Lucas (1917): sobre las creencias y la verdad

En este mensaje de Lucas (ver abajo los enlaces al audio y el texto), del 4 de enero de 1917, Lucas habla a través de Padgett sobre las creencias y la verdad.

Enlaces audio: en ivoox / descarga

Primero hago algunos comentarios para proponer temas relacionados, ya que vivimos una época tan «mentirosa» en tantos niveles 🙂 .

Luego, a partir del minuto 11:04, lo leo y paro bastante para comentar y remarcar algunas cosas, o simplemente para detenernos en algo.

4, enero, 1917

Lucas: El Apóstol de Jesús declara que ningún hombre puede alcanzar la condición de hombre perfecto a menos que sus creencias mentales estén en consonancia con la Verdad.

Estoy aquí, Lucas.

Esta noche escribiré unas líneas sobre un tema que deseo dar a conocer a ti y a otros, pues sé que será de interés para todos los que lo lean.

El tema es la verdad de la afirmación de que ningún hombre puede alcanzar la condición de perfección a menos que sus creencias mentales estén en consonancia con la verdad.

Esta perfección, como comprenderás, es la perfección que el hombre poseía antes de su caída, es decir, la perfección de su creación.

Muchos han afirmado que las creencias de un hombre no cuentan mucho para determinar su condición de alma y mente, y que sólo sus actos y hechos, y las cualidades de su corazón, determinan esa condición; pero esta afirmación declaro que es falsa, a menos que estos actos y hechos y las cualidades del corazón sean el resultado de que las creencias estén en consonancia con la verdad.

La creencia es el resorte principal de los actos del hombre y el resultado de sus pensamientos; y los pensamientos son cosas que causan las realidades de la consciencia del hombre, y «según piensa en su corazón así es él». «Piensa en su corazón» significa o abarca la idea de que los pensamientos de su mente, que es la única parte del hombre que tiene los poderes o facultades para pensar, son sugeridos por, o fluyen de, los deseos y apetitos de la parte emocional del hombre.

Ningún pensamiento se origina por sí mismo, aunque pueda parecer una creación espontánea, sino que es el resultado de alguna percepción espiritual o física, es decir, de la percepción de las dualidades espirituales o de los órganos sensuales de la constitución física del hombre.

Y la creencia es el resultado del pensamiento, y es esa agencia que causa los actos o la falta de actos del hombre, y por lo tanto, la única guía o camino que se le muestra al hombre en el progreso del desarrollo de su alma en su amor natural (o de la mente hasta el estado de perfección del que hablo).

Ahora bien, la creencia no crea la verdad ni la cambia, pues es absoluta e inmutable; y la verdad no crea la creencia a menos que esa verdad sea comprendida [comprehended] por los pensamientos de los que emana la creencia. Por lo tanto, es evidente que, a menos que la creencia, si es errónea, cambie, de manera que se ponga de acuerdo con la verdad, el hombre, el poseedor de la creencia, nunca puede llegar a un estado de perfección, que sólo puede existir cuando un hombre está en una condición completa de armonía con la verdad.

Siendo la creencia el efecto de las operaciones de la mente, a menos que estas operaciones estén en armonía con la verdad, la creencia no puede causar el desarrollo del hombre que está poseído y controlado por esa creencia, hacia el hombre perfecto, porque toda causa tiene un efecto, y ese efecto debe ser, necesariamente, sólo el resultado natural e inevitable de esa causa.

De la falsedad es imposible que emane la verdad, y de lo imperfecto nunca puede construirse lo perfecto; y así es imposible desarrollar un amor y una mente perfectos a partir de una creencia imperfecta. La ley que declara el efecto de sus operaciones para traer este resultado es invariable, y sólo mediante la observación de sus requisitos puede lo imperfecto convertirse alguna vez en perfecto.

Por lo tanto, afirmo que ningún hombre puede llegar a ser el hombre perfecto a menos que sus creencias estén en armonía con la verdad. De hecho, independientemente de la razón, establecida por mi conocimiento resultante de la observación y la experiencia, tanto en el mundo espiritual como en el mortal, declaro que lo mismo es una verdad.

Entonces, qué importante es para el hombre buscar y obtener aquellas creencias que están en armonía con la verdad para llegar a ser como él era originalmente, el hombre perfecto. Esta creencia verdadera puede ser encontrada y adquirida incluso por el mortal, y ningún hombre será excusado de la penalización de la gran ley de compensación por su argumento de que no consideraba muy importante cuáles fueran sus creencias mientras trató de hacer lo correcto en el mundo hacia sus semejantes. Pero aquí, verás que, además de que esta gran ley no acepta excusas, está el hecho de que los actos y las obras del hombre proceden de sus creencias, siempre que éstas sean lo suficientemente fuertes como para controlarlo; y cuando las creencias no están formadas, y el hombre actúa por la emoción o el impulso o el deseo solamente, sin la coacción de ninguna creencia, el resultado sobre su progreso hacia el hombre perfecto es sustancialmente el mismo, porque esta ley, para escapar a la pena por su violación, exige que las creencias, formadas o no, o los actos y hechos que resultan de la emoción o del impulso, que son realmente creencias sin forma definida, estén en armonía con la verdad.

El infiel que dice que no cree, el agnóstico que dice que no sabe, el ortodoxo que cree, pero cuya creencia es errónea, y el librepensador que cree sólo lo que la razón le enseña, como él proclama, si tales creencias no están de acuerdo con la verdad, todos caen bajo la misma pena, es decir, la imposibilidad de llegar a ser el hombre perfecto mientras existan tales creencias erróneas o falta de creencias verdaderas.

Por eso digo que la creencia es algo vital en el progreso de un hombre hacia la perfección, y los hombres deberían dejar de declarar y de descansar en la seguridad de tal declaración de que no marca ninguna diferencia lo que un hombre cree, si hace lo que considere como correcto y justo.

Yo, que lo sé, os digo que los planos terrestres del mundo de los espíritus están atestados de espíritus de hombres que están en las tinieblas y estancados en su progreso hacia el hombre perfecto únicamente por las causas que he escrito más arriba, y algunos hombres han estado en esa condición durante muchos y largos años, y no encontrarán el progreso sino cuando tales creencias erróneas les abandonen y las creencias acordes con la verdad ocupen el lugar de las primeras.

Pero para el hombre y los espíritus existe este consuelo: que en algún momento – cuánto tiempo en el futuro yo o ningún otro espíritu sabemos – estas creencias erróneas serán todas erradicadas y el hombre volverá a su perfección original. Pero la espera puede ser larga y angustiosa, y agotadora para muchos.

He escrito lo suficiente, y para terminar diré a todos los hombres: sabed y comprended que la creencia de un hombre es un elemento vital y determinante en su progreso hacia el hombre perfecto.

Me complace escribirte esta noche, y pronto volveré a hacerlo. Mantén tu fe y valor y harás realidad las promesas.

Buenas noches y que Dios te bendiga.

Tu hermano en Cristo,
Lucas

Mensaje original:
https://divinetruth.com/sites/main/en/pje/PJE19170104A.htm