Jesús (1916): La relación del hombre con la creación del mundo y el origen de la vida. Parte 1

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… Jesús habló a través de Padgett de forma muy simple y profunda acerca de nuestra relación con la vida y la Tierra, como humanos.

Si esto es verdad (tal como cada cual puede experimentar en su alma, a ver cómo lo siente, a ver si se atreve o no a confiar en que puede sentir la verdad sobre esto por sí mismo), si esto es verdad… entonces vemos claramente cómo estamos siendo de cierta forma «estabulados», como humanidad global, en una especie de granja, bajo la religión «Ciencia».

Son cosas que tienen que ver con muchos materiales ya vistos en la web, y que cito en los comentarios iniciales (por ejemplo lo que vimos sobre la mente colmena, o sobre el cumpleaños y el aborto, etc.).

La relación del hombre con la creación del mundo y el origen de la vida. Parte 1. Jesús

Estoy aquí, Jesús.

Vengo esta noche para decirte que tienes una condición mucho mejor de la que has tenido durante algún tiempo, y tu relación con nosotros es mucho mayor, y siento que debo escribirte un mensaje sobre un tema importante que es vital para la salvación del hombre de los pecados y errores de su vida en la tierra, y escribiré una parte de lo que deseo escribir.

Bien, primero diré que son tantos los hombres y mujeres en la tierra que creen, o afirman que creen, que a través de sus propios esfuerzos pueden desarrollar aquellas cualidades del alma que son necesarias para ponerlos en consonancia con el Alma del Padre, que encuentro que va a ser muy grande la tarea de convencer a estas personas de los errores de sus creencias, o de la asunción de esas creencias; y esta tarea no se limitará a los que han estudiado real y profundamente los misterios de la vida, tanto en la tierra como después, sino también a un número mucho mayor que tiene una especie de noción superficial acerca de este supuesto conocimiento, el que los más sabios o eruditos publican al mundo como resultado de sus investigaciones.

Es más difícil convencer a los ignorantes, que creen conocer las leyes del ser y el plan del funcionamiento del universo de Dios, que convencer a los que han estudiado sinceramente lo mismo, porque estos últimos, generalmente, a medida que progresan en sus investigaciones, se convencen de que cuanto más deberían saber como resultado de sus investigaciones, menos saben realmente.

No sé cuál es el tema más importante para comentar esta noche en relación con estos asuntos, porque hay muchos, sobre todos los cuales debo instruir al mismo tiempo; pero esta noche escribiré sobre «La relación del hombre con la creación del mundo, y el origen de la vida».

Vuestra Biblia dice: en el principio Dios creó los cielos y la tierra, etc., a partir de un vacío, y siguió con esa creación hasta que hubo un cielo perfecto con todas sus glorias, y una tierra perfecta con habitantes de todo tipo – todo perfecto y hecho tal como un Dios totalmente sabio y todopoderoso lo crearía -, y, como clímax de todo, el hombre, que era tan perfecto que fue hecho a imagen de su Creador.

Bien, esta historia es tan buena y satisfactoria como cualquier otra que haya sido concebida y escrita por el hombre, y es igual de digna de creerse, pero en tanto que hecho no es cierta, pues nunca hubo un tiempo o período en el que hubiera un vacío en el universo, ni en el que hubiera caos.

Dios nunca creó nada de la nada, sino que sus creaciones, tal como son percibidas y conocidas por los hombres, fueron simplemente el cambio de forma o composición de lo que ya existía y siempre existirá como elementos, aunque sin duda habrá cambios en la forma, en la apariencia y en la relación que tienen entre sí los elementos constitutivos.

Dios siempre existió, como un «ser» sin comienzo; esta es una idea que sé que la mente finita no puede captar, pero que es verdadera; y así, también todo lo que está hoy en el universo siempre existió, aunque no en la forma y la composición que ahora tiene; y tal como es ahora, no seguirá siendo igual, pues el cambio eterno es la ley de su* universo (me refiero a todas las cosas de las que se puede hablar como si tuvieran sustancia, ya sean materiales, o etéreas).

[* «Su» de Dios; al igual que el «sus» de abajo]

Por supuesto, sus* verdades nunca cambian, y tampoco las leyes por las que la armonía del universo se conserva y continúa perfecta.

Ahora bien, la tierra en la que vives no tuvo siempre existencia como tierra, y tampoco el firmamento y la gran galaxia de planetas y estrellas; pero no fueron creados de la nada; y tampoco había caos, pues nunca hay caos en la economía de Dios para la existencia, pues si lo hubiera, significaría la ausencia del funcionamiento de Sus leyes y Su armonía.

Pero la tierra y el firmamento fueron creados. En un momento dado no tenían existencia como tales, y en un momento venidero pueden dejar de tenerla. Y esta creación se hizo de una manera ordenada, de acuerdo al diseño, sin que entrara en ella ningún elemento de azar; y tal creación no fue a través de lo que vuestros sabios pueden llamar acumulación o evolución – es decir, autoevolución -, pues cada exponente nuevo o adicional de crecimiento, o cada manifestación de aumento, fue resultado de las leyes de Dios, que Él operaba para la creación de la criatura.

No existe la autoevolución, es decir, no existe ese tipo de desarrollo que implica que la cosa desarrollada crece sin ayuda; y esto se aplica a toda la naturaleza, así como al hombre. Crecer, acercarse a la perfección, implica la decadencia y desaparición de algunos elementos que han cumplido su misión y trabajo en el crecimiento de la cosa creada, y nunca son los mismos elementos los que continúan entrando en el desarrollo de aquella cosa que las leyes, en sus operaciones, llevan a una perfección cada vez mayor.

Pero en toda esta obra de la creación operan leyes de desintegración y de retroceso aparente, así como leyes de construcción positiva y de avance; e insisto, esas primeras leyes (las aludidas primero) no operan por casualidad, sino por designio, al igual que la última clase de leyes (aludidas después). El Creador sabe cuándo operarán las leyes de decadencia y regresión, así como las de avance y aumento de la eficacia, a fin de dar a luz a la criatura perfecta – ya sea hombre, animal, vegetal o mineral – ; y nunca se equivoca en la puesta en marcha de estas leyes, y nunca dice, sobre el resultado de su trabajo: «No es bueno.»

Como se ha dicho, mil años son como un día para Dios, y aunque durante muchos años largos pueda parecerle al hombre que hay retroceso y retraso a la hora de llevar a la perfección a una criatura de las obras del Creador, sin embargo ese aparente retroceso no es tal hecho, sino solo es un curso o método adoptado para llevar a cabo la perfección más alta o mayor. Sé que es difícil explicar estos trabajos de la creación a la mente finita y terrenal, pero puedes captar alguna concepción de lo que deseo dar a conocer.

El hombre, en su creación, no tuvo un crecimiento lento, como sí lo tuvieron algunas de las otras creaciones de Dios, sino que fue hecho perfecto desde el principio, a excepción de las cualidades de Divinidad e Inmortalidad.

No creció a partir de una criatura inferior, como han proclamado algunos de vuestros científicos, mediante un lento proceso de evolución de tipo autoevolución (resultante de cualidades inherentes que serían desarrolladas mediante la experiencia), sino que fue creado como hombre perfecto.

Me detendré por el momento.

Tu hermano y amigo, Jesús.


Mensaje original:
https://divinetruth.com/sites/main/en/pje/PJE19160115A.htm