Deseo / Voluntad

En las enseñanzas de la verdad divina,
fue muy intuitivo, y útil
(aunque el tema de los conceptos mentales siempre es resbaladizo)
ver el concepto de voluntad como:
«condición actual de alma» * .

El deseo sería lo que de alguna manera «tira» de esa condición.

En torno al deseo…:

─ el deseo sería lo que deberíamos cultivar (su purificación),

─ tocaría darnos cuenta, sentir sinceramente, qué deseos tenemos (si ayudan o no a sanar esa condición de alma… a hacerla progresar),

─ tocaría darnos cuenta de cuán armónicos son los deseos con la verdad y el amor;

─ normalmente muchos deseos son impuros,

─ y por lo tanto, con esos deseos, tiramos ambiguamente del alma hacia «arriba»… hacia «abajo»… (en su condición en amor y verdad).

Estamos condicionados:

─ por las heridas del alma (con nuestro mucho o poco carácter para afrontar sinceramente el crecimiento y la sanación),

─ y por la influencia mala o buena (o así como «neutra», digamos), no solamente del entorno físico y sus habitantes y procesos,
─ sino también de los desencarnados ─una influencia que se daría continuamente─.

Los deseos en último término también serían parte del alma, del «ánimo»;
sin embargo,
serían aquello que dirige o impulsa, para un lado o para otro, digamos, esa condición actual del alma.

«Deseo» sería a veces casi sinónimo de «fe», según se mire
(en un sentido más amplio de «fe», no sólo en el relacionado con el anhelo dirigido hacia Dios ─que sería el uso más propio, digamos, quizá, de «fe»─).

La fe sería deseo efectivo, y de alguna manera basado en la verdad, digamos.

Un ejemplo de «fe corrupta» es la siguiente creencia falsa, y las emociones que la acompañen:

«Jesús es Dios».

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* Y somos el alma que aviva tanto nuestro cuerpo espíritu como el cuerpo físico;
en cuanto al cuerpo espíritu: creo que se confundiría todo un poco, al usar el tema de «el doble»;
al hablar de «el doble» supongo que pueden caber las influencias de otros desencarnados, que se hacen entonces indiscernibles.

Habría más gente desencarnada merodeando por la Tierra que encarnados,
y, por cierto, algunos de los que merodean están durmiendo en la otra punta del planeta, por ejemplo…
y otros simplemente son ya sólo desencarnados ─»muertos», pues nadie «muere»─

(y todos «semi – desencarnamos» por la noche, como tanta gente ya sabrá).