en esa especie de «retiro espiritual» que decíamos.
Y esta grabación refleja también en parte lo que pasará en nuestros «universos interiores», donde de cierta manera todo debe ser una sola «experiencia» y una sola memoria perpetua… una memoria que de alguna manera va haciendo la digestión de sí misma, «redigiriéndose» a sí misma… y donde de alguna manera «todo se registra» y todo crece «en valor» y en unidad.
Así que, en cierta etapa tras la muerte, habría un momento donde es inevitable que revisemos la vida que hemos tenido «aquí», en la bendita ilusión del «tiempo».
Y entonces, en el calco que hace este programa de televisión, la «vida real» del concursante es luego montada de diversas maneras, tal y como ocurriría en esa etapa, cuando dejamos el cuerpo, en la etapa en que vivimos, «sin cuerpo» y de otra manera, esas asociaciones entre:
– lo que pensamos y creemos,
– lo que hacemos,
– y los resultados que obtenemos debido a esas creencias, pensamientos y actos…
… todo eso se vive y se «ve» más directamente, más «en unidad»… sin poder echar mano del engañoso tiempo… de ese tiempo lineal con el que nos autoengañamos aquí… al creer haber olvidado que somos nosotros quienes fabricamos todo, a partir de lo que pensamos o creemos.
Entonces sentiremos (aunque sea sin cuerpo) lo que los demás han sentido por nuestras acciones, pensamientos, etc. –ya que los demás son literalmente nosotros mismos, en unidad.
Y esa revisión debe ser muy «expuesta», es decir, nos debemos sentir muy expuestos, «en unidad».
Y una sensación similar de «estar expuestos» es la que sentirán los concursantes al ser entrevistados cuando vuelven de su «vida pasada» en la convivencia… cuando dejan atrás todo un mundo de relaciones.
Y ese «verse expuestos» sería un reflejo de esa misma exposición que ya somos y que todos sentiremos, «sin cuerpo», tras la muerte… en ese «ser en unidad» que «sucede» más fácilmente tras la muerte.
Entonces, es lógico que los concursantes se vean tan afectados, que expresen que la experiencia es impresionante… pues este programa da pie a apuntar de alguna manera hacia ese asunto o ese «concepto» tan fundamental de nuestras vidas:
– el que nosotros seamos de cierta manera quienes hemos fabricado nuestras vidas (el que no haya víctimas en el fondo),
– y el que a esa fabricación subyacen «propósitos del alma» –es decir, que de alguna manera la vida es consciencia, y a su vez esta consciencia es «propósito profundo».
Y esos propósitos tendrían que ver en parte con lo que de alguna manera, en ese «nivel del alma», CREEMOS que tenemos que «aprender» o que sentir (pero que en el fondo iremos puliendo más allá de la mera CREENCIA hacia lo que queremos ELEGIR representar en lo físico).
Quizá en ese nivel, aunque parezca ser más «profundo», seguimos alimentando más o menos «culpa artificial», ya que supongo (aquí podríais darme ideas o recordatorios sobre esto), supongo que… al ver «lo que hemos hecho» en esas «vidas pasadas» que repasamos en ese estado «sin cuerpo»… al ver lo que hemos hecho o «nos han hecho»… (lo que simplemente «ha sucedido»)… al ver todo eso en esa especie de visualización más «en unidad», más «conocedora»… tan expuesta… quizá interpretemos aún todo demasiado «corporalmente», y por tanto «culposamente».
Así que todos los seres son, en realidad, en el interior, unidad con nosotros… en la Mente que somos… y de alguna manera todo se regula con esa especie de «propósitos» que asumiríamos con la idea de completarnos de alguna manera… pero finalmente de completarnos en tanto «seres que quieren expresar su esencia».
Y ese asumir propósitos, al realizarse en ese «nivel» que luego nos parece que tenemos que olvidar sí o sí, necesariamente… e ilusoriamente (en lo físico)… ese asumir propósitos… ¿qué conlleva?
En parte es necesario el olvido para que el espectáculo pueda continuar… para que la vida pueda ser asumida con espontaneidad, para que pueda sorprendernos… para que pueda darse un «aprendizaje» a partir de ahí –un aprendizaje que al final, como sabemos, consiste en recordar que «no había nada que aprender»… y sí todo que «ser», que «expresar»… gracias a estos «vehículos del alma» que son los diversos tipos de cuerpos-universo.
Y aquí nuevamente el programa –y muchas experiencias en la vida– nos pueden dar mucho que decir… si empezamos a hablar de los reflejos de esa «necesidad de olvido», en relación a las expectativas que puedan tener los concursantes al entrar en el concurso, es decir, en una vida que ya saben de antemano que «va a morir».

Sin García-Trevijano es imposible comprender la historia de la España contemporánea: un ejemplo

flores
Primavera, por el centro de España. Licencia CC.by-sa.2.0

En este texto contextualizo, con un ejemplo, la presentación que hago más abajo de esta persona tan importante para entender algo en España como «entidad política» –el ejemplo al inicio del texto trata sobre los trapos sucios de las personalidades de tipo «mercenario» que dirigían y en parte aún influyen sobre la opinión en España–.

Antonio García-Trevijano estaba proscrito y sigue siendo «un proscrito» para los medios de comunicación oficiales en España, pero es muy conocido en internet, y tiene por tanto un futuro altamente «glorioso» 🙂 .

Ahora tiene casi 90 años de edad, y sigue defendiendo la verdad sobre muchos aspectos del origen del régimen político español actual.

En este audiovídeo en youtube leo casi entero este mismo artículo y lo comento (después de 4 años):

Continuamos.

Aparte de las anécdotas que vivió, junto a personas más conocidas ahora (como el expresidente Felipe González o el anterior monarca español), existen anécdotas también muy ilustrativas, y que afectan a personas no tan conocidas –unas anécdotas que por cierto se pueden asociar a dos o tres detalles, simples y curiosos, como el de por ejemplo la «relevancia simbólica» que están adquiriendo cada vez más ciertos Bancos, Bancos privados que ahora aparecen esponsorizando instituciones como la Real Academia de la Lengua, la RAE–.

Así podemos quizá percibir ese «abismo ético» que los medios de comunicación facilitaron en España… así como la actual ignorancia que existe en torno a la historia contemporánea -sabiendo además que dicha ignorancia es un hecho totalmente «lógico», ya que precisamente «la política», en una civilización de consciencia aún primitiva, vive en gran medida tapando la verdad, y gracias a ello.

Esta anécdota se encuentra en el siguiente audio de su programa cotidiano de «radio» en ivoox (a partir del minuto 56): Preguntas y respuestas a los oyentes (día 05 / 06 / 2016).

La anécdota surge como respuesta a una pregunta sobre Juan Luis Cebrián, que es una persona de la «élite manipuladora» de España (es decir, alguien que ha «hecho política» (en el sentido más basto de conseguir «poder» y dinero), mediante los medios de comunicación).
Cebrián tiene que ver con el influyente periódico «El País«, que ha sido importante durante todo el régimen de engaño llamado «La transición española».

A continuación transcribo lo que dice ahí Trevijano, y completo alguna cosa para poder trasladar lo dicho desde el régimen oral (y muy emotivo) al régimen escrito…, para así poder hacerla más comprensible para mí, tal y como puedo entenderla:

«…cuando fracasaron todos los intentos que hice para orientar a los españoles acerca de los engaños que iban a tener lugar, intenté comprar El País, y me puse de acuerdo con Darío Valcárcel, un periodista que todavía escribe por ahí.

» Y ahora diré lo que hizo este hombre. Continuar leyendo «Sin García-Trevijano es imposible comprender la historia de la España contemporánea: un ejemplo»

El miedo al deseo mueve y alimenta la ilusión

espiga de carrizo
Espiga de carrizo. Licencia CC.by-sa.2.0

De esto va nuestra lección de abril, la 4ª, en La vía del corazón: deseo.
El «ego» es lo que protege el miedo en nuestra mente… a veces gritando…:
«¡no mires ahí!»…
Como si realmente pudiéramos ser dañados…
Así que el ego es en sí mismo todo ese tipo de mensajes que hemos aceptado… Es esa voz que surgió una vez en el jardín de la consciencia (como decía la lección 2…), y para que con ella nos identificáramos con nuestras creaciones… y por tanto hiciéramos que nuestro infinito valor dependiera de «las cosas perecederas».
Así que esas voces, esas interpretaciones… nos impiden ser naturales, y nos llevan por la normalidad inercial y más o menos perversa, del tipo que sea… la normalidad de un mundo de locos humanos que creen que algo, aparte del amor, puede ser real.
Y así, normalizados, todos más o menos vamos siguiendo los patrones, por los ríos de la vida… más o menos automáticamente.
Y, como sabemos, en el fondo casi da igual lo que hagamos… pues si hablamos de «patrones» solo nos referimos al modo en que hacemos lo que hacemos.
¿Lo hacemos «por necesidad», es decir, para reforzar la profunda creencia de que realmente hay algo «necesario», u «obligatorio»?
¿Ni siquiera queremos darnos cuenta de nuestros motivos?
Si ni queremos darnos cuenta de nuestras motivaciones, entonces seguramente estaremos reforzando la profunda creencia que dice cosas de este estilo:

  • «algo me puede venir de fuera»,
  • «algo me puede venir, obligar, desde fuera de mí, hacia dentro»…
  • así que «hago esto porque tengo que hacerlo»… etc.

¿Queremos abrirnos entonces a preguntarnos el «para qué» con todo, como decía Un curso de milagros?
¿Estamos siquiera dispuestos a preguntarnos honestamente qué es lo que queremos, y sentirlo sin miedo?
Como sabemos, la verdadera espiritualidad no va más que de esto, de recuperar cierta inocencia.
Se trata pues de una especie de camino de vuelta atrás, purificando el deseo de todo resentimiento… purificándolo de esa especie de venganza que parece que normalmente tiñe o motiva nuestras acciones… y que está ahí como escondida, dentro… compañera de la amargura… como motivo-base para fundamentar lo que hacemos o pensamos.
Y no olvidemos que esa venganza, resentimiento o amargura… a veces se esconde detrás de una cara bonita y sonriente. El curso de milagros la llamaba… «la cara de inocencia».
Y entonces, paradójicamente, y como también sabemos… en este movimiento «hacia atrás», todo se recrea… y nos hacemos nuevos… como dicen tan a menudo muchos cristianos.
Nuevos… para siempre nuevos, paradójicamente para siempre nuevos… y el universo que literalmente somos (y cada uno como una versión completa, pues recordemos que cuando «morimos» es ilusorio pensar que «queda» algo, que «dejamos algo atrás»)… el universo… decíamos… el universo se permite mostrarnos y manifestar lo que de cierto modo es nuevo (nuestro ser, que es un Todo en el Todo Eterno del Amor… y que siempre es nuevo… que se refleja de nuevo como tal).
Así que entonces, como sabéis, el «ego espiritual» parece que en gran medida se alimenta de proteger el miedo al deseo.
Claro, como todo «ego», el «ego espiritual» protege algún tipo de miedo, y en este caso parece que particularmente lo hace o lo hacemos con el miedo a algunos deseos.
Siempre ese era el movimiento o el tono del ego en general: hacer que algo sea muy especial, en el sentido egoico de «especial»…
Hacer por ejemplo del sexo algo muy especial… enfrentándose así a «los otros egos», los que, por la vía de las «perversiones» machaconas… hacen del sexo también  algo «muy especial», pero digamos que de forma opuesta a los egos espirituales que simplemente protegen el miedo al deseo.
Y todo es, como siempre, para diferenciarnos unos de otros al modo «separación»… y así poder crear más y más experiencia de separación… pues, como sabemos, somos creadores a partir de lo que pensamos, hacemos y decimos…, y mientras tanto y siempre… todos seguimos y seguiremos para siempre siendo la misma Mente, la misma Consciencia («Cristo», en nuestra tradición). Continuar leyendo «El miedo al deseo mueve y alimenta la ilusión»

La civilización y la caca (II)

mariquita en invierno
Hace un par de meses, esta mariquita en invierno, por el centro de España. Licencia CC.by-sa.2.0

[Aviso: algunas de las palabras empleadas en este artículo no suenan tan mal en mi país como quizá suenen en otros países de lengua hispana que no son el mío, España.
Aunque ahora, ahora que estamos todos más mezclados en el mundo, todos los hispanos de todas las regiones… quizá vayamos poco a poco a ir aceptando todos los usos, particularidades, etc.
]
La lección 2 de la vía del corazón, nos invitaba, en febrero, a llevar «consciencia» a cada cosa, a cada acto que hemos automatizado en la vida.
Esa consciencia va entre comillas porque es una «consciencia» que podríamos llamar «adorante», frente a la consciencia usual, de la mera percepción.
En esa «consciencia» o adoración, se trata de permitirnos sentir unidad en cada cosa… sentir «Dios» (o lo que es lo mismo: «Vida»).
Pongamos un ejemplo. Pongamos que nuestro hábito o nuestro trabajo consistiera en matar gente (verdugo).
Si trabajamos en eso, es quizá difícil que pudiéramos lidiar con las sensaciones que nos vendrían a la mente cuando «lleváramos consciencia» a esos actos de «matar gente».
Y así, al no poder seguir «trabajando» como verdugos, matando gente de forma automática tal y como solíamos hacer… así… cabe ciertamente la posibilidad de que dejáramos atrás ese «hábito», ese trabajo… y nos rebeláramos contra aquel «yo» antiguo, nuestro «yo» del pasado, el «yo» que eligió esa profesión, en una elección donde diríamos que se dejó influir, como casi siempre, por la consciencia colectiva (sistemas de ideas, sistemas sociales, etc.).
Pues siempre en alguna medida nos dejamos influir,  «inadvertidamente», por ideas y propósitos que, a menudo, no hemos «hecho nuestros»… es decir, que no nos hemos realmente responsabilizado por ellos, de todo corazón.
Y eso nos termina pasando con cada cosa que «hacemos». Y en el fondo todas las cosas tienen algo «parecido» al ejemplo del verdugo (ya que no hay grados o niveles en las ilusiones, todo es la misma cosa).
Ya hice algún comentario (aquí) donde empezábamos a comentar y a sentir algo sobre los propósitos o las ideas que hay en torno al famoso acto de «hacer caca».
Cuando hacemos caca, nuestra humanidad está (diríamos) en un cierto nivel de «desconexión» de la consciencia adorante, un nivel donde hemos automatizado un acto donde nos desentendemos socialmente (mecánicamente) de la caca.
Pero… mientras… la caca es literalmente una «joya», es decir, es pura vida para muchos microorganismos del suelo y para las plantas (de hecho la caca está repleta de seres vivos).
La caca es un regalo, dentro de la relación que podemos llamar «ecosistema Tierra», y que es en sí mismo también un regalo (si lo miramos con «Consciencia» más allá de la consciencia).
(Y con esto no estamos haciendo ninguna valoración. Es simplemente «un hecho» en el modo en que hemos construido nuestra realidad física como Mente que sueña universos físicos… y que, con estos universos, se da instrumentos para poder «adorar a Dios» a través de sus creaciones.)
Y bien, este es nuestro universo. Lo hemos creado de cierto modo Nosotros, como seres de luz que tienen poder creativo gracias a ser eso mismo, «seres de luz» (es decir, «hijos» de algo no físico)… y unidos además, todos, con múltiples «espíritus» que ahora desconocemos por completo… pero que son nuestros «hermanos»… en infinidad de «dimensiones».
Hemos creado este universo en el poder creativo que somos en unidad…, como luz divina creada por el Padre-Amor de toda Luz. Continuar leyendo «La civilización y la caca (II)»