Índice
─ Introducción y enlace al audio
─ Versión en español
─ Versión en inglés
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Introducción
─ Enlace al audio: en ivoox // enlace descarga
La lectura de estos mensajes dura en el audio hasta el minuto 15.29, y luego hay comentarios. Esta vez, los mensajes tampoco tienen una relación directa con este tema 11, que agrupa mensajes muy variados.
El tema es el «judío errante», que sorpresivamente aparece en esta revelación (Padgett no se lo esperaba ni de lejos; y resulta que ese tema no sería «una leyenda»).
Además de comentar primero los mensajes sobre el judío errante, al final aproveché el audio para hablar un poco de «qué habría pasado realmente» en el asesinato de Charlie Kirk. Hay cosas muy oscuras que están surgiendo sobre su esposa, aparentemente ciertas, etc. Ese comentario final es un poco al hilo de lo que vimos en un audio reciente, titulado «la escatología dirige la geopolítica«.
Esta vez, como vemos, se trata de tres mensajes muy breves, tratando el tema del «judío errante» (él mismo da un breve mensaje, dando pues la información de que la anécdota no fue una leyenda ─no en lo esencial─).
A continuación, pues, vamos a ver parte del apartado:
11) La expiación vicaria
Se trata de los tres siguientes mensajes contenidos en este apartado.
El tema principal en el apartado va a ser el de la expiación vicaria, ya que es una creencia o dogma muy dañino.
Para ver la lista con todos los enlaces a los textos y audios ver:
Forma parte de un libro que es el primer volumen de los mensajes recibidos a principios del siglo XX por James E. Padgett de parte de varios desencarnados, entre otros, Jesús de Nazaret.
Estos volúmenes fueron preparados o compartidos así por Divine Truth entre otras personas.
El primer volumen incluye los siguientes temas y apartados (los 11 temas numerados sirven para organizar temáticamente los mensajes):
a) ─ Retrato de James E. Padgett
b) ─ Mi testimonio (por Leslie R. Stone)
c) ─ Foto espiritual de Mary Kennedy con su alma gemela, el Dr. Stone.
d) ─ La verdadera misión de Jesús
I. Jesús y su relación con Dios.
II. Dios y el alma humana.
III. El problema del pecado.
IV. Redención del pecado.
─ 1. Los mensajes
─ 2. Ámbitos celestiales
La oración
─ 3. Inmortalidad
─ 4. ¿Quién y qué es Dios?
─ 5. Espíritu Santo
─ 6. Resurrección
─ 7. El alma
─ 8. Perdón
─ 9. Expiación
─ 10. Infierno
─ 11. Expiación vicaria [estamos aquí: Vemos los tres siguientes mensajes en este apartado 11]
e) ─ Mensajes adicionales
Versión en español
11. La expiación vicaria (cont.)
La experiencia del Judío Errante (sin nombre) (21 junio 1917)
Soy el hombre que le dijo a Jesús mientras cargaba su cruz rumbo al Calvario: «Muere» [pass on], y a quien él le dijo: «Quédate hasta que yo venga». Y durante años y años esperé, hasta que por fin vino a mí, no como el Jesús reencarnado, sino como mi hermano y amigo en posesión del Amor Divino, que recibí en mi alma después de largos años de espera y sufrimiento en la tierra. Sé que esto es considerado una leyenda por los mortales, pero para mí fue un hecho vital y doloroso. Yo fui verdaderamente el Judío Errante, y no encontraba descanso en ninguna parte, y ni siquiera la muerte venía a mí para liberarme de una vida que era una tortura y un motivo de recuerdo de mi inhumanidad hacia el verdadero Jesús.
Llevo muchos siglos en la vida espiritual y me encuentro en los Ámbitos Celestiales, pues el Amor Divino del Padre basta para redimir de sus condiciones de oscuridad y sufrimiento a los más viles mortales y a los perpetradores de los mayores pecados.
Cuando pronuncié mis viles palabras y crueles maldiciones, si hubiera sabido cuán amado hijo de Dios era el Maestro, jamás habría abierto la boca, salvo para bendecirlo y consolarlo mientras hacía el agotador camino hacia la cruz; pero no lo sabía, y creía servir a mi Dios al injuriarlo a él, quien, según yo creía, era un blasfemo y destructor de nuestra religión.
Pero pagué la penalización incluso estando en la tierra, y sufrí torturas que ningún hombre puede comprender, pues mientras seguía viviendo, y la muerte siempre huía de mí, comencé a comprender, y de hecho lo hice, que había cometido un pecado contra el elegido del Padre, y su sentencia, es decir, la de Jesús sobre mí, se convirtió en una realidad maravillosa y siempre presente.
Pero ahora sé que él me amó incluso a mí, y que mientras vagaba y sufría, él estuvo conmigo intentando ayudarme a abrir mi alma al Amor Divino, que fue mi único liberador de mi fatalidad [doom].
Sé que esto os puede parecer extraño e increíble, e imposible en el funcionamiento de la economía de Dios al tratar con sus criaturas, pero fue cierto, y lo sé. ¡Pero el Amor Maravilloso! ¡Oh, cómo podría jamás expresar mi gratitud al Padre y a Jesús! Mientras permanecía en mi estado de ignorancia y desánimo, ese mismo Jesús estuvo conmigo muchas veces en su amor, intentando ayudarme. Muchos espíritus me lo han dicho, y es verdad.
Escribo esto porque quiero que vosotros y todo el mundo sepa que este Amor espera a toda la humanidad, y que no hay pecador tan vil que este Amor no pueda convertirlo en el Ángel Divino de los Cielos Celestiales de Dios.
No escribiré más, sino solo para decirte que, cada vez que leas sobre mí, recuerdes que ya no soy el judío errante, sino un hijo redimido del pecado y el error, y muy amado por ese mismo Jesús a quien traté con tanta crueldad.
Con mi amor, os diré, buenas noches.
Firmaré como mejor se me conoce:
El judío errante
Confirmación de la experiencia que tuvo el «Judío errante» (San Juan, Apóstol de Jesús) (21 junio 1917)
Aquí estoy, Juan.
Bueno, el último mensaje te sorprendió, y no es extraño que lo hiciera, pues sé que para ti esta historia era una mera leyenda, como lo es para la mayoría de mortales que han reflexionado sobre el tema.
Y, de nuevo, el judío errante no estaba en tu mente, tal como efectivamente sé, pues estuve presente antes de que comenzaras a escribir y sé exactamente cuál era tu pensamiento y cuáles eran tus expectativas. Narro estos hechos para convenceros de que este mensaje no es el resultado de ninguna «mente subconsciente», de la que hablan los filósofos, sino que llegó únicamente porque el espíritu que lo escribió vino a ti, tomó control de tu cerebro y manos, y efectivamente escribió el mensaje.
Él es verdaderamente el hombre conocido como el Judío Errante, y la leyenda es cierta en cuanto a que trató al Maestro tal como dijo, y a la sentencia del Maestro de «quedarse hasta que viniera».
Naturalmente, surge la pregunta: ¿cómo pudo el Maestro imponer tal sentencia, o qué poder tenía para hacer algo tan contrario a todas las leyes ordinarias conocidas de Dios? Bueno, la pregunta es pertinente y apropiada, y merece una respuesta.
En el momento de su crucifixión, el Maestro estaba rodeado por una gran multitud de espíritus, quienes estaban investidos de los poderes más maravillosos del mundo espiritual, y que lo acompañaron en su fatigosa marcha hacia la cruz maldita, tratando todos de sostenerlo, escuchando sus palabras, y muchos de ellos conociendo sus pensamientos y el esfuerzo [travail] de su alma. Y cuando descansó del peso de llevar la cruz, ellos estaban con él y oyeron la orden inhumana del judío y la respuesta del Maestro, y entonces determinaron que la sentencia debía ser cumplida y no finalizar nunca hasta que el judío hubiera recorrido el agotador camino de sufrimiento que presenció a Jesús recorriendo, y hasta que buscara alivio en esa forma que el mismo Maestro vino a la tierra a dar a conocer a los mortales, y este judío estaba entre ellos.
Los espíritus acompañaban al judío, sosteniéndolo continuamente en su vida física para que ese amigo al que tanto anhelaba y por el que oraba ─y me refiero a la muerte─ no llegara hasta que el Gran Amor del Padre lo redimiera de las consecuencias de la sentencia. Y, por extraño que parezca, al mismo tiempo que estos espíritus ejercían sus poderes para prolongar la vida física del hombre, también intentaban influir en él para que abriera su alma a la afluencia del Amor; y entre quienes así obraron se encontraba el Maestro mismo.
Pero las antiguas creencias de este judío en las enseñanzas de las leyes de Moisés, en Abraham como su padre y gran medio de su salvación, y en ese gran poder que poseía ─la voluntad humana─ impidieron la apertura de su alma durante muchos años, y solo cuando estuvo convencido de que la sentencia del Maestro se estaba cumpliendo, comenzó a comprender que las enseñanzas de su iglesia y de su padre Abraham no eran suficientes para salvarlo del terrible destino que se le había impuesto. Y le asaltó la idea de que el hombre al que había maldecido podría ser el auténtico hijo de Dios, y que sus enseñanzas sobre que el único camino al Padre y la felicidad residían en este Amor podrían ser ciertas; pues mientras tanto, había vivido entre los cristianos y había aprendido cuáles eran las enseñanzas de este amor, que aguardaba a todos, y que podía ser alcanzado por todos mediante la oración y la sumisión de la voluntad humana.
Pues bien, sufrió y buscó por todos los medios obtener esta muerte, pero que siempre le evadía, hasta que finalmente su voluntad se quebró y la verdad le llegó, y con ella la oración, y entonces llegó la libertad; pues debo decirte que cuando el alma de un mortal ora con fervor y verdadero anhelo, todos los poderes de todos los espíritus en los Cielos espirituales o Celestiales no pueden impedir que ese Amor responda a las oraciones y libere al alma anhelante, haciéndola, hasta cierto punto, una con el Padre.
Las sentencias de los espíritus y los ángeles no pueden existir en contra de las exigencias de ese Amor. Y siendo esto así, los mortales pueden comprender fácilmente que todos los poderes de los infiernos y los malignos no pueden prevalecer contra ese Amor. Y así comprenderán además que las oraciones sinceras de un alma anhelante son más poderosas que todos los poderes de los ángeles, espíritus y demonios juntos, y brindarán la respuesta del Padre. Así podrán comprender cuán importante es una criatura tan insignificante como un simple mortal cuando con sinceridad y fervor acude al Padre en busca de Su Amor.
Bueno, cuando llegué esta noche, no tenía pensado escribir un mensaje como el que he escrito, pero al darme cuenta de que, al pensar en el mensaje del Judío Errante, podríais dudar sobre si las leyes de la naturaleza pueden ser abolidas siquiera sea por orden del Maestro, pensé que sería mejor escribiros tal como lo he hecho. De hecho, no se abolió ninguna ley de la naturaleza, sino que se ejercieron los poderes de los espíritus para preservar los órganos y funciones físicas de este judío, de modo que la vida persistiera y el principio vitalizador realizara su obra, preservándolo como mortal viviente.
No os sorprendáis de esto, pues debo deciros que antes de que estos mensajes se completen, se os revelarán muchas verdades que serán más asombrosas y contrarias a lo que los hombres llaman leyes de la naturaleza, que el caso del Judío Errante.
No escribiré más por ahora, y con mi amor para ti y tu amigo, diré buenas noches.
Vuestro hermano en Cristo,
Juan
Comentarios sobre el mensaje del Judío Errante (Helen – Sra. Padgett, espíritu celestial, esposa del Sr. Padgett) (21 junio 1917)
Estoy aquí, tu fiel y amorosa Helen.
Bueno, querido, has tenido un lío muy sorprendente esta noche y no me extraña que pienses que quizás ellos no sean precisamente quienes dicen ser, pero lo cierto es que quienes dicen escribir realmente lo hicieron.
El judío es un espíritu muy brillante de las Esferas Celestiales, pero muy humilde, y el efecto de su gran sufrimiento en la tierra se muestra claramente en su gran humildad. ¡Qué maravillosa es una experiencia así! Y cuando te contó sus largos y agotadores años en la tierra, parecía que por un momento estaba repasando la experiencia; pero, por supuesto, no era así, pues el amor que lo habitaba impidió que el dolor [grief] de aquellos años encontrara algo más que un alojamiento temporal en sus recuerdos. Pues bien, la verdad de lo que te escribió es creíble, no solo porque Juan lo corroboró, sino porque muchos otros espíritus que estuvieron presentes en ese momento afirman que es cierto.
Tu fiel y amorosa
Helen
Versión en inglés
Experience of the Wandering Jew (No Name Given) (21 Jun 1917)
l am the man who said to Jesus as he bore his cross to Calvary, «Pass on,» and to whom he said, «Tarry thou till I come;» and for years and years I waited, until at last he came to me, not as the reincarnated Jesus, but as my brother and friend in the possession of the Divine Love, which I received in my soul after the long years of waiting and suffering on earth. I know that this is considered a legend by mortals, but to me it was a vital and painful fact. I was truly the wandering Jew and found rest nowhere, and even death would not come to me to release me of a life that was a torture, and a cause of recollection of my inhumanity to the truly Jesus.
I have now been in spirit life for many centuries and am in the Celestial Heavens, for the Divine Love of the Father is sufficient to redeem the vilest of mortals and the perpetrators of the greatest sins from their conditions of darkness and sufferings.
If I had only known what a beloved son of God the Master was when I uttered my vile words and cruel curses, I would never have opened my mouth, except to bless him and comfort him as he walked his weary way to the cross; but, I did not know, and thought that I was serving my God, when I reviled him, who, as I thought, was a blasphemer and destroyer of our religion.
But, I paid the penalty even while on earth, and suffered the tortures that no man can understand, for as I continued to live, and death was always fleeing from me, I commenced to and did realize that I had committed a sin against the chosen of the Father, and his, I mean Jesus’ sentence upon me became a thing of wonderful and ever present reality.
But now, I know that he loved even me, and that while I was wandering and suffering he was with me trying to help me open up my soul to the Divine Love, which was my only liberator from my doom.
I know that this may seem strange and unbelievable to you, and not possible in the workings of God’s economy in dealing with His creatures, but it was true, and I know. But the Wonderful Love! Oh, how can I ever express my feelings of gratitude to the Father and to Jesus! While I remained in my ignorant and disheartened state, that very Jesus was with me many times in his love, trying to help me. Many spirits have told me this, and it is true.
I write this because I want you and the world to know that this Love is waiting for all mankind, and that there is no sinner so vile that it cannot turn him into the Divine Angel of God’s Celestial Heavens.
I will not write more now, except to say that whenever you read of me, remember that I am no longer the wandering Jew but a redeemed child from sin and error, and much beloved by that very Jesus whom I treated so cruelly.
With my love I will say, good-night.
I will sign myself as I am best known,
THE WANDERING JEW
Confirming the Experience That Came to the «Wandering Jew» (St. John – Apostle of Jesus) (21 Jun 1917)
I AM HERE. John.
Well, you were surprised at the last message and it is not to be wondered that you were, for I know that to you this story was a mere legend, as it is to most others of the mortal life, who have thought on the subject.
And again, the wandering Jew was not in your mind as I know, for I was present before you commenced to write and know just what the contents of your mind were, and what expectations you had. I recite these facts to impress you that this message is not the result of any subconscious mind that the philosophers speak of, but the message came solely because the spirit who wrote came to you and took control of your brain and hands and actually wrote the message.
He is truly the man known as the Wandering Jew, and the legend is true so far as his having treated the Master as he said and the Master’s sentence upon him to «tarry until he should come.»
Naturally the question arises, how could the Master have imposed such a sentence, or what power had the Master to do that which is so contrary to all the ordinary known laws of God? Well, the question is a pertinent and proper one and is entitled to an answer.
At the time of the Master’s crucifixion he was surrounded by a great host of spirits, in whom was vested the most wonderful powers of the spirit world, and they accompanied him in his weary march to the cursed cross, all trying to sustain him, and listening to his words, and many of them knowing his thoughts and the travail of his soul; and when he rested because of the burden of carrying the cross, they were with him and heard the inhuman command of the Jew and the Master’s reply, and then they determined that the sentence should be carried out and never end until the Jew had travelled the weary road of suffering that he saw Jesus was travelling, and until he should seek relief in that way that the very Master came to earth to make known to mortals, and this Jew was among them.
The spirits were with the Jew continually sustaining him in his physical life so that the friend that he hoped and prayed for – I mean death – should not come to him, until first should come the Great Love of the Father to redeem him from the results of the sentence. And strange as it may seem to you, at the very time that these spirits were exercising their powers to prolong the physical life of the man, they were also trying to influence him so that he would open up his soul to the inflowing of the Love; and among those who thus worked was the Master himself.
But the old beliefs of this Jew in the teachings of the laws of Moses, and in Abraham as his father and the great medium of his salvation, and that great power which he possessed – the human will – prevented the opening up of his soul for many long years, and not until he was convinced that the sentence of the Master was being carried out, did he commence to realize that the teachings of his church and father Abraham were not sufficient for his salvation from the awful doom pronounced upon him; and there came to him the thought that the man whom he had cursed might be the truly son of God, and that his teachings of the only way to the Father and happiness was through this Love; for in the meantime he had lived among the Christians and had learned what the teachings of this love were, and that it was waiting for all, and could be obtained by all through prayer and the submission of the human will.
Well, he suffered and sought in every way to obtain this death, but it always evaded him, until at last his will broke and the truth came to him and with it prayer, and then came freedom; for I must tell you that when the soul of a mortal prays in earnestness and with true longings, all the powers of all the spirits in the spiritual or Celestial Heavens cannot prevent that Love from responding to the prayers, and from making the longing soul free and at one, to a degree, with the Father.
The sentences of spirits and angels cannot exist contrary to that Love’s demands. And this being so, mortals can readily understand that all the powers of the hells and the evil ones cannot prevail against that Love. And thus further will you understand that the true prayers of a longing soul are more powerful and will bring the response from the Father, than all the powers of angels, and spirits and devils combined. Thus you may comprehend what an important creature is one poor mite of a mortal when in truth and earnestness he comes to the Father, seeking His Love.
Well, when I came to-night, I had no thought of writing such a message as I have written, but as I realized that you may in thinking about the message of the Wandering Jew, and doubt that the laws of nature may be set aside even at the command of the Master, I thought it best to write you as I have. No laws of nature were, in fact, set aside, but the powers of the spirits were exercised upon preserving the physical organs and functions of this Jew, so that life would remain, and the vitalizing principle perform its work in preserving the Jew as a living mortal.
Do not wonder at this, for I must tell you that before these messages shall be completed you will be told of many truths that will be more astonishing and contrary to what men call the laws of nature, than is the case of the Wandering Jew.
I will not write more now, and with my love to you and your friend, I will say good-night.
Your brother in Christ,
JOHN.
Comments on the Message of the Wandering Jew (Helen – Mrs. Padgett, Celestial Spirit, Wife of Mr. Padgett.) (21 Jun 1917)
I AM HERE. Your own true and loving Helen.
Well, dear, you have had some very surprising messy to-night and I don’t wonder that you think they may not be just from whom they represent themselves to be, but the fact is that the persons professing to write actually did so.
The Jew is a very bright spirit of the Celestial Spheres, but one who is very humble, and the effect of his great suffering an earth is plainly shown in his great humility. What a wonderful thing such an experience is! And when he told you of his long weary years on earth, he seemed for the moment, to be going over the experience again; but of course, he was not, for the love that is in him prevented the grief of those years from finding more than a temporary lodgment in his recollections. Well the truth of what he wrote you can be believed in, not only because John corroborated him, but because many other spirits who were present at the time, say that it is true.
Your own true and loving
HELEN.