Lucas: sobre la evolución e involución del ser humano | 22 de julio de 1917

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Este mensaje nos confronta mucho, en parte porque es muy simple, aunque no lo parezca.

El alma siempre es perfecta ya, natural-perfecta.

Pero eso no es lo mismo que ser «divina». Es nuestra elección activar o no el potencial de divinizar nuestra alma, es decir, de transformarla desde ser finita-natural-perfecta, a ser inmortal e infinita.

Desde que Amón y Amán (la primera pareja sobre la Tierra, contactable en el mundo espiritual, y que por ejemplo Miller y Mary han contactado)… desde que ellos rechazaron el amor divino, hubo un proceso de descenso o «caída» en la condición del alma de los humanos, de modo que se crearon estos planos o condiciones álmicas inferiores, o formas inferiores de «vivenciar el planeta», por así decirlo.

El humano degeneró en su expresión, ya que generación tras generación se tomaban decisiones más animalescas, digamos.

Y luego volvió a despegar.

Los científicos encuentran las pistas de esa época de gran degeneración, y concluyen definitivamente que eso es lo primero, pero no lo sería.

Seguramente hay mucha prueba escondida sobre humanos mejores y anteriores a eso. (Porque ya sabemos que casi todo aquí, en esta civilización tan «anti-Dios»… es una especie de «política» espiritual a mala leche 🙂 ).

La opción de volver a poder usar el libre albedrío para pedir y recibir amor divino se abrió solo cuando esto lo hizo Jesús, cuando era niño; y lo hizo casi inconscientemente, como programado en su alma… incitado en ella por múltiples factores del pre-diseño en cuanto a cómo y cuándo meter qué almas, qué esencias personales, a individualizarse, en los planetas.

Vivimos pues una especie de dispensación, de ventana abierta para esto, en nuestras almas, que tendrá caducidad, por lo que dicen varios otros mensajes que, en parte, ya hemos visto.

Y ese amor divino, al recibirlo en nuestra alma desde Dios, desde fuera de nuestra alma… permite que se exprese o actualice el potencial o destino de que el alma se haga infinita, se transforme, y pase de ser mera imagen perfecta del Creador (el alma), a ser de la misma sustancia… transformándose de mortal a inmortal -en el verdadero sentido de «inmortal»-.
Y por cierto, con las almas natural-perfectas, con lo poco que he leído por ahora no saben decir exactamente en qué consiste su mortalidad… al final de vete a saber tú qué «tiempos».

Mensaje de Lucas, via Padgett, 22 de julio de 1917.

Un mensaje anterior y también muy relevante es este (esta vez dado por Jesús).

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Lucas: Discurso sobre la evolución y la involución del hombre; los científicos solo conocen la evolución después de que el hombre tocara fondo en su degeneración o involución

Estoy aquí, Lucas, escritor del que se planteó como tercer evangelio.

Y bien, deseo escribir unas líneas sobre el tema del libro que estabas leyendo esta noche. Me refiero a: «La creación y caída del hombre».

El hombre que escribió el libro se está esforzando por reconciliar la doctrina bíblica de la creación y caída del hombre, con la doctrina de la evolución que tienen los científicos, y lo hace para mostrar que estas dos visiones del tema no son antagónicas y que, si se entienden adecuadamente, pueden ser utilizadas para apoyarse mutuamente. Pero en esto no ha tenido éxito, ni puede tenerlo, por la razón -que es suficiente, aunque no hubiera ninguna otra- de que el hombre no evolucionó a partir de las bestias o animales inferiores, sino que siempre fue eso, el hombre, la criatura de Dios, perfecto en su creación y plenamente natural.

No había nada de sobrenatural en él, y nunca poseyó una naturaleza de superhombre desde la que pudiera haber caído en el momento de su desobediencia. Nunca ha sido nada más ni menos que la creación perfecta de su Hacedor, aunque haya degenerado en sus cualidades y en el ejercicio de su voluntad.

La evolución, o la doctrina de la evolución, tiene sus limitaciones, y su fundador, o quienes lo siguen -total o parcialmente- no son capaces de volver atrás lo suficiente como para contrastar esta doctrina con lo que tuvo lugar en el momento de la caída del hombre; y, por lo tanto, cuando intentan llegar más allá de la etapa en la que el hombre parecía un ser muy degenerado -pareciendo, así, producto de progenitores animales- se meten en el campo de la especulación y deja de haber conocimiento.

El hombre no fue creado con ninguna de las cualidades divinas, tal como el escritor parece pensar, sino que fue hecho como el hombre meramente natural que ahora ves y sin la corrupción de las cualidades de su alma -sin esa corrupción que puede ser eliminada al sacar del alma todas esas cosas que hacen que se haya apartado de la condición que tuvo en su creación-.

Es decir, cuando fue creado estaba en perfecta armonía con la voluntad de Dios y con Sus leyes, y cuando sea restaurado a esa armonía de unidad con dichas leyes, entonces, se encontrará en lo que ya era suyo antes de la caída.
Así que la idea planteada por el autor, la de que el hombre fue creado conteniendo algo de lo divino dentro de él, y que este elemento divino lo sacó de una especie de condición física de imperfección, y que cuando perdió estas cualidades divinas cayó en esa condición imperfecta… está por completo equivocada.

La gran verdad en cuanto a la creación del hombre es que el hombre fue creado perfecto, y que no podía haber ningún progreso en lo que respecta a su orden de creación ni a las cualidades de su naturaleza moral y física, pues el siguiente paso en la progresión sería el divino.

Así, verás que fue hecho tan maravillosa y perfectamente, que solo era un poco más bajo que los ángeles, y por ángeles me refiero a las almas de los hombres que han dejado de estar encarnadas, que han participado del Amor Divino, y que se han convertido en parte del Padre en Su Divinidad de Amor -que no son aquellas meras almas que, en el mundo espiritual, solo tienen el desarrollo de sus cualidades morales, pues estas almas, y siempre que se hayan purificado y estén en armonía con las leyes y la voluntad de Dios, son solamente hombres perfeccionados en sus naturalezas y en sus organismos, tal como lo eran en el momento de la creación del hombre.

Digo pues que el hombre perfecto posee esas cualidades y atributos que eran suyos en el momento de su creación, y no puede progresar ni volverse más grande ni diferente de lo que ya era en el momento de dicha creación. Fue hecho perfecto como creación, y no puede volverse nada que esté más evolucionado y más allá de lo perfecto, partiendo de las cualidades y facultades -todas y cada una de ellas- que lo hicieron perfecto.

Y para progresar debe llegar hasta él, a su naturaleza, desde fuera, el Amor Divino, que es algo añadido a estas cualidades y facultades; y, como comprenderás, esto no forma parte de la evolución ni del método de la evolución.

Cuando cayeron los primeros padres, con lo que perdieron se destruyó la armonía de su existencia con respecto a las leyes de Dios, y también fueron privados de la gran potencialidad de volverse Divinos en sus naturalezas de Amor e Inmortalidad, semejantes al Padre -pero, como meros hombres creados, cayeron desde la perfección, no desde la divinidad-. Con esa caída tampoco es que se les privara de la posibilidad de vivir para siempre en los cuerpos físicos, pues esos cuerpos, desde un principio, sólo fueron hechos con el propósito de permitir que las almas se individualizaran, pues luego los cuerpos morirían y se disolverían en sus elementos derivados.

El cuerpo físico nunca fue creado para vivir para siempre, y los hombres nunca fueron creados para vivir en la Tierra para siempre, pues se les proveyó de un mundo más grande y más amplio para su asentamiento eterno, donde las cosas son reales y solo existe lo espiritual. La Tierra es una mera imagen de las realidades del mundo de los espíritus, y existe solo como jardín de infancia para la individualización del alma.

Para que no malinterpretes lo que quiero decir, recuerda que el alma es el hombre, el ego, y que cuando el hombre cayó, lo que cayó no fue la parte física del hombre -salvo por el hecho de que se vio influida por el alma- sino el alma; y la sentencia de muerte no se pronunció sobre las potencialidades físicas, sino sobre las potencialidades del alma, y, por lo tanto, puedes ver que cuando el hombre vuelva a convertirse en el hombre perfecto no será necesario que el cuerpo físico sea restaurado.

Incluso si no fuera contrario a las leyes físicas del universo -o, para hablar más correctamente, a las leyes que controlan la parte material del universo- no será necesario que el cuerpo material del hombre resucite y se vuelva a alojar el alma en él, pues el alma tiene su cuerpo espiritual, que manifiesta su individualidad. No hay necesidad de la resurrección del cuerpo físico, y no habrá tal resurrección, pues Dios nunca hace nada inútil.

Como digo, el hombre no ha dejado nunca de ser el hombre de la creación de Dios, aunque se haya degenerado y corrompido, y aunque en un momento de la historia de su existencia involucionó hasta un grado tal que parecía ser de condición más baja que los brutos -salvo que seguía teniendo las cualidades esenciales de su creación-; pero siempre fue el hombre de la creación de Dios, y nunca un animal de orden inferior. Los científicos, en su búsqueda e investigación geológica, con sus hallazgos de fósiles y de rastros del hombre antiguo, y con sus teorías biológicas, concluyen que el hombre tenía un grado inferior de inteligencia y de forma de vida, y pueden verse justificados al concluir eso, y también al concluir que ha evolucionado gradualmente a partir de esa condición y estado; y pueden extraer de ahí teorías aparentemente correctas; pero cuando intentan ir más allá solo entran en el reino de la especulación, y se pierden en la oscuridad del misterio. Pueden, justamente, aprobar la idea de una evolución del hombre a partir de ese punto donde ellos pierden el rastro en su seguimiento de esa evolución; pero no pueden saber nada de la involución anterior a ese momento; y, por lo tanto, sus especulaciones carecen de fundamento sustancial.

No, el hombre no ha evolucionado a partir de un animal inferior, sino solo a partir de sí mismo, cuando llegó al final de su caída. En cuanto a este particular, la historia y la experiencia del hombre es la siguiente: fue creado perfecto; pecó, cayó de la condición de su estado creado; luego, cuando tocó fondo, al final de su caída, su condición era inferior en algunas fases a la del animal bruto; después de muchos siglos comenzó a elevarse desde su condición básica, y ya había progresado algo cuando en sus descubrimientos los científicos encontraron evidencias de la condición de aquel entonces, y, desde ese momento, ese ha sido el objeto de su «evolución». Pero los científicos y toda la humanidad debe saber que durante todos estos siglos de descenso y ascenso, el hombre siempre fue el hombre, la mayor creación de Dios, y la más caída.

Y bien, por esta noche ya he escrito bastante, pero como estuve contigo hoy mientras leías y veías los conceptos erróneos del autor de ese libro, así como los de los científicos a los que remite en él… pensé que era aconsejable escribir unas pocas verdades incompletas sobre este tema.

Pronto vendré y escribiré.

Entonces, con mi amor y bendiciones, te diré buenas noches.

Tu hermano en Cristo,
Lucas.

Author: Luke
Receiver: James E. Padgett
Location: Washington D.C.
Date: 22 Jul 1917
Sources: True Gospel, Vol I, page 250
Angelic Revelations, Vol I, page 205