Es increíblemente sorprendente cuánta gente cree en la reencarnación

Es increíblemente sorprendente cuánta gente cree en la reencarnación. Y muchos de nosotros, hace no muchos años, creíamos en ello.

La reencarnación parece ser, o parecía ser, la explicación más inmediata ante las vivencias («recuerdos») que mucha gente tiene… unas vivencias o unas experiencias que no parecen ser suyas, pero que, a la vez, son como «recordadas» de manera muy intensa… o se sienten muy cercanas…

Pero nos olvidamos de que hay una explicación más sensata y simple, pues con ella reunimos varios fenómenos usando una base más simple, y es la explicación de que la supuesta reencarnación tiene que ver con la influencia de desencarnados.

Esa influencia consigue eso: que tengamos experiencias diferentes, intensas…

Aunque, recordemos algo que es hasta divertido, al respecto:
Resulta que hay casos en que los desencarnados que influyen ni siquiera creen en la reencarnación, y simplemente sucede que no quieren o no querían que pensáramos que nosotros somos ellos, cuando se pegan a nosotros un poco, o mucho… y cuando, por lo que sea ─por nuestras aperturas y heridas resonantes─ sentimos más su alma, sus vivencias pasadas.

Por mucho que su cercanía y sus «proyecciones» claramente nos hacen pensar que ellos «somos» nosotros, nosotros «somos» ellos… sin embargo, evidentemente, no lo somos, ya que cada alma es única y va a progresar por su cuenta y con «amigos» ─con o sin la ayuda directa de Dios─.

Los fenómenos de mediumnidad y «psíquicos» ya demuestran que con la influencia de desencarnados la gente puede sentir muy fuertemente cosas que «no son las suyas».

Últimamente estoy mirando muchos testimonios de ECM, ya que antes sólo había cotilleado algunos ─lo que se llama «experiencias cercanas a la muerte», ECM─.

De entrada, si nosotros ya cada noche salimos del cuerpo físico ─con el cuerpo espiritual, a vivir el estado de sueño─, esa salida «para dormir» no sería un proceso tan forzado como una ECM.

Esa salida nocturna no se da en ningún evento crítico, sino como algo normal, pues, claro, irse a dormir «es la costumbre», debida entre otras cosas a que tenemos que dejar descansar el cuerpo físico, si queremos seguir bien, y vivos físicamente.

Otras experiencias que se parecen a las ECM son ese conjunto de vivencias que a veces se logran tener gracias al uso de sustancias «psicoactivas». Ese uso es también un gran protagonista de muchas entrevistas a personas «espirituales», o que han pasado una ECM, etc.

Entonces, si resulta que cada noche todas las personas ya salimos en nuestro cuerpo espiritual, podríamos decir que a diario tenemos una «ECM» ─si ampliamos ese concepto de ECM─.

El asunto sería entonces entender (sentir), cada cual, personalmente, por qué diantres no nos acordamos… o cómo es que, en general, en vigilia recordamos poco las experiencias que tenemos en el estado de sueño (si no las recordamos sería «porque no queremos», como sucede en general en la vida con las cosas que tenemos o dejamos de tener).

Cuando recordamos «sueños lúcidos», etc., sí estaríamos recordando tales vivencias en el cuerpo espíritu, vivencias con más o menos «brillo espiritual» o relevancia, en el estado de sueño.

El «por qué no nos acordamos» lo podríamos empezar a entender fácilmente ─al menos de manera intelectual, de entrada─, si pensamos que es porque estamos autoalejados de nosotros mismos, alejados de sentirnos realmente el ser que somos, alejados de estar en ese ser real que somos, el alma… con nuestras emociones propias, las del yo real, con su personalidad única y tan potencialmente «poderosa» ─amorosamente muy poderosa─ que realmente «vamos a ser».

Parece claro que esta creencia en la reencarnación estaría asociada al hecho de que privilegiamos lo ya conocido, es decir: el cuerpo, la tierra, lo físico ─aunque decir que lo «privilegiamos» quizá se queda corto: «estamos obsesionados con», quizá sería mejor expresión para esto─.

Sin embargo, lo que seríamos cada una de nosotras, como personalidades únicas, es precisamente la vida que da vida al cuerpo (a los cuerpos: al cuerpo físico y al cuerpo espíritu): es decir, el alma, vida, ánimo, anima… creada además por Dios, tal como podremos ir comprobando personalmente ─si queremos─
(esa alma que sería, básicamente, y en su propia «sustancialidad»…: deseos, intenciones, emociones, libre albedrío, personalidad única, etc…. como nos han ido sugiriendo las aclaradoras y relativamente simples presentaciones de Jesús y María Magdalena).

Recordemos que las creencias erróneas, o sea, el error, provoca miedo, es decir, ese bloqueo o constricción del alma que llamamos miedo… y en general dolor emocional de muchos tipos… y, si no soltamos emocionalmente eso, acumulamos las cosas y terminamos «sufriendo».

La reencarnación, simplemente por ser un error ─una creencia falsa─ es muy dañina para el alma.

Un comentario en “Es increíblemente sorprendente cuánta gente cree en la reencarnación”

  1. Hay entrevistas a algunos médiums que no creen que existan desencarnados «perdidos», o que no se los han encontrado

    (me refiero a desencarnados que por ejemplo a veces ni se dan cuenta de haber «muerto»).

    En realidad, es fácil entender por qué hay gente que al «morir», o poco después, está confusa, perdida… y que nos puede perturbar a quienes quedamos físicamente en la Tierra ─nos pueden perturbar si les dejamos, es decir, mediante nuestras heridas emocionales─.

    Y es que mucha gente muere en esa condición:
    la de no querer acordarse de nada, ni de quiénes son… mucha gente ha estado muchos años cultivando eso

    (esto sucedería así con muchos ancianos, que se acostumbran a rechazar la verdad emocional protegiendo el miedo a sentir y por tanto a recordar…).

    Y la muerte no sana esa condición, ya que la muerte no es «magia», por mucho que ese cambio nos invite a ─o bien pueda conducir a─ que pasemos por ciertos cambios críticos o crisis… y pese que a veces se den contactos mejores, etc.

    Pese a que la gente cansada tenga experiencias de luz y descanso, una vez que mueren, no estarían obligadas a sanarse ─tras haber experimentado algunas primeras fases… fases de una cierta preparación para su vida en el mundo espiritual─.

    En el periodo tras la ruptura del cordón «plateado», vamos a comprobar, por lo que se ve, que todos seguimos siendo libres para no querer cambiar nuestra condición emocional, y, además, para hacerlo sólo a nuestro ritmo (de todos modos el cambio se va a dar, para bien o para mal, y nosotros elegiremos el ritmo y el cómo, hasta cierto punto).

    Y así, todo sería «como en la Tierra» en algo fundamental: y es que podemos recaer en adicciones en general
    (aunque lo malo es que, para satisfacerlas con las mismas sensaciones terrestres, tenemos que pegarnos, asociarnos ─a veces para mal─ a la gente que aún tiene cuerpo físico).

Comentarios cerrados.