¿Por qué la compensación, en la Tierra, da más margen para el cambio? La belleza del tiempo

En este vídeo vemos lentamente una parte de una conversación entre Miller y Mary acerca de la importancia que tiene, y la belleza que reside, en el hecho de que exista el tiempo y el mundo físico.

Más abajo hay más enlaces e información, pero a continuación, ya, pongo la traducción que he hecho de esta parte (todavía a mejorar y a comentar en algún aspecto, como cuando hablan de cambio condicional o condicionado -ahí me gustaría recibir aclaraciones-):
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¿Por qué la compensación en la Tierra da más margen para el cambio? (min. 7:28​ )

Esto es interesante incluso con respecto al último punto de nuestra conversación, que trataba sobre que la compensación no es necesariamente evidente, no se muestra de forma patente.

En esa sección hablábamos sobre cómo la compensación positiva no es necesariamente tan evidente, pero podríamos ver también lo opuesto, es decir, que si el entorno está muy orientado a oponerse a la definición que Dios tiene acerca del amor, entonces, a menudo la compensación negativa es pasada por alto, porque el mundo nos ofrece mucha más validación.

El ambiente experimenta el efecto, y nosotros creemos que, como lo estamos haciendo todo en armonía con el entorno, deberíamos ser recompensados.

Pero me gustaría preguntarte esto: cuando cometemos un pecado en la Tierra, ¿por qué todas las consecuencias del pecado no se aplican de inmediato?

Esto parece hacer que la compensación sea más difícil de reconocer, y hace que no siempre parezca justa.

Miller: En primer lugar, una cosa muy importante de la que hay que darse cuenta es que Dios sabe que, cuando estamos en la Tierra (a diferencia de lo que cree la gente que cree en la reencarnación), el hecho es que esta es nuestra primera visita aquí.

Y cualquier persona que está en su primera visita aquí -y cuando digo su primera visita, no me refiero a la tuya y la mía, me refiero a todas las personas que no son las 14 personas que han regresado-… se trata de su primera visita a la Tierra.

Ahora bien, como es su primera visita a la Tierra, y antes de venir estaban en un estado completamente inconsciente -carecen de consciencia de sí mismos- entonces, así, puedes entender lo misericordioso que es permitir que la gente cometa errores y que luego puedan corregirlos.

Ahora bien, si todo error que cometieras fuera compensado de inmediato -emocional y espiritualmente-, entonces no te daría tiempo ni siquiera para hacer la corrección.

Así es que, si pongo un ejemplo: digamos que te trato mal de alguna manera, pero que es un error, un verdadero error, pero te trato mal.

Si la ley operara de tal modo -operando sobre mi condición álmica y mis emociones- que yo tuviera un resultado inmediato… entonces me sería muy difícil dar el siguiente paso -que me es posible dar-: darme realmente cuenta de que he cometido un error y de que lo siento… y de que entonces puedo asumir, real e inmediatamente, esa actitud de arrepentimiento por el error que he cometido.

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Isabel I (1533-1603) reina de Inglaterra, revela su alma llena de remordimiento y contrición

[Para escuchar en formato audio / descarga]

Un mensaje anterior y muy relevante es este (en este caso dado por Jesús).
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Como vemos abajo, el título completo del mensaje dado por la reina Isabel I de Inglaterra es largo, y la expresión de «violar la ley de la compensación» resulta quizá extraña si se lee rápidamente. «Violar» puede interpretarse, de entrada, como simplemente «no hacer caso» de la existencia amorosa de esta ley, y de su propósito real.

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Isabel I, la gran reina de aquellos días, confiesa libremente las violaciones a la Ley de la compensación que cometió, y revela un alma llena de remordimiento y contrición
(mensaje via James Padgett, 12 de mayo de 1915)

Estoy aquí, la reina Isabel I de Inglaterra.

He estado aquí varias veces, pero nunca antes había tenido la oportunidad de escribirte, y ahora que lo he hecho, no me defraudes, pues tengo la esperanza de que me puedas ayudar.

Y bien, yo fui una mujer muy mala en la Tierra, puesto que ahora veo la verdadera relación entre las cosas y las obras, y estoy sufriendo por el recuerdo de todo eso.

Se me consideraba una criatura que gozaba del favor divino y que, por lo tanto, no podía hacer nada malo, y que todo lo que decía o hacía debía ser obedecido y seguido por mis súbditos y por todos los demás que vivieran dentro de mis dominios.

Viví una vida que no estaba en consonancia con las leyes de la moralidad o de Dios, tal como ahora las veo; y si te digo que, aunque fuera una mujer soltera, no obstante tenía mis amantes para gratificar mis pasiones y complacer mis caprichos, comprenderás que fui una mujer malvada, y que esas son las cosas que ahora causan mis sufrimientos y mi oscuridad.

No soy un espíritu que piense que no podía hacer nada mal por el hecho de que fuera un gobernante. En ese momento sabía que muchas de las cosas que hice estaban mal y, a consecuencia de eso, mis sufrimientos se han vuelto mucho mayores.
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