Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés
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Introducción
─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga
La lectura de estos mensajes dura en el audio hasta el minuto 23:37, y luego hay comentarios.
A continuación vemos los mensajes de G. R. y de Helen.
G. R. nos habla de su progreso en el mundo espiritual, y Helen de cómo es eso de que ella, como desencarnada, tenga la capacidad de escribir a través de la mano de su alma gemela, James Padgett… y también nos habla de su hogar en el mundo espiritual, etc.
Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:
Forma parte de un libro que es el segundo volumen de una recopilación concreta de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, de Jesús de Nazaret.
Estos volúmenes fueron preparados y/o compartidos así por Divine Truth, entre otras personas.
Este segundo volumen no estructura los mensajes según temas. Y tal como se ve en su índice, contiene:
─ Una introducción;
─ Una nota breve sobre la edición digital;
─ La lista de mensajes,
─ y un breve apartado final, donde sólo se presenta de nuevo la oración que podemos llamar «del amor divino», y que vimos en el primer volumen.
Versión en español
Y Helen confirma
Te amo, buenas noches.
Sí, lo hizo, y no te lo contó todo, pues no puede saberlo por entero, pero yo sí, y te digo que mi amor por ti es indescriptible.
Buenas noches, mi querido Ned.
Helen
Experiencia espiritual tras escribir a través del sr. Padgett. Alcanzó el Amor Divino y progresó a la tercera esfera (20 enero 1915)
Estoy aquí, tu viejo amigo G. R.
Sí, soy yo, y me alegra poder escribirte de nuevo. Le dije a tu esposa que deseaba escribirte y contarte sobre mi progreso en asuntos espirituales, y como tienes la amabilidad de darme esta oportunidad, intentaré contarte cómo se me abrieron los ojos a las cosas del espíritu y mi corazón al Amor de Dios.
Bueno, como sabes, cuando comencé a escribirte, no creía exactamente en un Dios, ni en Jesús, ni en sus enseñanzas, excepto en lo que se refería a la condición moral de los hombres. Cuando comenzaste a hablarme de estas cosas espirituales, pensé que simplemente me contabas lo que habías aprendido en tu iglesia o escuela dominical, algo que sólo estaba dirigido a hombres y mujeres sin capacidad de pensar por sí mismos, aptos únicamente para aceptar lo que los predicadores les dijeran. Así, como ves, no estaba en un estado mental muy receptivo como para creer que lo que me contabas tuviera algún fundamento en la realidad o en la verdad. Para mí, Jesús era igual que cualquier otro hombre que había recibido grandes concepciones de la verdad; pero no era más que un simple hombre, en el sentido de que lo que intentaba enseñar lo había aprendido mediante el estudio y la meditación, o a través de alguna fuente mundana que yo desconocía. En cualquier caso, yo no creía que sus enseñanzas fueran fruto de la inspiración, ni que provinieran de una fuente distinta de aquella desde la cual la humanidad recibe diferentes informaciones en cuanto a las cosas de la naturaleza, o del espíritu. Y bien, mientras seguías diciéndome que estaba equivocado y que existe una Fuente de la que emana todo bien, distinta de la mera mente o conciencia del hombre, comencé a reflexionar sobre el asunto. Y cuando miré a mi alrededor y vi que tu madre y tu esposa ─quienes afirmaban haber recibido ese Amor de Dios que, según tú, me esperaba─ estaban tan bellas y felices, mientras que yo y mi gente no estábamos muy bellos y no éramos en absoluto felices, empecé a indagar la causa. Y cuando me dijiste que su condición, la de tu madre y tu esposa, se debía a ese Amor de Dios, les pedí que me explicaran la naturaleza de ese Amor y cómo lo habían obtenido. Y tu madre, bendita su alma, se esmeró en instruirme en estas cosas.
Y cuando supe que la oración era el único camino hacia ese Amor, y te vi orando por mí con todo tu corazón y con gran fervor, comencé a orar también; pero debo confesar que mis oraciones no estaban acompañadas de mucha fe. Pero seguí orando, y cada noche, cuando orabas por mí y por los muchos que oraban contigo, intentaba ejercitar toda la fe posible, y oraba por más fe. Esto continuó durante un tiempo, y un día vino a mí tu abuela, un ser de espíritu maravilloso en bondad y hermosura, y me dijo quién era, y que se interesaba mucho por mí, no sólo por lo que respecta a mi relación contigo sino por mí mismo, y comenzó a explicarme la gran eficacia de la oración. Me aseguró que si tan solo intentara creer y le rogara a Dios que me ayudara a creer, Él respondería a mis oraciones; y pronto descubriría que, con mis sinceros esfuerzos, la fe llegaría a mí, y con la fe llegaría este Amor a mi corazón, y con este Amor llegarían la felicidad y la alegría.
Así que la escuché e intenté creer que lo que me decía debía ser cierto, y que se interesaba por mí y solo deseaba mi felicidad. Continué orando, como dije, y un día, despúes de haber recibido una fe considerable, me encontré con Jesús, y él me habló de las maravillas que su Padre había preparado para mí, si tan solo creía y Le pedía que me las concediera. Jesús era tan hermoso y amoroso que no pude resistir la influencia que me invadió; y entonces mi fe creció, y oré con toda mi alma. Finalmente, me llegó la luz, y con ella, una afluencia de Amor que jamás imaginé que pudiera existir, ni en la tierra ni en el mundo espiritual. Pero me llegó, y me sentí como un espíritu nuevo, y experimenté una felicidad como nunca antes había sentido. Y entonces vino tu querida madre y se regocijó conmigo, y también tu hermosa esposa, que tanto se había esforzado por animarme a buscar este Amor.
Oh, Padgett, te digo que en todo el vasto universo de Dios no hay nada comparable a este Amor del Padre. Permíteme decir que, en toda mi vida, cuando solo me guiaba mi intelecto, no hubo nada comparable a lo que me llegó con esta afluencia del Amor.
Ahora me encuentro en el tercer cielo con muchos espíritus hermosos y felices. Tu madre y tu esposa están más arriba, y son tan bellas y buenas que, en su compañía, siento que seré un hombre mucho más feliz si procuro seguirlas. Tu padre también ha progresado, al igual que el profesor Salyards.
Pues bien, mi alma ahora está llena de este Amor. Mi mente es elevada en cuanto a sus pensamientos, y no se inclina a pensar en cosas meramente intelectuales. Pues te digo que, si bien el conocimiento de todas las leyes de Dios y de los aparentes misterios de la naturaleza es deseable, el conocimiento de este Amor de Dios es incomparable, y no solo más necesario, sino también más deseable. No cambiaría los sentimientos que me llegan gracias a poseer este Amor por todas las sensaciones de deleite que pudieran surgir del descubrimiento de la ley más formidable e importante del funcionamiento de la naturaleza.
Que este Amor sea lo primero, y entonces las demás adquisiciones solo ayudarán a mostrar al espíritu que Dios es un Dios de Sabiduría y Poder, además de Amor. Pero tal como has leído, «El amor es el cumplimiento de la ley»; nada más lo es. Y quien posee todo el conocimiento y la sabiduría sin este Amor, ciertamente es pobre.
Jesús es el más maravilloso de todos los espíritus, tanto por su amor como por su conocimiento de los atributos del Padre. Él es el más grande, y sabe que los planes del Padre para salvar y redimir a la humanidad son tal como él enseña. Por lo tanto, debes escucharlo y creer. Voy a intentar aprender más de sus enseñanzas, y cuando lo haga, te daré cuenta de lo que aprenda.
Jesús me parece el único, el sumamente hermoso; no tiene rival, y nadie que lo vea, si posee este amor en su alma, puede dejar de reconocer que es el verdadero Jesús de la Biblia y el hijo más perfecto de su Padre. Comprendí esto solo después de que este amor llegara a mí. Y parece que los espíritus que no poseen este Amor no se dan cuenta de quién es Jesús, ni de cuán maravilloso y glorioso es. Esto te puede parecer extraño, pero es un hecho. Solo cuando el espíritu experimenta un despertar del amor de su alma por Dios, Jesús se manifiesta como su gran hermano y maestro de este Gran Amor del Padre.
No dejes que las cosas de la vida material te lleven a pensar que debes esperar hasta llegar al mundo espiritual para recibir este Gran Amor, pues te digo que aquel cuya alma se abre a la afluencia de este Amor mientras está en la tierra es mucho más afortunado que quien espera hasta el final de su vida terrenal. Si tan solo me hubiera hecho consciente de este Amor en la tierra, me habría ahorrado muchas horas de sufrimiento e infelicidad después de convertirme en espíritu. Mi propia experiencia refleja fielmente lo que muchos experimentan y experimentarán, de modo que si pudiera proclamar a cada persona en la tierra la necesidad de recibir este Amor mientras se está en la tierra, lo haría con todas mis fuerzas.
Puedo contarte mi experiencia al trascender, pero no creo que sea conveniente hacerlo esta noche, ya que tomaría demasiado tiempo y requeriría más fortaleza de la que tienes esta noche. Pronto haré eso en detalle.
Me alegra tanto haber sido redimido por este Gran Amor, las enseñanzas de Jesús, la ayuda de tus familiares espirituales y tus oraciones, que no puedo expresar la magnitud de mi alegría. Nada en el cielo ni en la tierra se compara con el gozo que embarga al alma al comprender que está unida al Padre en Amor y poder.
Sí, ellos (viejos amigos de Padgett en el mundo espiritual) lo saben y están contigo cada noche mientras oras. Aunque no parecen comprender del todo que les puedes ayudar de alguna manera, sienten algo especial cuando oras y los demás oran contigo. No dejes de orar por ellos.
Te digo que eres un hombre muy afortunado por tener una madre y una abuela cristianas tan amorosas con quienes orar y velando por ti toda tu vida. Si todos los hombres tuvieran padres cristianos que les enseñaran y les mostraran el camino hacia el amor de Dios, a medida que crecen desde la infancia hasta la madurez, se evitarían muchos sufrimientos e infelicidades, y muchos llegarían a este mundo con muchos menos pecados que expiar.
Tu viejo amigo,
G. R.
(Cuando se usan iniciales en vez del nombre completo es porque los familiares vivos podrían plantear objeciones.)
(Según el mensaje recogido en formato web, en DT, se trata de Albert G. Riddle)
La sra. Helen Padgett describe el método que usa para comunicarse con el sr. Padgett (8 diciembre 1914)
Estoy aquí, Helen.
Déjame decirte que solo te causarás infelicidad al intentar comprenderlo todo al respecto de cómo te escribo; pues no puedes, ya que no eres capaz de ver mi método, y yo no puedo explicártelo completamente. Pero haré lo posible por explicártelo.
Cuando tomas el lápiz, ejerzo toda mi fuerza, todo mi poder para moverlo de manera tal que escriba exactamente lo que pienso, pero para poder hacer eso debo dejar que mis pensamientos fluyan a través de tu cerebro. Tú no piensas, sino que simplemente dejas que los pensamientos atraviesen tu cerebro, y el movimiento del lápiz es causado por el ejercicio de tu cerebro en conjunto con mi poder, el cual ejerzo sobre el lápiz. Así que, como ves, tú no originas el pensamiento, sino que meramente lo transmites a la mano, la cual guío de acuerdo a mi pensamiento. Tú, con respecto a lo que queda escrito, no tienes más relación que la que un cable eléctrico tiene con la transmisión de un mensaje desde el emisor al destinatario.
Déjame explicarlo de otra manera. Cuando pienso algo, lo transmito a través de tu cerebro a tu mano, y mi poder para moverla se pone en marcha, del mismo modo que tu poder para mover tu mano se pone en marcha cuando piensas.
Mis pensamientos no son los tuyos; y cuando pienso, tu mente capta el pensamiento, pero no lo crea. Así que debes creer que soy yo quien escribe, y no tú, pues escribo pensamientos que no podrías escribir ni aunque lo intentaras. ¿Qué te parece esto como prueba?
Pero hablando en serio, no podrías escribir lo que yo escribo sin reflexionar profundamente sobre los distintos temas, pues algunos te resultan desconocidos, tal como has expresado a menudo. Abandona la idea de que escribes cosas que emanan de lo que a veces es considerado como tu propio subconsciente, pues no tienes ninguna mente subconsciente, y los filósofos que enseñan tal idea desconocen las leyes de la mente. La mente es solo la evidencia espiritual de pensamientos que se congregan en el cerebro, pero que en realidad no forman parte de la entidad material que los «sabios» llaman yo subconsciente o mente subconsciente (sic). Tal cosa no existe, y cuando basan sus explicaciones de fenómenos inexplicables en la afirmación de que la mente subconsciente es la que proporciona estos pensamientos, están completamente equivocados. Simplemente es el cerebro material el que proporciona los pensamientos que produce [puts forth] a partir de la observación de los sentidos, o bien a partir de las facultades que se ponen en acción cuando la razón se convierte en la base de los pensamientos.
No soy una gran expositora de estos temas, pero lo he intentado explicar lo más claramente posible. Sí, te digo esto basándome en mi propia observación y comprensión de estas cosas. Cuando recibas comunicaciones del sr. Riddle, él te podrá explicar de una forma más completa y satisfactoria las leyes que rigen estos asuntos, y debes permitirle que te escriba pronto.
Estoy estudiando las leyes de las ciencias físicas y psíquicas para poder ayudarte en tus investigaciones cuando busques la verdadera relación entre espíritus y mortales, y las leyes que controlan estas comunicaciones. Sí, mis estudios incluyen la investigación de las leyes que rigen la clarividencia y las comunicaciones inspiradas. Tendrás la oportunidad, en algún momento, de experimentar cada una de estas fases, y quiero estar en condiciones de ayudarte en la medida necesaria para que llegues a conclusiones correctas y para que otros comprendan las leyes que rigen estos asuntos.
Así, como ves, tu esposa te ama tanto que está dispuesta a intentar aprender estas cosas, consideradas como exclusivas de las mentes masculinas, para ayudarte a comprenderlas con mayor claridad.
Pero mientras me dedico a esto, no cejaré en mi empeño de aprender a fondo aquello que me permita comprender mejor las verdades espirituales que llevan más cerca de Dios y de Su Amor. Estas son las absolutamente necesarias; las demás son importantes, pero no imprescindibles para que un alma, tarde o temprano, alcance el conocimiento que la vuelve una con el Padre. El amor de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, es lo más valioso que se pueda aprender y poseer.
Mi hogar es ya tan hermoso que mi felicidad está más allá de lo que te pudiera comunicar. Tú también vas a ser feliz cuando vengas, pues estoy llenando mi casa de pensamientos tan bellos, y de tanto amor, que cuando llegues te preguntarás cómo tu humilde esposa ha podido acumular tanta belleza y llenar la casa de tanto amor.
Sí, a medida que recibo más del Amor de Dios en mi alma, mi hogar se vuelve más hermoso, aunque no necesito estar en él para tener ese Amor conmigo. Siempre está conmigo, y cuando estoy en mi hogar, éste se convierte en un reflejo de ese Amor. El hogar no es hermoso si el Amor no está presente; así, como ves, la belleza del hogar depende de la existencia del Amor. Mi alma es la creadora de mi hogar, y sin un alma hermosa, el hogar no podría serlo.
Cuando dejo mi hogar para venir a verte, el hogar permanece igual, pues aunque mi alma esté conmigo, así como también ese Amor que lo hace hermoso, no obstante el hogar conserva en tal grado el reflejo, o tal como podrías decirlo, la atmósfera de ese Amor, que la belleza del hogar no disminuye ni se deteriora por mi ausencia temporal. Así, como ves, el hogar tiene una permanencia, aunque depende del alma para que le dé su belleza y encanto. Mi hogar aún no es perfecto, pero a medida que yo crezca en el Amor de Dios, alcanzará una mayor perfección. Cuanto más amor tengo, más hermoso es el hogar.
Todos dependemos del grado de amor en nuestras almas para la apariencia de nuestros hogares.
Esfuérzate por obtener todo el amor que puedas, y si logras obtener tanto como yo, serás uno conmigo y nuestro hogar será compartido. Si no lo logras, tendré que esperar a que lo consigas para que podamos vivir juntos como uno solo. Así que intenta obtener todo el amor de Dios que puedas. Si simplemente dedicaras tus pensamientos a las cosas espirituales y abrieras tu alma a la afluencia de este Amor, orando con todos los anhelos de tu alma, podrías progresar tan rápido como yo. Entonces, ama lo suficiente, y desea estar conmigo lo suficiente, como para procurar con todo tu corazón obtener este Amor.
Tuya, tu fiel esposa,
Helen
Versión en inglés
And Helen affirms
I love you, good night.
Yes she did, and she did not tell you all for she cannot know it all, but I know and I tell you that my love for you is not capable of being told.
Good night, my own dear Ned.
HELEN.
Spirit’s experience after writing through Mr. Padgett. Obtained the Divine Love and made his progress into the Third Sphere (20 Jan 1915)
I AM HERE, your old friend G. R. –
Yes it is I, and I am glad to be able to write to you again. I told your wife that I desired to write and tell you of my progress in spiritual matters, and as you are kind enough to give me the opportunity, I will try to tell you how my eyes were opened to the things of the spirit, and my heart to the Love of God.
Well, as you know, when I first commenced to write to you, I did not exactly believe in a God or Jesus or his teachings, except as they related to the moral condition of men. When you first commenced to talk to me about these spiritual things, I thought that you were merely telling me the things that you had learned in your church or Sunday school, and that they were only intended for men and women of no capacity to think for themselves, and suited only to receive what the preachers might tell them. So, you see, I was not in a very receptive condition of mind to enable me to believe that what you told me had any foundation in fact or in truth. Jesus, to me, was just the same as any other man who had received large conceptions of the truth; but he was only a mere man, in the sense that what he attempted to teach he had learned by study and meditation, or through some worldly source that I did not know of. At any rate, I believed that his teachings were not the result of inspiration, or derived from a source any different from what mankind received other information as to things of nature, or of spirit. Well, as you continued to tell me that I was mistaken, and that there is a Source from which all good flows, other than the mere mind or conscience of man, I began to think about the matter. And when I looked around me and saw that your mother and wife – who claimed that they had received this Love of God which you insisted was waiting for me to obtain – were so beautiful and happy, while I and my folks were not very beautiful and not at all happy, I began to inquire the cause. And when you told me that their, I mean your mother’s and wife’s, condition was due to this Love of God, I asked them to tell me about the nature of this Love, and the way in which they obtained It. And your mother, bless her soul, took great pains to instruct me in these things.
And, when I learned that prayer was the only way to this Love, and saw you praying for me with all your heart and in great earnestness, I commenced to pray also; but I must confess that my prayers were not accompanied with much faith. But I continued to pray, and every night when you prayed for me and for the many others who were with you praying, I tried to exercise all the faith possible, and prayed for more faith. This continued for some time, and one day your grandmother, who is a most wonderful spirit in goodness and beauty, came to me and said that she was your grandmother and was very much interested in me, on your account as well as on my own, and commenced to unfold to me the great efficacy of prayer. She assured me that if I would only try to believe, and pray to God to help me believe, He would answer my prayers; and I would soon find that with my earnest efforts, faith would come to me, and with faith would come this Love into my heart, and with this Love would come happiness and joy.
So I listened to her, and tried to believe that what she told me must be true, and that she was interested in me and desired only my happiness. I continued to pray, as I said, and one day after I had received some considerable faith, I met Jesus, and he told me of the wonderful things that his Father had prepared for me, if I would only believe and ask Him to give them to me. Jesus was so very beautiful and loving that I could not resist the influence which came over me; and then my faith increased, and I prayed with all my heart and soul. At last, light came to me, and with it, such an inflowing of Love as I never dreamed could exist, either in the earth or in the spirit world. But it came to me and I felt as if I were a new spirit, and such happiness came as I never experienced before. And then that dear mother of yours came and rejoiced with me, and also your beautiful wife who had tried so hard to induce me to seek for this Love.
Oh, Padgett, I tell you that in all the wide universe of God there is nothing to compare to this Love of the Father. Let me say, that in all my life, when only my intellect ruled me, there was nothing to compare with that which came to me with this inflowing of the Love.
I am now in the third heaven with many beautiful and happy spirits. Your mother and wife are higher up, and are so beautiful and good that when I am in their company I feel that I will become a much happier man if I will try to follow them. Your father has progressed too, and so has Professor Salyards.
Well, my soul is one now that is filled with this Love. My mind is elevated in its thoughts and not inclined to think of those things that are merely intellectual. For I tell you that while knowledge of all God’s laws and nature’s apparent mysteries is desirable, yet a knowledge of this Love of God is far and above compare – and not only more necessary but more desirable. I would not give the feelings that come to me from the possession of this Love for all the sensations of delight that might arise from the discovery of the most stupendous and important law of the workings of nature.
Let this Love come first, and then the other acquirements will only help to show the spirit that God is a God of Wisdom and Power as well as of Love. But as you have read, «Love is the fulfilling of the law» – nothing else is. And the man who has all the knowledge and wisdom without this Love is poor indeed.
Jesus is the most wonderful of all the spirits in both Love and the knowledge of the Father’s attributes. He is the greatest, and knows that the Father’s plans to save and redeem mankind are as he teaches. So you must listen to him and believe. I am going to try to learn more of his teachings, and when I do, you shall know what I learn.
Jesus appears to me the one altogether lovely – he has no competitor, and no one who sees him, if he has any of this Love in his soul, can fail to know that he is the true Jesus of the Bible, and the most perfect son of his Father. I realized this only after this Love came to me; it seems that spirits who have not this Love do not realize who Jesus is, or how wonderful and glorious he is. This may seem strange to you, but it is a fact. Only when the spirit has an awakening of his soul’s love for God does Jesus appear as their great brother and teacher of this Great Love of the Father.
You must not let the things of the material life lead you to think that you must wait until you come to the spirit world to get this Great Love, for I tell you that the man whose soul is opened to the inflowing of this Love while on earth is a much more fortunate man than he who waits until his earthly life ends. If I had only become conscious of this Love when on earth, I would have been saved many hours of suffering and unhappiness after I became a spirit. My own experience is so true to what so many undergo, and will undergo, that if I could proclaim to every man on earth the necessity of becoming possessed of this Love while on earth, I would do so with all my might and strength.
I can tell you of my experience in passing over, but I do not think it best to do so tonight, as it would take too long and require more strength than you have tonight. Sometime soon I will do so in detail.
I am so glad that I have been redeemed by this Great Love, and the teachings of Jesus, and the help of your spirit relatives, and also, by the help of your prayers, that I cannot express the extent of my gladness. Nothing in all heaven or earth can compare with the feelings of joy that come to a soul when it realizes that it is at-one with the Father in Love and power.
Yes, they (old friends of Padgett in spirit world) know, and are with you every night as you pray. They don’t seem to quite understand though that you can help them in any way, but still they, in a manner, feel some peculiar sensation as you pray and the others pray with you. Do not stop praying for them.
I tell you that you are a wonderfully blessed man in having such a loving Christian mother and grandmother to pray with and watch over you all your life. If all men had Christian parents to teach and show them the Way to this Love of God, as they grow from childhood to manhood, many a time of suffering and unhappiness would be avoided, and many a spirit would come into this life with many less sins to atone for.
Your old friend,
G. R — -.
(Whenever initials are given instead of full name it is because living relatives might object.)
Mrs. Helen Padgett describes the method used to communicate her thoughts through Mr. Padgett (8 Dec 1914)
I AM HERE, Helen,
Let me tell you that you are only making yourself unhappy trying to learn all about the way that I write to you; for you cannot do it, as you are not able to see my method, and I cannot fully explain it to you. But I will try to do as best I can.
When you take hold of the pencil, I exercise all my power to move the pencil so that it will write just what I think, but in order to do that I have to let my thoughts go through your brain. You do not do the thinking but merely let the thoughts pass through your brain, and the movement of the pencil is caused by the exercise of your brain in conjunction with my power which I exercise on the pencil. So you see, you do not originate the thought but merely convey it to the hand, which I guide in accordance with my thought. You do not have anything more to do with what is written than an electric wire has to do with transmitting a message from the party at the end where the message is given.
Let me explain in another way. When I think a thought I pass it through your brain to your hand, and my power to move your hand is brought into action, just as when you think a thought your power to move your hand is brought into action.
My thoughts are not your thoughts; and when I think, your mind catches the thought but does not create the same. So you must believe that I am doing the writing and not you – for I write some thoughts which you could not write if you tried. How do you like that for assurance?
But to be serious, you could not write the things that I write without giving much thought to the different subject matters, for some of them are not familiar to you, as you have often said. Let go the idea that you are writing things which emanate from what is sometimes called your subconscious mind, for you have no subconscious mind, and the philosophers who teach such an idea are not acquainted with the laws of the mind. The mind is only the spiritual evidence of thoughts that congregate in the brain, but which really are not a part of the material thing which the «wise men» call the subconscious self or mind (sic). There is no such thing, and when they let their explanations of things which they cannot account for rest on the assertion that the subconscious mind furnishes these thoughts, they are all wrong. Only the material brain furnishes thoughts which it puts forth from the observation of the senses, or from the faculties which are brought into action when the reason is made the basis of the thoughts.
I am not a very good expounder of these things, but I tried to make it as plain as I could. Yes, I am telling you this from my own observation and understanding of these things. When you receive communications from Mr. Riddle he will be able to explain more fully and more satisfactorily the laws which govern these things, and you must soon let him write.
I am studying the laws of physical and psychical sciences, so that I may be able to assist you in your investigations when you come to search for the true relationship between spirits and mortals, and the laws which control these communications. Yes, my studies include the investigation of the laws governing clairvoyance and inspirational communications. You will have the opportunity sometime to have an experience in each of these phases, and I want to be in condition to assist you to a degree that will help you in arriving at conclusions which will be correct, and which will help others to understand the laws that govern these things.
So you see your wife loves you so much that she is willing to attempt to learn these things which are thought to be only for the masculine minds, in order to help you more clearly understand them.
But while I will do this, I will not cease to try to learn, to the fullest, those things which will give me a clearer understanding of those spiritual truths that lead closer to God and His Love. These are the absolutely necessary; the others are important but not necessary in order that a soul may sooner or later reach the knowledge that makes it one with the Father. The Love of God, which passes all understanding, is the one great thing to learn of and possess.
My home is now so very beautiful that my happiness is more than I can tell you of. You will be also happy when you come over, for I am filling my home with such beautiful thoughts and so much love, that when you come you will wonder how your little wife could possibly have accumulated so much beauty and filled the house with so much love.
Yes, as I receive more of God’s Love into my soul, my home becomes the more beautiful, only I do not have to be in the home to be able to have this Love with me. It is with me all the time, and when I am in my home, the home becomes a reflection of that Love. The home is not beautiful if the Love is not there, so you see the home depends upon the existence of the Love for its beauty. My soul is the creator of my home, and without the soul being beautiful, the home could not be beautiful.
When I leave my home to come to you, the home remains the same, because while my soul is with me, and also the Love that makes it beautiful, yet the home retains the reflection, or as you might say, the atmosphere of that Love to such a degree, that the beauty of the home is not lessened or deteriorated by my temporary absence. So you see the home has a permanency although it depends upon the soul to give it its beauty and loveliness. My home is not yet perfect, but as I grow in God’s Love, then more perfection will come to it; the more Love that I have the more beautiful the home.
We all are dependent upon the degree of love in our souls for the appearance of our homes.
Let your endeavor be to get all of this Love that you possibly can, and if you succeed in getting as much as I have, you will be one with me and our home will be together. If you do not, I will have to wait until you do before we can live as one together. So do try to get all of God’s Love that you can. If you will only give your thoughts to the spiritual things, and let your soul be open to the inflowing of this Love by praying with all your soul longings, you can progress just as rapidly as I do. So love enough and want to be with me enough to try with all your heart to get this Love.
Your own true wife,
HELEN.