Una nota general e informal sobre la segunda venida y este camino

[Mi «testamento» informal ( 🙂 acerca de algunas cosas básicas]

La propuesta es que Dios nos puede dar,
directamente,
sentimientos/certeza;

certeza sobre, por ejemplo,
si es o no es verdad,
este tema de la «segunda venida»
(pero tal como lo estamos viendo ─que sería simple, sencillo─;
y más sobre ello, abajo).

Y en general,

Dios da esas «certezas» sobre cualquier cosa,

O sea,

Dios puede dar y da sentimientos/certeza sobre las cosas.

A ver si lo puedo detectar cada vez mejor…
ya que con esto de Dios…
casi todos estamos parecido, en realidad;

«parecido», digo,
en cuanto a aceptar realmente su amor

(ese amor que no es el natural,
y que comprobé que no lo es).

Sólo sucede que estamos con el alma muy herida,
pese a que a veces creemos que no.

Pero, aun así,
Dios se comunica todo el rato mediante el ánimo/alma;

de ese «ánimo» ya vamos sabiendo que estaría siempre «antes» de las palabras,
por así decirlo;

ese ánimo/alma/corazón, estaría «antes»
de todo lo que hacemos con el «intelecto-material»

(antes de todo lo que hacemos que si para gobernar el cuerpo…, etc.).

O sea,
podríamos distinguir y emplear más y mejor
esa posibilidad:

la de recibir «verdad» así,
en plan sutilmente,
de parte de Dios,
y cada vez más claramente.

Y, por lo que se ve,
eso,
esa posibilidad,
formaría parte,
por lo que voy comprobando,
de «volver a ser como niños».

Es decir,
se trata de poder distinguir claramente entre:

– por un lado Dios y sus opiniones («emocionales») acerca de todas las cosas,

– por otro lado nuestra alma y sus cosas
(sus «memorias», que están a menudo profundamente metidas ahí, en el ánimo/alma…
o sea, emocionalmente muy metidas en el alma, digamos…
─como emociones bloqueadas, etc.─)

– y por otro lado guardianes, guías, o cualquiera sin cuerpo físico que ande por ahí;

y parece que muchos de nosotros tenemos cerca
a muchos «desencarnados»…:

pueden ser algunos antepasados que quizá están más o menos perdidos,

o que quizá tienen más o menos ansias por «ayudar»,

o que quizá están simplemente «por estar» (como tanto hacemos en la vida física)…

pero que no están ahí «a la manera de Dios»…

o quizá sean desencarnados en general… y que están medio agobiados…

o quizá están medio atrapados en nuestras «auras», por así decirlo…

o quizá no están tan agobiados, etc.

Por lo que se ve,
a veces los desencarnados llevan mucho tiempo con uno…, en la vida física;

y casi todos habremos sido (o somos todavía, en muchos casos)
algo «emocionalmente adictos» a la relación «energética» que hay ahí;

Yo ya sé que es verdad esto que vemos sobre esta simple «segunda venida» de este modo (hemos visto cosas en unplandivino.net);

es un modo que, si se piensa, es bastante lógico;

o sea, si fueras Jesús…
y si es posible hacer que pase lo que está sucediendo,
si es posible según las leyes de Dios
(las que atañen al alma, en sus posibilidades más «avanzadas», digamos, por ahora),

si es posible… decía,

te gustaría tú mismo poder mostrar, dar,
enseñanzas, de nuevo, en la Tierra,
en plan para rectificar plenamente,
para simplificar…
etc.

Y además, dar la oportunidad de que la gente
podamos acceder a eso, lo mejor posible;

y en buena lógica,
si fuéramos Jesús
(y por eso de la igualdad como almas),
nos gustaría hacer eso como una persona bien normalita;

o sea,
me refiero a lo de mostrar «con el ejemplo» la simplicidad del «camino»
que Dios inauguró, a través del alma de Jesús,
y en la relación de amor que Jesús aceptó y cultivó, con Dios…
para el planeta;

ese camino en realidad básicamente sería uno donde hay que involucrar a Dios,

con la posibilidad de recibir el amor de parte de Dios
(ese amor que no es el natural);

pero, para involucrar a Dios,
se necesita «despertar al pecado»;

el «pecado» no como algo «subjetivo», digamos, sino algo «técnico»;

es decir,
que «técnicamente» definido el pecado es aquello que degrada el alma;

así de simple;

y el alma sería la creación más grande de Dios

(cada uno somos una mitad de alma);

y son muchas las cosas que hacemos o dejamos de hacer,
y que degradan el «ánimo», el alma;

y las hacemos o dejamos de hacer así como «sin querer queriendo»;

por eso, y porque el alma es la creación más grande de Dios,
(no el cuerpo físico ni el cuerpo espiritual, ni el universo, etc.),

y porque además de ser la creación más grande,
el alma es, digamos, la creación «directa»* de Dios

Por eso,
las leyes naturales se ven así como «obligadas» a invitarnos a sentir y disolver
todo el error emocional que tenemos dentro,
para que la verdad pueda liberarnos realmente, emocionalmente

(ese error, almacenado, sigue causando que hagamos o dejemos de hacer cosas que nos degradan o degradan a otros… al entorno, etc.);

las leyes naturales se ven «obligadas» a ello, decíamos,
porque el alma no está destinada a contener ningún error emocional.

Ese error que son:

todos estos miedos que tenemos, y que están así como tapando penas/duelos por hacer…
o todas estas frustraciones y enfados varios en los que más o menos vivimos, más o menos disimuladamente…
y que a menudo tapan esos miedos que nada tienen que ver con el motivo de la frustración…
etc.

Este «despertar» sería el verdadero despertar, más bien,
porque todo lo que hacemos,
y que causa daño en el alma,
sería muy importante, ya que el alma es «lo causal», en el fondo.

En general tenemos el ánimo muy confuso, por los bloqueos, etc….
así que debido a eso atraemos cosas y desencarnados que nos muestren lo que provoca la confusión, etc.

(pero muchas veces no lo sabemos «interpretar» bien, pues no sabemos cómo es que en realidad todo sería «un regalo»).

feliz eternidad
________
* «directa», decíamos,
pues el alma es con lo que Dios puede relacionarse directamente, por lo que vamos viendo;

pues con ella no habría todo ese «azar», digamos…

es decir,
me refiero a todo ese «azar» involucrado en las aventuras del cuerpo físico y del cuerpo espiritual,
esas «aventuras» en cuanto a por ejemplo cómo somos físicamente,
pues lo somos debido al «antojo», a la contingencia de los encuentros…
por ejemplo los de unos padres que tuvieron sexo para dar inicio (a menudo «sin querer queriendo»)
a la vida de esos vehículos
(cuerpo físico y espiritual)
que el alma de la persona empleará para «darse cuenta de sí misma», etc.