Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés
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Introducción
─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga
La lectura de este mensaje dura en el audio hasta el minuto 14.05, y luego hay comentarios. Esta vez, el mensaje tampoco tiene una relación directa con este tema 11, que agrupa mensajes muy variados.
Esta vez se trata de la verdad acerca de los supuestos ángeles caídos, demonios, etc. Y es que resulta que todo lo que hay en el mundo espiritual y sus diversas esferas serían personas que alguna vez han tenido una vida física (por corta que ésta sea, como en el caso de los abortos).
Y entonces, estas personas pueden estar en muchas condiciones de alma («esferas»), y, como almas, pueden tener una condición más o menos «brillante», es decir, pueden tener más o menos desarrollo en amor (también incluso a menudo nos podemos degradar aún más en nuestra condición álmica una vez que pasamos al mundo espiritual, tras dejar el cuerpo físico ─seguimos siendo libres en ese sentido─).
A continuación vamos a ver parte del apartado:
11) La expiación vicaria
Se trata del siguiente mensaje contenido en este apartado.
El tema principal en el apartado va a ser el de la expiación vicaria, ya que es una creencia o dogma muy dañino.
Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:
Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.
Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth entre otras personas.
El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):
a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.
d) ─ La verdadera misión de Jesús
I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.
─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria [estamos aquí: Vemos el siguiente mensaje en este apartado 11]
e) ─ Mensajes adicionales
Versión en español
11. La expiación vicaria (cont.)
No existen demonios ni Satanás considerados como personas reales ni ángeles caídos (Jesús) (3 enero 1916)
Estoy aquí, Jesús.
Estoy contigo esta noche para advertirte que no dejes que ninguna duda entre en tu mente ni en tu corazón sobre si realmente te escribimos, pues somos nosotros y nadie más los que efectivamente nos comunicamos contigo.
El libro que lees es una trampa y una mentira, pues no hay ángeles que se hayan convertido en demonios, como declara su autor. Nunca hubo ángeles que, por ambición o cualquier otra razón, se rebelaran contra el poder del gobierno de Dios y, por lo tanto, perdieran su condición de ángeles. Nunca hubo Lucifer, ni ángeles que fueran arrojados de las fortificaciones del cielo al infierno, y, tal como ya ha quedado por escrito y te dije anteriormente, no existen demonios ni Satanás en cuanto que personas reales o ángeles caídos.
Los únicos espíritus que hay en el mundo espiritual son aquellos que en un tiempo fueron mortales y vivieron vidas en la tierra, más o menos largas. Siempre que se menciona a los ángeles en la Biblia, o mejor dicho, en el Nuevo Testamento, en lugares que contienen mis dichos o los de los apóstoles ─y me refiero a los dichos que realmente se dijeron─ la palabra ‘ángel’ siempre se refiere al espíritu de algún mortal que había cruzado la línea entre la vida y la muerte, según se entiende comúnmente.
Deseo hablarte de esto en detalle muy pronto e instruirte sobre quiénes eran los ángeles de Dios que supuestamente existieron antes de la creación del hombre y del mundo; y quiénes eran los habitantes del cielo antes de que el Espíritu de Dios entrara en el hombre y lo convirtiera en un alma viviente, como dice la Biblia. Pero aún no es el momento oportuno para instruirte en estos asuntos, pues hay muchas verdades más importantes que enseñarte primero, verdades que son vitales para la salvación del hombre y la felicidad de quienes están en la tierra y en el mundo espiritual.
Pero sí debes creer en esto: ningún demonio te escribe jamás, ni se manifiesta de ninguna manera a, o a través de, ninguno de los numerosos médiums que se utilizan para mostrar la existencia de los espíritus de los hombres en el mundo espiritual ─sin importar si estos médiums son buenos o malvados─.
Hay espíritus de todo tipo ─al igual que hay mortales de todo tipo─, con todos los rasgos y características de los mortales, y algunos de ellos podrían llamarse con razón espíritus malignos o malvados, e incluso demonios. Pero no son nada más ni nada menos que espíritus como los que describo.
Sé que la mayoría de la humanidad cree que existen demonios y que son creaciones independientes de Dios, creados por Él para tentar e infligir todo tipo de problemas e infelicidad a los mortales. Y debido a la larga historia de estas creencias y al hecho de que muchas iglesias aún enseñan que tales demonios existen, y que constantemente intentan tentar y herir a la humanidad, es y será difícil convencer a la gente de que no existen, lo cual es la verdad.
Sé que la Biblia habla en muchos pasajes de cómo expulsé demonios de los hombres, y de hombres poseídos por demonios; y de los apóstoles expulsándolos, y también de su incapacidad para expulsar a algunos de ellos, pero te digo ahora que la Biblia está completamente equivocada en este aspecto, y que sus escritores y traductores nunca entendieron lo que significaba ─o se pretendía que significara─ la palabra demonio/diablo [devil], tal como se usa en estos diversos casos. Como te he dicho, nunca existieron diablo ni demonios en el sentido mencionado y enseñado por las iglesias, y, en consecuencia, nunca podrían haber poseído a los mortales ni ser expulsados de ellos. Es cierto que, por la acción de la ley de atracción y la susceptibilidad de los mortales a la influencia de los poderes de los espíritus, los mortales pueden llegar a verse obsesionados por espíritus malignos ─es decir, por los espíritus malignos de hombres que vivieron en la Tierra─, y que esta obsesión puede volverse tan completa y poderosa que el mortal vivo puede perder toda capacidad para resistir la influencia de los espíritus malignos, y así, verse obligado a hacer cosas que no desearía hacer, mostrando evidencias plenas de tener una mente distorsionada, y presentando las aparencias de una pérdida de la fuerza de voluntad, así como de la capacidad para ejercer los poderes ordinarios que le fueron otorgados por su creación natural. Y en aquellos casos referidos como de expulsión de demonios, dondequiera que ocurrieran ─y efectivamente ocurrieron en algunos de los casos mencionados─, los únicos demonios que existían eran los espíritus malignos que habían poseído a estos mortales.
Y esta obsesión prevalece hoy igual que lo hacía en aquel entonces, pues son las mismas leyes las que ahora rigen, y muchos hombres viven en una condición de maldad y mente perturbada por la obsesión de estos espíritus malignos; y si hoy hubiera hombres que tuvieran la misma condición de creencia y desarrollo de alma que la que mis discípulos tenían, entonces podrían expulsar a estos supuestos demonios ─tal como los discípulos los expulsaban en los días bíblicos─.
Pero los hombres no tienen esta fe, aunque muchos han sido bendecidos con la infusión del Espíritu Santo; pero no creen que la obra que realizaron los discípulos pueda ser realizada por ellos ahora; y, de hecho, la mayoría cree que intentar ejercer tales poderes sería contrario a la voluntad de Dios, y por lo tanto, nunca intentan realizar tal obra.
Pero cuando los hombres aprendan que en todas las épocas Dios es el mismo, que sus leyes operan de la misma manera, que la humanidad es la misma en cuanto a las posibilidades del alma se refiere, y que la fe que Dios hizo posible que el hombre alcance, puede ser poseída por él ahora tal como fue poseída por mis discípulos, entonces intentarán esta obra de beneficencia y tendrán éxito, y los enfermos serán sanados y los demonios expulsados, los ciegos verán y los sordos oirán, y los llamados milagros se realizarán como se hicieron en mis días en la tierra.
No existe ni ha existido nunca un milagro en el sentido de que un efecto se produzca por una causa que no sea el resultado del funcionamiento ordinario de las leyes de Dios, pues estas leyes, en su funcionamiento, nunca varían, y cuando la misma ley entra en vigor bajo las mismas condiciones de hechos, siempre se producirán los mismos resultados.
Así pues, que un mortal tenga en su alma la misma cantidad del Amor Divino de Dios ─al que los escritores bíblicos se referían o al que deberían haberse referido al hablar de ser dotado por el Espíritu Santo─, y que tenga la fe necesaria para que, al orar a Dios, le dé el poder de ejercer este Amor en grado suficiente para producir los resultados deseados, y luego, que intente ejercer el poder de expulsar demonios o sanar, etc., y verá que el éxito acompañará sus esfuerzos. Dios es el mismo en todo momento y bajo toda circunstancia, y solo los mortales varían en sus concepciones y condiciones.
Así que digo que no existen demonios en cuanto que criaturas independientes de Dios, como algo distinto respecto a los espíritus de aquellos hombres que una vez vivieron en la tierra ─y debes creer que no los hay─.
Te digo ahora que quienes enseñan tales falsas doctrinas tendrán que pagar las penalizaciones por sus enseñanzas falsas cuando lleguen al mundo espiritual y vean el resultado de estas enseñanzas falsas, y no se les concederá ningún alivio hasta que hayan pagado el último céntimo. Creer uno mismo en tales doctrinas conlleva unas consecuencias que ya son lo suficientemente malas a la hora de que cualquier espíritu las sufra, pero enseñar a otros estas creencias y convencerlos de su verdad, conlleva, para aquel maestro ─ya sea que realmente las crea o no─, unos sufrimientos y una duración de éstos, que los hombres desconocen.
No escribiré más esta noche, pero, para terminar, te diré que cuentas con mi amor y bendiciones, y que cumpliré mis promesas para que alcances tus expectativas y estés en condiciones de realizar la obra para la que has sido seleccionado.
Bueno, dejas que la duda entre en tu mente y, como consecuencia, tu alma no responde. Aunque, por extraño que parezca, el Amor Divino está ahí, pero cuando existe esta duda mental, hace como de barrera que impide que brille el Amor en el alma y que produzca la gran sensación de felicidad y alegría que de otro modo podrías experimentar. La condición mental del mortal tiene, sin duda, una gran influencia en la consciencia del hombre respecto a su posesión de este desarrollo álmico y del Amor Divino, y, en consecuencia, tendrá que existir esta lucha continua mientras dure la vida en la tierra ─esta lucha entre las condiciones mentales y la consciencia del alma─. Pero a medida que las creencias mentales se armonicen con la condición del alma, la lucha se debilitará y disminuirá, y es posible que las creencias mentales cesen por completo y queden total y absolutamente subordinadas, o mejor dicho, absorbidas en la consciencia del alma de estar poseída por este Amor Divino del Padre.
Así que, mi querido hermano, me despido.
Tu hermano y amigo,
Jesús
Versión en inglés
There Are No Devils and No Satan Considered as Real Persons and Fallen Angels (Jesus) (3 Jan 1916)
I AM HERE. Jesus.
I am with you to-night to warn you against letting any doubt enter your mind or heart, as to our actually writing to you, for we and none other are actually in communication with you.
The book that you read is a snare and a lie, for there are no angels who have become devils as the author of that book declares. Never were there any angels who through ambition or any other reason revolted against the power of government of God, and thereby lost their estate as angels. Never was there any Lucifer, and never were there any angels who were thrown from the battlements of heaven into hell, as it has been written and as I told you before, there are no devils and no Satan, considered as real persons and fallen angels.
The only spirits in the spirit world are those who at one time were mortals and who lived lives on earth, shorter or longer, and whenever angels are mentioned in the Bible, or rather in the New Testament in places which contain my sayings or those of the apostles, and I mean those sayings which were actually said, the word angel always refers to the spirit of some mortal who had passed the line between life and death as commonly understood.
I desire to tell you of these things at large very soon and to instruct you as to who were the angels of God that are supposed to have had an existence prior to the creation of man and of the world; and who the inhabitants of heaven were before the Spirit of God entered into man and caused him to become a living soul as the Bible says. But the time is not yet ripe for me to instruct you in these matters, because there are so many more important truths to be first taught you, truths which are vital to man’s salvation and happiness to those on earth and in the spirit world.
But this you must believe, that no devils ever write you or in any manner manifest to or through any of the numerous mediums who are used to show the existence of spirits of men in the spirit world, no matter whether these mediums be good or evil.
There are spirits of all kinds just as there are mortals of all kinds, having all the traits and characteristics of mortals, and some of these spirits may be justly called wicked or evil spirits, and even devils. But they are nothing more or less than spirits such as I describe.
l know that the belief of the majority of mankind is that there are such things as devils and that they are independent creations of God, made by Him to tempt and inflict all kind of trouble and unhappiness on mortals, and because of the great number of years that these beliefs have existed, and the fact that many of the churches still teach that such devils do exist, and are at all times trying to tempt and injure men, it is hard and will be difficult to induce men to believe that there are no such things as devils, which is the truth.
I know that the Bible in many places speaks of my casting devils out of men, and of men being possessed of devils, and of the apostles casting out devils, and of their not being able to cast out some of these devils, but I tell you now that the Bible is all wrong in this regard, and the writers and translators of the Bible never understood what the word devil, as used in these various instances, meant or was intended to mean. As I have told you, there was never any devil or devils in the sense mentioned and taught by the churches, and consequently, they never could have possessed mortals nor have been cast out of them. It is true, that by the workings of the law of attraction, and the susceptibility of mortals to the influence of spirit powers, mortals may become obsessed by the spirits of evil – that is evil spirits of men who once lived on earth – and this obsession may become so complete and powerful that the living mortal may lose all power to resist this influence of the evil spirits, and may be compelled to do things that the mortal will not desire to do, and to show all the evidence of a distorted mind, and present appearances of a lost will power, as well as of the ability to exercise the ordinary powers given him by his natural creation. And in these instances referred to of casting out devils, wherever they occurred, and they did occur in some of the instances mentioned, the only devils that existed were the evil spirits who had possessed these mortals.
And this obsession obtains to-day just as it did then, for the same laws are in operation now as were in existence then, and many a man is in a condition of evil life and disturbed mind from the obsession of these evil spirits; and if there were any men of today in that condition of soul development and belief that my disciples were in, they could cast out these so called devils just as the disciples cast them out in the Bible days.
But men have not this faith, though there are many who have been blessed with the inflowing of the Holy Spirit; but they have not the belief that such work as the disciples performed can be performed by them now, and, in fact, the most of them believe that it would be contrary to God’s will to attempt to exercise such powers, and hence, they never attempt to do such work.
But when men learn that in all ages God is the same, that His laws work the same way, that mankind is the same so far as the soul’s possibilities are concerned, and that the faith which God made possible for man to attain to, may be possessed by him now just as it was possessed by my disciples, then they will attempt this work of beneficence and will succeed, and the sick will be healed and the devils cast out, the blind made to see, and the deaf to hear, and the so-called miracles will be performed as they were in my days on earth.
There is not and never was such a thing as a miracle in the sense of having an effect produced by a cause which was not the result of the ordinary workings of God’s laws, for these laws in their workings never vary, and when the same law is called into operation upon the same condition of facts the same results will always be produced.
So, let a mortal have in his soul the same amount of God’s Divine Love which the Bible writers meant or should have meant, when they spoke of being endowed by the Holy Ghost, and let him have the necessary faith, that when he prays to God, he will give him the power to exercise this Love in a sufficient degree to produce the desired results, and then try to exercise the power of casting out devils or healing, etc., and he will find that success will attend his efforts. god is the same at all times and under all circumstances, and only mortals vary in their conceptions and conditions.
So I say, there are no devils as independent creatures of God, in contradistinction to the spirits of men who once lived on earth, and you must believe that there are not.
I tell you now, that the teachers of such false doctrines will have to pay the penalties for their false teachings when they come to the spirit world, and see the result of these false teachings, and no relief will be granted until they have paid the last farthing. To believe such doctrines entails results that are bad enough for any spirit to endure, but to teach others these beliefs and convince them of their truth, entails upon the teacher, whether he actually believes them or not, sufferings and duration of sufferings of which men have no conception.
I will not write more to-night, but will, in closing, say that you have my love and blessings, and my promises I will fulfill, so that you will realize your expectations and be in condition to perform the work that you have been selected to do.
Well, you let doubt come into your mind, and as a consequence, your soul does not respond, although, strange as it may seem, the Divine Love is there, but when this mental doubt exists, it is as if it were a covering which prevents the existence of the Love in the soul to shine forth and produce the great feeling of happiness and joy which otherwise you might experience. The mental condition of the mortal, undoubtedly has a great influence on the consciousness of the man as to his possession of this soul development and the Divine Love, and consequently, there will have to be this continuous fight as long as life lasts on earth, between the mental conditions and the soul’s consciousness. But as the mental beliefs are brought into harmony with the soul’s condition, more and more the fight will grow weaker and less frequent, and it is possible that they will cease altogether, and the mental beliefs become entirely and absolutely subordinated or rather absorbed in the soul’s consciousness of its being possessed of this Divine Love of the Father.
So my dear brother, I will say good-night.
Your brother and friend,
JESUS