La puerta del Cielo | Capítulo 14: Unas palabras de precaución y esperanza

Índice
─ Introducción
─ Notas al capítulo
─ Versión en español

─ Versión en inglés

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Introducción

Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/

Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en esa página).

Para los audios:
En esa misma página estarán enlazados y ordenados los audios. Y, como en otros audios, hice un comentario al final de este, tras la lectura del texto. En el comentario vemos algunas ideas importantes y a veces aclaramos algunas cosas.

Reuniré todos los textos de este tercer libro de la trilogía de R. J. Lees (La vida elísea) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepl, google, wordreference…) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.

Notas al capítulo

─ Ver el audio correspondiente.
─ En este capítulo, Aphraar nos invita a una introspección sobre nuestra condición de alma y los espíritus que atraemos en nuestros anhelos, etc.

Versión en español
Capítulo catorce
Unas palabras de precaución y esperanza

Habiendo resumido ─mucho más brevemente de lo que hubiera deseado o de lo que exige la importancia del tema─ la nueva interpretación del cielo y la tierra que me presentó Omra, no soy tan irrazonable como para pedir que la aceptes de inmediato como cierta, en base a mi propia declaración no confirmada [unsupported]. Ninguna persona, ya sea que esté en el cuerpo físico o no lo esté, tiene derecho a exigir tal cosa, y lejos de mí está levantar siquiera la sospecha de tal proceder. Simplemente registro lo que me ha sido revelado, dado a conocer y plenamente aprobado por mí. Gracias a la luz que me ha proporcionado, he podido resolver muchos problemas, descifrar misterios hasta entonces inescrutables, comprobar el valor de muchas autoridades apremiantes, liberarme del peso de pesadas supersticiones y adquirir una idea y una concepción de Dios más nobles y coherentes. En los días de mi encarnación, yo reclamé el derecho a ejercer mi libre albedrío; podía usarlo o abusar de él, según lo descuidara o determinara, siempre sujeto a la justa penalización en que incurriera por mi acción. Tú tienes derecho a la misma libertad que yo reclamé, y yo sería el último en restringirla. En última instancia, ‘Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad‘ [ref.]. La pregunta que todo hombre debe considerar es: ¿Cuáles son los mejores medios para alcanzar la meta en el menor tiempo y en las condiciones más favorables? Hay muy poca, si es que hay alguna, disputa en cuanto a la calificación esencial para el éxito; toda la dificultad surge cuando llegamos a interpretar las reglas por las cuales se debe asegurar la calificación. El Libro Guía (escrituras) que tenemos a nuestra disposición para ayuda y dirección nos dice que estas reglas están expuestas de manera tan clara y sencilla en él que ‘el hombre caminante, aunque sea un necio, no errará en él‘ [ref.]. ¿Me preguntarías dónde se exponen estas reglas? El gran Pastor, quien se declaró el Camino, las condensó en una frase simple e inequívoca: ‘Así pues, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas‘ (Mateo 7:12). Una vida así vivida está ungida por el Espíritu Santo ─la vida de Cristo─ y no puede acercarse a la muerte. Pero para que sea así, debe vivirse con constancia, no simplemente aceptarse como una forma de creencia. El hábito de vida produce carácter cuando se despoja del manto de la carne; el carácter se manifiesta como una vestidura para el alma en gradaciones de color que van del blanco al carmesí más profundo, y cada matiz de color debe ocupar su lugar legítimo. ‘El orden es la primera ley del cielo’ [ref. [2]]. No se pueden encontrar trapos ensuciados por falta de rectitud entre la multitud vestida de blanco ante el trono. Continuar leyendo «La puerta del Cielo | Capítulo 14: Unas palabras de precaución y esperanza»

La puerta del Cielo | Capítulo 12: ¿Responde Dios a la oración?

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─ Notas al capítulo
─ Versión en español

─ Versión en inglés

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Introducción

Este texto es introducido en esta página (y es enlazado en ella):
Página-guía B.9:
unplandivino.net/transicion/

Está en el apartado de esa página dedicado a Robert J. Lees (buscar «Robert» en esa página).

Para los audios:
En esa misma página estarán enlazados y ordenados los audios. Y, como en otros audios, hice un comentario al final de este, tras la lectura del texto. En el comentario vemos algunas ideas importantes y a veces aclaramos algunas cosas.

Reuniré todos los textos de este tercer libro de la trilogía de R. J. Lees (La vida elísea) cuando vaya terminando de hacer esta «primera» versión de la traducción (que hago con ayuda de deepl, google, wordreference…) ─»primera» versión en el sentido de «para mi web»─.

Notas al capítulo

─ Ver el audio correspondiente.
─ En este capítulo, aparte de hablar del tema de la oración, Aphraar nos sigue compartiendo su experiencia de interiorización del «segundo nacimiento».

Versión en español
Capítulo doce
¿Responde Dios a la oración?

Nos acercábamos al final del Patio. Ni Omra ni yo habíamos hablado desde que nos separamos de nuestros amigos. ¿Cómo íbamos a hablar? Todo el lugar parecía envuelto en el abrazo de un «¡silencio!», bajo el cual parecía un sacrilegio intentar hablar, incluso en el cumplimiento de un deber. Miré a mi compañero bajo el impulso creciente de un miedo sobrecogedor, pero él sólo levantó la mano con un gesto de silencio, mientras reducía su paso deliberado a una mera sospecha de movimiento. Entonces un soplo de perfume a coral  estremeció la quietud [«coral perfume»: como queriendo decir, parece, que la música lejana venía con sensaciones también de perfume], como el eco de una melodía tan lejana que vibraba en las profundidades de la cognición con el dulce arrebato de un sueño de hadas. Bajo la influencia de su fuerza hipnótica permanecimos de pie, escuchando el crescendo apenas perceptible que se elevaba con el movimiento perfecto de un amanecer sin nubes, hasta que los elementos vocales e instrumentales pudieron distinguirse a medida que se acercaba una procesión aún invisible, y las palabras del gran himno rodaban en volúmenes a través del Patio con la proclamación de que ‘El camino del justo es como una luz resplandeciente, que brilla más y más hasta el día perfecto‘ [ref.]. Continuar leyendo «La puerta del Cielo | Capítulo 12: ¿Responde Dios a la oración?»