No se trataría de «dar a cambio» la inteligencia, de «entregarla» por «la felicidad», sino de desarrollar cierto sentido reflexivo y a la vez emocional acerca de las prioridades… y poner las cosas en una perspectiva cada vez más «universal», real, acorde al diseño real.
Si nos damos cuenta, por ejemplo, sucede que en la vida de todos, lo primero es eso, la vida. Antes que lo que llamamos «inteligencia» estaría el hecho de estar vivos, animados («anima─» / alma).
Todo esto en torno a «lo espiritual» en realidad es «muy lógico» también, pero hay mucha distorsión en las diversas denominaciones o religiones.
De ahí que cuando a veces la gente dice tener problemas con las «cuestiones metafísicas» de una religión (como por ejemplo con el tema de «Jesús es Dios»), vemos en realidad el signo de una «cordura fundamental», que parece que nunca debería ser descartada, sino puesta en perspectiva (lo cual a veces lo consigue hacer el mero «paso del tiempo»… si nos abrimos).
Por ejemplo, un dato clave es que entramos en la vida sin saber pensar y, sin embargo, hacemos las cosas «más difíciles» (aprender la lengua materna, caminar, etc.). Para hacerlas nos vemos impulsados simplemente por el ánimo, el «deseo de vivir», de conseguir cosas sanas… e impulsados por el ejemplo de lo posible, que en este caso lo vemos ahí, fuera de nuestro cuerpo físico: gente hablando, caminando…
Las «cuestiones metafísicas» (como lo de «Jesús es Dios», etc.) serían interpretaciones posteriores, en torno a las que lamentablemente mostramos además nuestras bajezas de tipo «espíritu partidista».
Jesús no estaría directamente detrás de la doctrina o dogma que se inició por motivos en gran medida «políticos». Y en todos los tipos de cristianismo quedarían distorsiones que vienen de la época en que se inició «lo doctrinal» (y en otras religiones pasarían cosas parecidas).
Desde el mundo espiritual se nos ha dicho a veces que hay muchas interpolaciones y añadidos en la Biblia, y en cualquier texto antiguo «religioso», por mucho que se sacralicen los textos.
Esto de sacralizar cosas sería, por cierto, altamente contradictorio, pues se está sacralizando algo que no es Dios, es decir, en algún grado se está priorizando algo que es artificio humano, ya que Dios no habla directamente con palabras. Continuar leyendo «Por qué Jesús no es Dios (un repaso muy básico)»